EN LA GRILLA

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¿Se terminó la magia de AMLO?

aún tendría para ganar la revocación

FRNCISCO CHIQUETE

 

Como siempre, del presidente al más modesto de los militantes de Morena, atribuyeron el fracaso de la Consulta Popular al INE y a los conservadores, incluidos los medios. Pero para ellos puede haber algo más grave que el descolón cívico: ¿acabó la magia? ¿el electorado ya no jala incondicionalmente con López Obrador?

Seguramente es una conclusión apresurada, pero algo se anuncia en la actitud de los mexicanos que por veinte años le han apoyado con delirio en sus advertencias de cárcel para los expresidentes, y que hoy decidieron no acompañarlo en una expresión concreta, específica, en el camino a ese enjuiciamiento.

Nadie debe equivocarse, ni siquiera Morena: este resultado, esta ausencia de votantes, no fue un logro de los partidos de oposición, que dos meses atrás fueron arrollados por la imagen del presidente López Obrador. Esos partidos son felices por la ausencia del electorado, pero no contribuyeron en nada para que ocurriera. Por el contrario: poquitos, pero hubo militantes de que acudieron a votar.

¿Quién convenció a los mexicanos de hacerle el feo a esta primera consulta, a la inauguración de la democracia participativa? Seguramente la pandemia tiene mucha de la responsabilidad, pero también los mensajes cruzados del presidente, quien dijo no estar de acuerdo con buscar ese enjuiciamiento, aunque cada vez que podía le atizaba al odio contra sus antecesores.

Por cierto, mientras él tenía legalmente prohibido referirse al tema, los canales del gobierno fueron dedicados a golpear a los acusados virtuales, con reportajes muy cargados donde para asombro de los observadores, cada acusación contra Salinas, contra Zedillo, contra Fox, Calderón o Peña, era respaldada por imágenes de los periódicos que ventilaban los temas, sí, esos que “callaron como momias”, según AMLO y el morenismo, incluyendo al “pasquín inmundo” del Reforma y al periódico “entregado” de El Universal, donde se publicaron la mayor parte de las acusaciones e irregularidades divulgadas.

¿Acabó la magia? Preguntábamos. El presidente López Obrador ha corrido riesgos que nadie más se habría atrevido a correr con decisiones incluso absurdas (la carísima cancelación del aeropuerto o el llamado sí o sí a reiniciar clases presenciales) y cada una de ellas le han sido perdonadas y hasta respaldadas. Sus treinta millones de votos le han dado una legitimidad que ha crecido con el tiempo y que le alcanzó para que por segunda vez, la sociedad mexicana votara a ciegas por candidatos desconocidos, por diputados y alcaldes desprestigiados, políticos señalados de corrupción, pero resguardados por el manto político de AMLO.

Seguramente el presidente confió en eso para alcanzar buenos resultados en la consulta, pero esta vez no funcionó: la gente no quiso ir. Seguramente el año próximo, en la consulta sobre