LA CUARTILLA – NIÑAS EN VIL

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LA CUARTILLA
NIÑAS EN VIL

Gildardo Izaguirre

Una nota desperdigada en páginas interiores de la prensa da cuenta de una práctica ancestral en las comunidades indígenas de la montaña de Guerrero: concebir a las niñas como objeto comerciable factibles para la venta, trueque o renta.

Los fines de esta operación mercantil son: el matrimonio forzado y la servidumbre semiesclavizada. El interesado negocia la compra o el trueque con el padre y cerrado el trato, la niña pasa a ser propiedad de su nueva familia.

Cuando es matrimonio forzado y el marido tiene que migrar en busca de trabajo, la chamaca vendida queda expuesta a ser abusada sexualmente por el suegro.

Hace algunos años cuando recorría el Río Acaponeta, por la zona de la sierrita de Huajicori, en lo que mercaba unas provisiones, el tendero que recién atendía a un señor indígena ( no supe si Tepehuano o Cora) me informa: “anda alistando el casamiento de la hija; él lleva mano”.

Entendí que el padre indígena ejerce el derecho de pernada sobre la hija casadera; intrigado, revisé documentos antropológicos sobre los usos y costumbres de Coras y Tepehuanos y en ningún lado se registra el dicho del tendero, que además de ser una práctica aberrante, conllevaría riesgos graves en la herencia biológica al juntarse genes recesivos que se expresarían en malformaciones y enfermedades congénitas y tampoco de esto último hay evidencias.

Lo que sí está documentado es el comercio de las niñas en los pueblos originarios de la montaña guerrerense, ante lo cual ya interviene el Senado de la República, el Gobierno y la Fiscalía General del Estado, así como El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.

Recién se conoció el caso de una niña de 15 años de la etnia Na Savi que logró huir para evitar el matrimonio forzado y se refugió en el pueblo Joya Real, Municipio de Cochoapa.

Lo anterior fue una verdadera tragedia para la niña: su acto significó una Suprema deshonra para el padre que ya había cerrado el trato comercial y además, fue demandada y confinada en la cárcel para que pague el importe de la compra.

Los abogados del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan se movilizaron, lograron su liberación y la protección del DIF municipal.

En México hay 620 municipios indígenas, de esos 420 se rigen por sus usos y costumbres; es evidente que se deben respetar sus territorios, con todos los recursos naturales que contiene, ya sean minerales, bosques, selvas y aguas; así como también su lengua madre, creencia y tradiciones culturales; pero cuando se cometen acciones que degradan la condición humana, que violentan el derecho humano, como en este caso la venta de niñas que les niega su derecho a una vida libre de todo tipo de violencia, es necesario intervenir.
El asunto es complicado, se debe evitar la imposición y el autoritarismo; actuar en coordinación con las autoridades tradicionales para erradicar esas prácticas denigrantes y claro, acompañarlo con proyectos productivos comunitarios para el aprovechamiento de los recursos forestales, mineros, agropecuarios, etc.

Las niñas,del color que sean, negras, amarillas, blancas, morenas o prietas; todas las niñas del mundo, son la niña del ojo de la humanidad. Hay que protegerlas.

(Nota Rumorosa: circula el rumor, y ojalá sea eso nomás, de cambios en el gabinete estatal, sale la Secretaria de Turismo y entra un personaje de cola priísta muy larga, fue diputado, presidente municipal y está muy ligado a los intereses de famosos hoteleros. En verdad esperamos, de todo corazón, que nada más sea un rumor sin pizca de verdad).