MURILLO KÁRAM Y SEGISMUND FREUD

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ELIO EDGARDO MILLÁN

Tras un largo mensaje y la sección de preguntas y respuestas con la prensa nacional e internacional, una frase fue la que tuvo mayor impacto en la larga comparecencia del procurador Jesús Murillo Káram, sobre la suerte de los normalistas secuestrados en Iguala. Esa frase fue: ‘Ya me cansé’

Antes de esa frase Murillo Káram había referido que se podía equivocar ‘porque ya tengo -recalcó- mucha información en la cabeza’ y también aseguró que tenía ’24 horas sin dormir. Pese a esas aclaraciones o quizá por ellas, de inmediato la frase “Ya me cansé…” se convirtió en trending topic en las redes sociales. Y no quiero decir por hombre cosas que en las redes sociales se dijeron, como canta una parte del poema de García Lorca. Pero de que le tundieron a Murilo Káram, y le tundieron hasta casi decir basta.

EN BUSCA DE UNA INTERPERETACIÓN DISTINTA DE LA FRASE.

Creo que la frase “Ya me cansé” fue el resultado del cansancio que le propinó el “caso Ayotzinapa”. En principio venía de coordinar una investigación compleja y con magros resultados; pero también en un estado inminente de vigilia para ordenar los resultados que tenía que ofrecer a la prensa, por más escribanos que haya tenido a su alrededor, al final él era quién debía dar la cara ese día.

Pero a todo ello había que agregar que venía a “bolapié” de Guerrero, una vez que hubo platicado con los ofendidos y humillados padres de familia de lo normalistas y sus aguerridos asesores, y no sé cuántas verdades le habrían dicho en ese encuentro. Y a todo ese estado de agitación, tenía que mantener un discurso que debía ser un dechado de precisión mental para mantener una ambigüedad muy cercana a la prestidigitación: “Que a los 43 normalistas los habían “asesinados” pero que el Estado los declaraba sólo desaparecidos, y por tanto vivos…”.

ANTE ESE ESTADO DE EXITACIÓN, AL BORDE DEL INFARTO….

Tenía que aparecer la “mosca en la leche” porque Murillo es humano, demasiado humano. Segismundo Freud en su ensayo Psicopatología de la Vida Cotidiana afirmó que cuando se está ante un alto nivel de tensión porque el contexto obliga a sostener una gran coherencia del discurso, ello implica un enorme desgaste de energía mental en una de las zonas que conforman el aparato psíquico, permitiendo a otras que afloren sus contenidos que operan en contra de esa elocuencia, sin que el orador sea consciente de inmediato.

Y esta puede ser una explicación plausible para el acto “fallido” cometido por Murillo Káram. Ayer, después de haber toreado como un diestro a la prensa y haberse despedido con un “Muchas gracias”. “Inexplicablemente vino después el “Ya me cansé”, quizá esta frase le salió

desde alguna parte oscura del otro yo del procurador. Y fue precisamente esta Zona la que le echó a perder un discurso que, pese a su ambigüedad, había tenido el don de la coherencia.

Quizá por eso el poeta de Tlacotlalpan, Agustín Lara, un día cantó: “Mi rival es mi propio corazón por traicionero”. Y por este acto fallido/ Al discurso de Murillo/ las redes no tan sociales/ hiciéronlo picadillo. Ojalá que por esta interpretación no me vayan a acusar de gobiernista o de freudiano. Salud.