José Luis, 65 Años, “El Duende Lustrador”

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La Vida de…

 

 

*Se le fue la mujer, pero tiene 3 perritas

*Tener trabajo y clientes no le fallen

 

José Luis Páez Carreño sí parece duende, chaparrito, delgado, de rostro afilado y orejas grandes y antes usaba “barba de chivo”, al estilo “pachuco” y al empezar a “bolear” zapatos le pusieron el “duende lustrador”. No le molesta el apodo, lo que le enfada es no tener trabajo y sobre todo dinero.

En la entrevista nos dice que vive sólo con tres perritas, porque se le “fue la mujer con otro por dinero”; tampoco eso ya le molesta a sus 65 años, de los cuales 32 los ha pasado en el brillo y lustre a cientos de zapatos, desde las “boleadas” que costaban poco más de un peso hasta hoy, en que valen 30 pesos.

Dice que cualquiera “puede ser bolero, pero no cualquiera sabe mover la brocha y el cepillo”.

De cuna humilde, a la pregunta responde que le hubiera gustado ser licenciado o doctor pero que la vida lo llevó hasta el primero de primaria y de ahí a trabajar. Afirma que le ha ido bien y a veces muy mal, aunque tiene tres perritas que le ladren.

Se ufana de haber sido buen estudiante, pero que al final lo corrían de la escuela por travieso.

Dice que en la vida “le ha pasado de todo: me han atropellado varias veces los carros y hasta me caí de este árbol por andar cortando ramas y me disloque el brazo…”

El “Duende Lustrador” tiene más de 20 años trabajando debajo de un frondoso árbol que está ubicado en una parada de camión en la calle Juan Carrasco.

Gana bien de bolero?, se le interrogó.

-“Pues sale pa’comer; no para vivir como rico, pero sí para comer y alimentar a mis tres perritas y con eso es ganancia”.

Pero no ha agarrado otra mujer?, se repreguntó.

-“Pues sí, pero no aguantan; quieren mucho dinero y además que tengo mal carácter a ratos, como todos. Ahorita ando encabronado porque me fui a apuntar para el 65 y más y no la libre, me faltó un papel…”

Dice que ha vivido de todo en la vida; momentos felices y tristes y que lo mejor es tener trabajo, que sus clientes sigan viniendo a lustrarse el calzado. Comenta que los peores momentos que ha tenido han sido los “chingazos de la vida” y que ha estado en cuatro ocasiones de perder la vida, sobre todo por atropellamiento de conductores irresponsables.

José Luis apunta que un buen día de trabajo se lleva 150 pesos, aunque en una ocasión sacó hasta 500 pesos; fueron como 20 “boleadas”. Anota que con la pandemia bajó un “chingó” el trabajo y que cuando se enferma se “encomienda a Dios y se traga su paracetamol”.

Afirma que no tiene vicios, salvo el tabaco y uno que otro “churrito”; he “sido feliz a mi manera y lo que pido a la vida es que mis clientes no me fallen, de barbas no quiero nada; que no falten las boleadas y las tortillas para las perritas…”