CUBA, CUBITA HERMOSA, MARTÍ DE LO PROMETIÓ Y FIDEL TE LO (IN)CUMPLIÓ (I)

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Elio Edgardo Millán Valdez.

 

 

Cuando llegamos a los veinte años en los años 70s, los jóvenes nos habíamos convertido en antiimperialistas a rajatabla: el “socialismo” de la Unión Soviética marcó profundamente nuestras convicciones revolucionarias. Nuestra frase de batalla fue, sin quitarle ni una coma, ¡Yanquis go Home!. Y decíamos Yanquis Go Home con la mano izquierda tan alta que sentíamos alcanzar el cielo, al tiempo que solíamos ondear nuestros copetes y nuestro cuerpo que todavía carecía de panza, aunque la panza, según el monero Ríus, era primero. Fuimos unos jóvenes que nos bebimos sin descanso los inefables libros de Editorial Progreso, que en rigor eran una mísera propaganda staliniana y de los dictadores que le siguieron.

 

Y no digo con ello que la Unión Americana fuera, en esos días ni ahora, una especie de pila de agua bendita, como suele decirlo el pensamiento maniqueo. Octavio Paz definió a esta potencia como una democracia y un imperio. Pero vayamos a lo nuestro. En el entono de la Guerra Fría los cubanos, después de muchas peripecias, entre ellas la ayuda de EEUU; lograron vencer y expulsar a través de las armas al dictador Fulgencio Batista, un proyanqui, que duró en el poder desde desde 1933 hasta 1959, con un breve intervalo fuera del poder. La revolución que dirigieron Fidel Castro y el Che Guevara tomo un sesgo inesperado, pues al poco tiempo los dirigentes de la revolución rompieron con el “coloso del norte.

 

DOS AÑOS DESPUÉS CUBA FUE MUESTRO HORIZONTE EN AMERICA LATINA.

 

Cuando los dirigentes cubanos rompieron con EEUU y se sumaron a Rusia, los gringos empezaron a desestabilizar a cuba y particularmente a sus líderes que ya se habían declarado “comunistas” y habían empezado a gravitar en torno a la “ayuda” económica soviética y adoptaron su sistema político dictatorial. Para nosotros los jóvenes esa rupturas fue motivo de algarabía, pues quien estaba gobernando en Cuba era el proletariado. La conclusión de este júbilo fue mortal: Dedujimos podíamos vencer a Estados Unidos a través de la Guerra de Guerrillas, como lo hicieron los barbudos en 1959. Este errático calculo político nos costó miles de valiosas vidas, incluyendo la del Che, pues las oligarquías gobernantes de América Latina respondieron con golpes de Estado y con una inescrupulosa represión, como en nuestro país, donde se armó la Dirección se Seguridad Pública, comandada por el asesino Miguel názar Haro.

 

Cuando leímos en 1970, Cuba para Principiantes de Eduardo del Río, Ríus, sentimos que habíamos encontrado el Santo Grial, porque la visión de ese libro ilustrado con “monitos” caímos en cuenta que estábamos en la dirección correcta y que el cambio revolucionario era pertinente y que, por supuesto, estaba a la vuelta de la esquina. Desde los años 70s hasta 2021 han pasado 50 años, han pasado ni más ni menos mucha agua por por debajo del puente de la historia. Los dos días que siguen de este primer texto, se escribirán brevemente dos Textos más: 1.-La historía de los 60 años de la dictadura de Fidel Castro. 2.- Las dificultades de Díaz-Canel para manejar a los cubanos como lo hicieron los hermanos castro. No vemos Mañana.