EN LA GRILLA

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*Se siguen sucediendo los hechos aislados

*Peligrosa coincidencia violencia-elección

*Edgardo Burgos saca la cara por su partido

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Esa vez los operativos no han sido suficientes. Después de la ejecución ocurrida en la zona dorada, en el estacionamiento de la Burger King, se aplicó un acucioso operativo de seguridad, que lo mismo ha establecido retenes en las zonas más concurridas, que le quita polarizados a camionetas de familias que circulan por la ciudad. A pesar de ello, los casos de asesinaos han menudeado.

En la semana, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Castro, reiteró la tesis constante de que cada caso que se presenta en la entidad es de “hechos aislados”. Hecho aislado fue la muerte de tres jóvenes aparecidos en la Carretera Internacional el pasado sábado. Hecho aislado la ejecución de tres más en un camino rural de la sindicatura de Mármol. Hecho aislado, por supuesto, la muerte de cuatro menores de edad en una transitada avenida de Culiacán.

De entrada, García Castro dijo en entrevista con Guardianes de la Noche, que los acontecimientos de Mazatlán no podían recibir esa descripción, porque ocurrió en una sindicatura lejana (incluso se había confundido pensando que era un área serrana). Cuando se habla de un asesinato en Mazatlán, automáticamente se piensa que es en la zona dorada, en la parte turística.

Anoche los balazos resonaron en la colonia Esperanza que por supuesto, no está en la zona dorada ni en algún lugar cercano al área turística. Dos elementos en motocicleta atacaron a un hombre joven que estaba sentado en la banquea de la calle Marte. El agredido respondió e hirió a uno de los que viajaba en la moto, quien murió más tarde en el Hospital General.

Este hecho aislado no contará, seguramente, porque fue en un área popular. La Secretaría de Seguridad Pública corre con la cuenta de esa precisión.

No se trata de un ataque masivo ni mucho menos de una catástrofe como las que ocurren en Michoacán, pero requiere de una atención más a fondo que lo que hasta ahoa se ha hecho.

Ya por falta de elementos, de recursos técnicos o humanos, el gobierno ha preferido enfrentar al crimen con aparatosos operativos en que se movilizan largos convoyes destinados a desestimular la acción delictiva. Estas acciones disuasivas han dado resultados en lugares como Mazatlán, que ha logrado periodos de tranquilidad bastante prolongados, pero siempre dependiendo de la presencia de las fuerzas policiacas.

Desafortunadamente no se ha aplicado la investigación. Los niveles de impunidad son sumamente elevados, de modo que los grupos delictivos solamente se retiran cuando hay una presencia policial intensa, y pasado el tiempo, cuando lo consideran adecuado para sus intereses, vuelven al ataque, como está ocurriendo ahora.

Por más que se pretenda disfrazar, el hecho es que la investigación ha sido inútil. La Procuraduría de Justicia ha sido un adorno que no ha aportado nada al esfuerzo de acabar con la violencia o de contenerla al menos. Se ha avanzado en algunas áreas, pero esa es la que menos puede presumir de haber respondido a esa sociedad agraviada. No es po supuesto la única administración en que la procuraduría no funciona. Ha sido una constante que golpea a todos y que genera un reto absoluto para la siguiente etapa, en que se convierta en fiscalía autónoma. ¿Lo veremos?

VECINDADES PELIGROSAS

A pesar de que la violencia llega a convertirse en un caudal, y de los antecedentes –escuela o cuna del narcotráfico, dijo Juan Sigfrido Millán- Sinaloa no es uno de los focos nacionales de la violencia. Nada menos el sábado, los portales de los periódicos nacionales daban destacadamente el asesinato de tres hombres. Ese día asesinaron a tres en la carretera Internacional, en San Ignacio, pero no merecieron nota, por fortuna.

En Michoacán, Guerrero y Oaxaca, la violencia tiene una estrecha relación con la política. A veces porque se trata de movilizaciones sociales, a veces porque el narco se ha colado a la actividad partidista, o bien porque se dan remanente de los viejos movimientos guerrilleros. En Jalisco últimamente se ha manifestado una organización criminal que se siente con tamaños para desafiar al estado con enfrentamientos directos.

Sinaloa no tiene esos ingredientes, de modo que salvo porque se den cantidades elevadas, no son apetecibles para los medios nacionales.

Sin embargo, en estas últimas semanas se han presentado ejecuciones con más asiduidad, justo cuando se vive en el estado, como en todo el país, un proceso electoral que no por frío es menos importante, ni menos grave que se vincule al estado de violencia que golpea con lamentable constancia.

Eso no significa que haya violencia política, ni con mucho, pero ya empiezan a darse situaciones, como el reconocimiento de que habrá poblados en los que no se instalarán casillas electorales porque la inseguridad pone en riesgo a los ciudadanos y a los empleados públicos que participen o acudan a organizar la aplicación del proceso.

También se dio el caso de un candidato a diputado federal –del Movimiento Ciudadano- que no había querido volver a hacer campaña porque recibió una amenaza contra su vida.

 Son aspectos a los que se debe poner mucha atención. Una desgracia que relacione a la violencia y la inseguridad sería más dañino que la relación tan temida por el secretario de Seguridad García Castro, entre asesinatos y el nombre de Mazatlán.

A DAR LA CARA POR ZENEN

“Y POR TODOS LOS DEMÁS”

Edgardo Burgos Marentes, presidente del comité directivo estatal del PRI, twiteó ayer una especie de disculpa implícita a la empresa periodística El Debate, que últimamente se ha convertido en el malo de la película para los cuadros del panismo.

“Agradezco y reconozco al periódico @EL DEBATE el esfuerzo para contrastar propuestas en #EldebatedeIdeas de forma plural”, dice el mensaje enviado por Burgos.

Veinticuatro horas antes, el candidato panista por el segundo distrito, Zenén Xochihua Enciso, abandonó el debate correspondiente a su demarcación, cuando acababa de hacer su presentación, y luego dio una conferencia de prensa haciendo inacabables acusaciones al periódico, por la publicación de un reportaje sobre sus propiedades y de una columna del periodista capitalino Carlos Ramírez, en que relaciona al propio Zenén con el narco.

A partir de estos dos acontecimientos, decenas de militantes panistas ha subido a las redes, o compartido, memes con fuertes invectivas contra El Debate. La campaña está fuerte, iracunda y fuera de sí. Nadie se pone a ver que el medio está presentando una investigación, que en todo caso puede ser refutada por diversas vías, y que la columna de Ramírez es un servicio nacional, en el que difícilmente puede influir un diario que la publique. Por supuesto, en el dolor por la violencia de la acusación (basada en la vieja historia de los policías mochitecos que fueron encarcelados por presuntos nexos al narco cuando Zenén era alcalde), se cree ver “mano negra”, insidia. Ramírez por cierto es un analista que con frecuencia defiende más las tesis y los hechos del PAN que los del PRI, pero eso no cuenta hoy. Lo importante es la ventaja.

Quizá es a ello que obedece el twit. No sólo se trataba de distender las cosas con el periódico, sino de decirles a sus seguidores que se calmen, que la vida no termina en esta elección.