EN LA GRILLA

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*¡Aguas! Calderón apoya a Peña Nieto

*Los tropiezos de la lucha antidrogas

*Layín y otros de la picaesca política

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

El gobierno federal está marcado por todos lados. Hechos importantes como la detención del Chapo Guzmán, de La Tuta, del hoy famoso Z42 y tantos nombres intermedios, no le han granjeado el aplauso que normalmente generarían. Por el contrario, le ha revivido un debate que en algún momento llegó a parecer superado.

Cada vez que el gobierno hace algo que significaría un avance, le surge un acontecimiento o se genera un sesgo que le contraría el logro. En esta ocasión no es menor: se trata de la aprobación nada más y nada menos que del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien hace largas declaraciones sobre los resultados de la lucha contra el crimen  organizado y termina reconociendo los logros de Peña Nieto.

Un aval siempre es positivo, pero cuando se trata de alguien tan desgastado como Calderón, termina por convertirse en un riesgo. Calderón a su vez, muestra una gran desesperación sobre la imagen de su gobierno, sobre la suya propia, al punto de felicitar a Peña Nieto, no para reconocerle los logros, sino para legitimar los suyos, para contrarrestar la triste proyección histórica que le arroja su paso por la presidencia.

Calderón alaba sin límites la detención de La Tuta, el capo michoacano que se apoderó de su estado, no sólo a través del gobierno y de la clase política de esa localidad; también a través de la vida económica, de los liderazgos sociales, de las condiciones de inseguridad que se agudizaban sobre aquellos que no aceptaban la situación.

Calderón aprovecha la oportunidad para coscorronear a los personajes del PRD y ensalzar a su hermana, la candidata panista al gobierno michoacano, contrastando el hecho de que mientras un hermano del gobernador perredista Leonel Godoy pidió permiso y dinero de la Tuta para ser candidato a diputado, María Luisa Calderón denunció todas las atrocidades y fue amenazada.

Al país le habría convenido saber por qué cuando Luisa María Calderón hizo las denuncias correspondientes, no fue apoyada por las instituciones del gobierno que encabezaba el propio Felipe. Cocoa Calderón raspó involuntariamente al gobierno de Felipe al denunciar lo que estaba pasando; en reciprocidad o por simple incapacidad, el gobierno de su hermano no la ayudó.

Hoy don Felipe reconoce a Peña Nieto y tenga por seguro que los altos jerarcas del gobierno brincan de gusto, sin recordar que cada vez que los respalda Vicente Fox, termina yéndoles como en feria.

Fuera de ese intercambio de favores, sin embargo, hay una zona en que ambos son puestos bajo la lupa: ¿Es eficaz una política contra el crimen organizado que se base en la detención de los capos de la droga?

Porque ambos gobiernos coinciden en la dirección de sus esfuerzos en esa línea. De Calderón se asevera que es el presidente que más capos importantes ha detenido. Los colaboradores de Peña Nieto dicen hoy que se cumple la lista de detenciones, que van más de treinta y que se considera a los más importantes.

Por supuesto que nadie puede estar contra la detención de los capos. Al menos en condiciones normales, cuando se detiene a alguno, va un mensaje contra la impunidad, que ni los más poderosos tienen garantizada. Incluso a sabiendas de la subsecuente aparición de nuevos capos, sobre todo capitos de carteles más pequeños, la desarticulación de esos grandes liderazgos es indudablemente positiva.

El problema de la administración de Felipe Calderón es que se contentó con esas detenciones sin ir más adentro, sin trabajar en el desmantelamiento de los cárteles y sobre todo de sus recursos de operación: rutas, influencia en las corporaciones policíacas, sistemas de comunicación, abastecimiento de armas y por supuesto, lavado de dinero.

El problema de la administración de Enrique Peña Nieto es que intentó diferenciarse de la política calderonista, pero no ha logrado ir mucho más allá. Hay una reducción de delitos de alto impacto, es cierto, pero la percepción de la gente va en sentido contrario; ha alcanzado detenciones sin precedentes, como la de Joaquín Guzmán Loera, escapado al inicio de la docena presidencial panista; lleva dos o tres jefes importantes de los zetas y agarró a La Tuta, pero la droga sigue fluyendo a través de las rutas tradicionales o nuevas del trasiego, y sobre todo siguen controlando una parte importante de la vida económica del país.

Este reeditado debate nacional terminará como siempre, en contra del gobierno, pues académicos y opositores coinciden en sus apreciaciones y contra su capacidad de ganar presencia en medios y redes sociales, nada pueden las espectaculares detenciones ni las esquemáticas estadísticas que cantan loas a la tranquilidad colectiva.

¿CONVIENEN VOTAR POR LOS

PERSONAJES SIMPÁTICOS?

Ayer en Nayarit se anunció la inhabilitación por once años, de la señora Argelia Ramírez Cruz, a quien se acusa de delitos como peculado, desvío de fondos, ejercicio indebido de la función pública y otras lindezas. Tiene usted razón ¡quién es Argelia Ramírez Cruz? Esta mujer fue tesorera de Hilario Ramírez Villanueva, presidente municipal panista del 2008 al 2011 en San Blas, y hoy alcalde de nuevo, gracias a la figura de candidato independiente.

Hilario Ramírez Villanueva es más conocido como “Layin”, y si todavía no es suficiente para identificarlo, hay que pensar entonces en aquel alcalde que confesó haber robado, “pero poquito”, lo que a su juicio lo hacía una mejor opción que los otros, que sí robaban mucho.

Layin volvió a salir al escándalo por festejar su cumpleaños gastando quince millones de pesos del erario, en comprar 50 mil botes de cerveza, baldes y más baldes de birria, y en la concentración de la madre de todas las bandas, El Recodo. La fiesta dio vuelta al mundo con un video en que Layín bailaba en el kiosco de la Plazuela Municipal, levantándole el vestido a una muchacha.

Este es el problema de que la gente se vaya con personajes populares. En Angostura se ha votado dos veces por José Manuel Valenzuela López, el popular Chenel, cuyas historias de picaresca darían para un libro de más páginas que la autobiografía Amarres Perros, de Jorge Castañeda.

El Chenel está emplazado por la Auditoría Superior del Estado por irregularidades en la cuenta pública del 2010. No sólo hay problemas con el dinero, sino también con el destino que éste tuvo. Son varios los casos en que el egreso es amparado con facturas de la cervecería de su preferencia, eso por no hablar de que durante el embate de un ciclón, el señor se quedó sin avisar porque no creyó que les fuera a llegar y porque pensó que esa era tarea de otros.

No podemos dejar de mencionar al producto regional de la picaresca política: el innombrable, quien alcanzó a ser alcalde seis meses. Fue defenestrado por golpear a su mujer,. no sin antes quitar la pintura de don Miguel Hidalgo para sustituirla con un poster del América, que por supuesto, es su equipo. Cuando era diputado federal dijo a los pescadores que no se preocuparan por la prohibición de capturar dorado: “al cabo las leyes se hicieron para violarse.

De nuevo con la tesorera del Layín, es un caso que muestra cómo en todas partes se cuecen habas. La señora debe tener lo suyo en eso de los chanchullos, pero ella era sólo la tesorera. En cambio el alcalde Layín sigue dándose el gusto de encuerar públicamente a chamacas del pueblo.

Aquí, como usted sabe, están demandados penalmente regidores que recibieron bonos ilegales, pero aquel que decidió entregarles el dinero y autorizó la medida administrativa, el alcalde de cada uno de los siete municipios involucrados, ese sigue tranquilo, sin apremios y hasta con proyectos políticos para seguir en el candelero.