EN LA GRILLA

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*Eligieron a dos ciudadanos para la Ceaipes

*Ni las candidaturas son para la sociedad civil

*La amonestación del Congreso a Carlos Felton

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Cada vez es más obvio que los partidos políticos no tienen el menor interés en soltar espacios a favor de lo que pomposamente laman “ciudadanización”. En todos los ámbitos se miente, se simula, y sobre todo se aprovechan los espacios que supuestamente están destinados a los ciudadanos que harían contrapesos.

Ayer el Congreso del Estado eligió a los dos nuevos miembros de la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública del Estado de Sinaloa. Como nunca se hizo un llamado a la sociedad, se integró un comité ciudadano que supervisara el procedimiento y se ofreció que el interés de la sociedad estaría por encima de cualquier interés político o partidista.

Al final, tras una nutrida pasarela que llevó a profesionistas, a académicos y otros expertos a comparecer ante los diputados, éstos simplemente se repartieron los espacios: uno para el PRI y otro para el PAN. Las bancadas más pequeñas ni se inconformaron, al final asimilaron una realidad que no les gusta porque los pone en desventaja, no necesariamente porque actuarían de manera distinta si estuvieran en condición mayoritaria. Hasta le echaron porras al procedimiento seguido.

Todavía la diputada Yudit del Rincón defendió los resultados diciendo que los catorce aspirantes estuvieron calificados para el puesto, de modo que cualquiera que haya quedado cubre con los requisitos. Nomás le faltó decir que los electos cubrieron un requisito adicional: tener ligas con los dos principales partidos.

Ana Martha Ibarra López Portillo y Tomás Medina Rodríguez fueron los afortunados. La señora Ibarra López Portillo es esposa del exdiputado Luis Antonio Cárdenas Fonseca; Tomás Medina fue asesor de grupo parlamentario del PAN y últimamente lo era del diputado Francisco Solano, también panista. Total, todos contentos.

(Los acuerdos por cierto, no son para todos. Jaime Beltrán fue uno de los catorce candidatos y su partido, Acción Nacional, no votó por él. Claro, es del sur del estado y además tiene el estigma, para el panismo central, de pertenecer al establo de Alejandro Higuera Osuna. Claro que ya antes el propio Beltrán había sido beneficiario de esos arreglos. Cuando Higuera consiguió los votos necesarios para designar a los otros dos comisionados, los que fueron desechados, obtuvo que en premio Jaime fuese designado jefe de la oficina de la Ceaipes en el sur de Sinaloa. Siempre hay algo que dar y algo que ganar en la política.)

Cuando nació el Instituto Federal de Acceso a la Información, el gobierno de Vicente Fox dijo que estaría integrado por ciudadanos, y así fue como en su primer consejo estuvo el doctor Alonso Lujambio, un académico irreprochable que inmediatamente avaló la bancada panista y recibió el voto de los priístas e incluso de muchos del PRD. De 2006 a 2009 fue comisionado presidente.

En esos años, cuando el gobierno de Felipe Calderón necesitó de elementos de peso, echó mano de Lujambio, a quien convirtió en secretario de Educación Púbica y potencial presidenciable, lo que le llevó a revelar púbicamente su militancia añeja en Acción Nacional. Por supuesto que los demás consejeros del instituto respondieron a los intereses de otros partidos especialmente PRI y PRD. ¿Y la ciudadanización?

Lo mismo pasa con los consejeros del Instituto Nacional Electoral, cuyos consejeros oficialmente se llaman “ciudadanos”, pero que son repartidos siempre de manera proporcional, entre las principales fuerzas políticas.

Lo acabamos de ver en la renovación del antiguo Consejo Estatal Electoral (hoy Instituto), donde el PAN, por ser oficialmente e partido en el gobierno, se quedó con la presidencia del organismo, y el PRI recibió dos o tres posiciones. También ellos –los siete integrantes del IEES- son “consejeros ciudadanos”.

En el colmo de los colmos, las recién creadas candidaturas ciudadanas sirvieron también para reciclar a políticos que en sus partidos no podían participar.

Jaime Rodríguez, El Bronco, era priísta hasta hace muy poco tiempo. Se fue porque supo que el grupo del Estado de México, que domina en el tricolor, no lo iba a postular. Como se sabe, ganó la gubernatura de Nuevo León, de la que tomará posesión dentro de unos días.

Manuel Clouthier Carrillo nunca ha tenido militancia formal, pero ni falta que le hizo. Con el puro apellido consiguió una diputación plurinominal panista. Las hostilidades sostenidas entre él y las estructuras partidistas terminaron por echarlo de ahí. Mientras estuvo en la bancada blanquiazul. el partido literalmente no lo peló sino hasta que lo oyó rayarle el diez de mayo al presidente en tiurno (Calderón).

En Sinaloa hubo cuatro candidatos independientes más en la elección anterior, relacionados todos con el PAS. Uno de ellos, Antonio Corrales Burgueño, era efectivamente un hombre sin militancia formal. Los otros tres “pidieron permiso” para dejar de participar temporalmente en el Partido Sinaloense, bajo la explicación de que, siendo un organismo local, no tenía cobertura jurídica para entrar en una elección federal.

Así como usted lo lee: los espacios para los ciudadanos están copados por políticos profesionales o por personas cuya relación con los partidos les permiten acceder con absoluta preferencia sobre aquellos que provienen efectivamente de la sociedad civil. Pero si usted aguanta con carácter y no le cambia a la televisión, verá en su momento que a los políticos se ls llena la boca cuando hablan de la ciudadanización. Hasta parece que se la creen ellos mismos.

CAROS FELTON YA PUEDE IR

COMPRANDO SU MARQUITO

Cuando el alcalde Carlos Eduardo Felton González supo que el Congreso había recibido la comunicación del Trife para establecer la sanción que le correspondía por haber violado la Ley Electoral del país, acusó al tribunal de parcial y de tomar decisiones de tipo partidista, y anunció que cuando fuera amonestado por el Congreso, colgaría la amonestación sobre la pared en un marco.

Ya puede el alcalde ir yendo a comprar el marco, el cordel y el clavito. El Congreso lo amonestó ayer en esos términos: por violar la Ley Electoral. La notificación indica que el alcalde violó “la normatividad electoral con motivo de la repartición de invitaciones para asistir a un evento de entrega gratuita de calzado en las cuales incluía su nombre, atribuyéndole a su persona el otorgamiento del programa social denominado Caminando seguro, se construye futuro”.

Los diputados, reunidos en periodo extraordinario de sesiones para abordar esos dos puntos, aprobaron unánimemente el texto que usted podrá ver enmarcado y colgado de las paredes de la Presidencia Municipal, si tiene acceso a la oficina:

(Esta legislatura) “amonesta al C. Carlos Eduardo Felton González, Presidente Municipal de Mazatlán, Sinaloa, exhortándolo para que en lo sucesivo considere la abstención de realizar actos que constituyan promoción personalizada, pues de persistir esta conducta, podrá ser motivo para la imposición de sanción diversa a la impuesta”.

Los diputados tuvieron sangre de atole. No los calentó la balandronada de Felton, ni siquiera para subir el tono de la amonestación.

No aparecieron por cierto los defensores de la legalidad, aquellos indignados porque al alcalde de Culiacán, Sergio Torres, “nada más lo amonestaron cuando a pesar de que estaba comprobado que violó la ley”. No iban a aparecer, por supuesto, hoy el amonestado es un panista y los suyos saben perfectamente que pagar es corresponder.

Eso sí: para disimular un poco, anunciaron que la Auditoria Superior del Estado “auditará la propaganda municipal difundida mediante invitación del evento de entrega gratuita de calzado derivado del programa ‘Caminando seguro, se construye fututo’, comunicando los resultados obtenidos mediante un informe a este Congreso, dentro de un plazo de 30 días naturales contados a partir de la aprobación del presente Acuerdo”.

¿Qué van a investigar? ¿cuánto costaron los volantes? Pero además la Auditoría Superior del Estado y la carabina de Ambrosio son la misma fregadera, según la conclusión a que parece haber llegado el clásico de La Noria tras el asunto del dragado.