DOMINGRILLA POR FRANCISCO CHIQUETE

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El abordaje a Morena, sin decoro
Desatinos de la guerra Estado-UAS
Necios hasta con la vacunación

La incorporación de personajes sinaloenses a la causa de Claudia Sheimbaum mostró capacidad de cooptación, de acercamiento político y de diálogo, pero también ilustró a la sociedad acerca de la falta de decoro.


Hay casos que ya estaban cantados y que son muy explicables, como el de Jesús Valdez, quien fue pisoteado por la dirigencia nacional priísta, que no sólo no le respetó su mayor presencia como aspirante a la gubernatura, sino que además lo relegó en las listas plurinominales, beneficiando a los más cercanos a Alito Moreno.

La familia Telerín, llamada así porque la señora siempre consigue posiciones políticas relevantes, gobierne quien gobierne, y luego negocia para incorporar al esposo y al resto del clan. Ahí estuvieron todos, después de haber repetido con Morena la hazaña que antes habían conseguido con el PRI y la mescolanza malovista.

¿Decoro? Martín Heredia fue presidente municipal de su natal Cosalá bajo los colores del PRI, y como no le dieron otra candidatura, se fue al PRD, sólo para rajarse y regresar cuando Francisco Labastida le habló al oído. Después se fue al PAN, donde perdió una elección por la paliza más espantosa de los últimos tiempos, pero llegó a la Cámara por un tecnicismo. Fue candidato azul a gobernador y llevó al partido al sótano. Sólo le ganó a Jesús Estrada Ferreiro y como si el ofendido hubiera sido él, dejó todo y se fue a Movimiento Ciudadano. Ayer apareció entre los firmantes con Morena, junto con la diputada naranja Celia Jáuregui, quien pasó de apadrinada de Heredia, a madrina de su reubicación partidista. Nomás le falta el PAS, con el que ya coqueteó.

A diferencia de Heredia, Fernando Pucheta llega con una expectativa de votos muy alta, y una marca que justifican el interés de Morena por incorporarlo. Nada le garantiza que vaya a obtener la candidatura, excepto la posibilidad de que en efecto, esta se defina por encuesta. Y luego, llegado el caso, mantener los apoyos de quienes veían en él una alternativa frente al desmadre que dejó Morena en manos del Químico.

Entre los demás hay dos grupos preponderantes: los que son apadrinados por fuerzas “paranormales”, y los que son apadrinados por fuerzas políticas que han variado sus preferencias conforme cambian los tiempos, aunque por razones naturales, los del grupo Vizcarra quedaron fuera del poder en tiempos de Malova y ayer se fueron en masa.

Dos casos son muy destacados y contrastantes: el del doctor Arturo Santamaría, quien pasó un tiempo si no en la disidencia, sí ajeno a las acciones del morenismo. Era una actitud de congruencia, protestando por la sociedad electoral que ese partido sostuvo con el PAS de Héctor Melesio Cuén Ojeda. Hoy que cambiaron las cosas, retoma su camino cercano a la izquierda (la izquierda oficial) del país, reencontrándose con muchos de sus compañeros de vida política de la juventud.

El otro es el destacado escritor Elmer Mendoza. El autor de Un asesino solitario ha sido desde su juventud universitaria si no un elemento orgánico de los partidos de la izquierda, sí un compañero muy cercano. No tenía militancia partidista, de modo que su acercamiento a Claudia Sheimbaum no traiciona a nadie. Sin embargo su condición de presidente del Colegio de Sinaloa hace pensar en que le está poniendo una etiqueta a la intelligentsia sinaloense. En lo personal tiene todo el derecho.

Y los tres cochinitos: ¿qué le llevan los diputados locales que fueron del PRI a Morena? Ni Ricardo Madrid, ni Cinthia Valenzuela ni Concepción Zazueta llevan en sus alforjas votos, proyección social, simpatías desbordadas que los hagan valiosos. Sólo tienen sus votos en el Congreso, pero aún eso ya se lo habían entregado al régimen de Rocha, y como sus excompañeros de bancada también dieron el paso de la muerte, junto con el expanista Adolfo Beltrán, no son relevantes. Aún sin ellos, la mayoría calificada está garantizada, por muy enojados que estén los pasistas.
Nunca como ahora tuvo validez la expresión “ir a hacer bola”.

MALAGRADECIDOS
Dice la joven Paola Gárate, dirigente “formal” del PRI en Sinaloa (con la sombra de Álvaro Ruelas por encima del hombro) que quienes se fueron son unos malagradecidos. ¿Piensa de veras que tenían que quedarse a ver otra vez cómo se reparten los cascajos partidistas Alito y sus amigos, entre los que por cierto están los malovistas?

Su preocupación tendría que ser la estrategia si no para recuperar espacios entre la comunidad, sí para explicarle al Frente Amplio Opositor qué están ofreciendo con miras a la elección del 2024. Porque en estos momentos no tienen ni para llenar un bocho.

¿QUÉ QUEDA PARA
HACER CAMPAÑA?
La apuesta del Frente Opositor tiene que ser más que a la militancia o simpatizantes de los partidos, a la sociedad civil. Lo que ocurrió en Sinaloa con los vestigios del PRIAN, se está aplicando en cada estado donde gobierna Morena, como estrategia para reponerse del desgaste de ser gobierno.


Pese a todo, queda una franja muy importante de ciudadanos inconformes que pueden hacer roncha y que se potenciarían con una líder como Xóchitl Gálvez. Eso lo sabe el presidente y lo sabe la propia Claudia Sheimbaum, y por eso aguantan torzones como los de ayer, cuando las bases de Morena rechazaron la incorporación masiva de personalidades ajenas con silbatinas y consignas de rechazo coreadas a todo pulmón delante de la cuasicandidata.

Si están superando la operación cicatriz del proceso interno nacional, estos escarceos locales pueden ser fatales incluso en municipios y distritos que parecen ganados de calle. Veamos qué tan fuerte es la convicción opositora de ir por el voto de la sociedad, más allá de la comodidad del clientelismo tradicional.

¿QUIÉN GANA EN LA
GUERRA DE FAKE NEWS?
La batalla campal entre el gobierno del estado y la camarilla que gobierna a la Universidad Autónoma de Sinaloa ha pasado de los tribunales a la coscorroniza mutua, con escalas muy frecuentes en las noticias falsas que inundan las redes.


Después del sofocón de la clausura de dos restaurantes de la familia Cuén, que le generó grandes antipatías al gobierno (aún entre detractores de Héctor Melesio), corrió el rumor de que estaba lista la clausura de los laboratorios clínicos de la misma marca. Sólo Randy Ross podría confirmar si efectivamente tenían eso en mente o incluso si ya estaba listo, como se afirmó, pero aunque el ex director de la Coepris fue corrido, no creemos que tenga ganas de meterse en líos preciando semejante cosa.

El caso es que la supuesta noticia cayó como balde de agua helada en el tercer piso y como maná en el grupo cuenista, que le dio vuelo a sabiendas de que ese error sería políticamente mortal para el gobierno del estado.

El pleito ha ido escalando hasta convertirse efectivamente en una visible persecución política con toda la fuerza del estado, frente a una vigorosa campaña de trascendidos inconfirmables de Cuén y os suyos, que también engordan el caldo del enfrentamiento.

Es obvio que las cosas van a terminar con la salida o el debilitamiento del grupo cuentista. Su preeminencia por dieciocho años ha sido excesiva para la vida de la institución universitaria, pero los costos que está afrontando el gobierno de Rubén Rocha Moya van más allá de lo calculado.

Y si a eso le sumamos los atorones jurídicos que le han dado al propio gobierno los dos alcaldes defenestrados, veremos que las cosas definitivamente no van tan bien como debieran.

Lo de Jesús Estrada Ferreiro sigue en vilo. La moneda igual puede caer para un lado que para el otro, y nada sería más doloroso que verlo reinstalado en la alcaldía, aunque sea mientras se ejecuta el Plan B, que consiste en mandarlo de nuevo a la calle por medio de una medida cautelar del juez encargado.

Para acabarla de amolar, el Químico Benítez increíblemente consiguió una suspensión definitiva al caso que más importa: el de las lámparas compradas a precio de oro y sin licitación. No significa que ya haya ganado el proceso judicial, sino que la justicia federal encontró elementos para estudiar a fondo el caso y determinar cuál debe ser el curso del procedimiento.

Aunque ambos casos se ganen, por lo pronto se está exhibiendo al equipo jurídico del gobierno, que no ha sido capaz de llevar las causas sin sofocos, pese a contar con todos los elementos necesarios y con todos los instrumentos requeridos. Quizás sea eso lo que les infla y provoca descuidos. El secretario general de gobierno tendría que dar las explicaciones.

¿POR QUÉ INSISTEN?
El gobierno mexicano insiste en que el mes próximo inicia la campaña de vacunación contra el COVID, y en que va a aplicar sus existencias de la cubana Abdalá y la rusa Sputnik. Incluso, como sus reservas son insuficientes, todavía va a comprar varios millones de dosis de Sputnik.
Los enemigos políticos han sostenido que ninguna de esas vacunas tiene autorización de las autoridades sanitarias internacionales, pero ese no es el problema.

La bronca es que se trata de vacunas viejas que no están actualizadas y por ello no protegen de las nuevas variantes del virus Y si esto es así ¿para qué desperdiciar dinero, tiempo y expectativas de los mexicanos? ¿Por qué aumentar el riesgo de nuevos contagios mortales? Es que aún cuando los casos actuales son más benignos, no dejen de generar riesgos de muerte. Ha habido fallecimientos recientes a causa del Covid.

Es entendible la decisión que tomó el presidente López Obrador cuando el mundo empezó a disponer de las vacunas. Si los particulares hubiesen podido ir a comprarlas, las habrían destinado sólo a quienes las podían pagar. En cambio el estado mexicano garantizó el acceso a todos, incluyendo a los más pobres (aunque muchos no quisieron).

Pero hoy se cuenta con una producción mundial suficiente, que permite que cada país compre las que requiere por cualquier vía de manejo. ¿Por qué no dejar que quien la pueda comprar la compre, y el gobierno se concentre en hacerla accesible a los que no tienen recursos?

¿Es la idea del presidente que nadie haga negocio con lo que de algún modo puede hacer el gobierno? ¿O es la necedad de Hugo López Gatell, quien cilindrea al presidente para quedar bien? Lo bueno es que ya se va.