Tercera Llamada… La bruma se “tragó” las 3 Islas

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Ismael Estrella Guerrero.

 – ¡Ira apá!… ¡Ira apá!, se robaron las islas, no´tan- Dijo el niño de unos cinco años de edad que acompañaba a su padre por el Malecón, a la altura de los “Monos bichis”.

Deveras estaba asombrado el chaparro aquel por que en esos momentos el mundo ya no era igual que un día antes.

Óigame, no presenciar las islas, iconos de Mazatlán, –Chivos, Venado y Pájaros- rodeadas por el mar como ocurre normalmente, debe ser algo espeluznante.

– ¿Pero cómo le hicieron pa´cargarlas si están repesadotas?- Insistió el imberbe a su despistado progenitor que prefería observar a dos gueritas piernudas- y todo lo que termine en udas- que pasaban a su lado, montadas en sus bicicletas.

Al pequeño desde luego que era lo que menos le interesaba; todavía no estaba en la edad de la liviandad y prosiguió su perorata:

-¡Apá!… ¡Apaaá!, se llevaron las islas…

Ante la insistencia del pequeño que llevaba tomado de la mano, su progenitor le hizo caso únicamente cuando las féminas se perdieron de su vista y le respondió que efectivamente, ¡se las habían robado!

Así se quitó de sopetón la inquietud de aquel pequeñuelo que ante la respuesta tan absurda, pero segura y rápida de su padre, optó por callar, no sin poner una mirada de incredulidad y angustia al sitio donde siempre había visto los cerros rodeados de agua.

Acabó su desasosiego, no sin antes lanzar otra ojeada interrogante a su mayor, quizá pensando: “Ta´gueno, aquí tienes a tu pedazo de hombre que te cree todo, ¿verdad?”. Ya ve usted como están adelantados los plebes de hoy; no se callan y responden todo. Dicen que son irrespetuosos. Más bien creo que es la influencia del fenómeno sociológico que vivimos, con la pérdida de nuestros valores morales y sociales también. Y una que otra marcha en favor del «Chapo»… Y así otras cosas.

Todo el borlote que armó el peque fue a causa del fenómeno metereológico que hemos vivido en los últimos dos días, con la intensa neblina que nos ha rodeado prácticvamente des que amanece hasta la mediodía cuando menos, como de algún frente frío que anda por allí, y hace que se “nos borren” imágenes que siempre vemos, como el caso de las tres islas; el faro; los barquitos del Bonfil; las chamacas caminando por el paseo costero y todo lo que se encuentre a la orilla del mar.

Parece cosa de ilusionismo o magia el hecho de “no ver” lo que allí está.

Dicen los que saben que los bancos de bruma que se acumulan alrededor nuestro son a causa de los choques de masas de aire fresco y seco con el húmedo.

O sea, para partirnos la madonna con nuestras alergias; gripas; hipocondrias; hígados, corazón y bofe. También me gustan los de tripa.

Y aquí ni modo de echarle la culpa a alguien. Como es costumbre.

Que quede claro, en esto el gobierno no tiene nada, pero nada que ver, ¿¡he!?

Mientras tanto, el niño siguió caminando, aferrado con su misma cantaleta.

Era muy terco (como los partidos políticos de la alianza que creen que por ellos Mario López ganó las elecciones y que presionaron y presionaron y exigieron para imponer el gabinete que a partir del 1 de enero del 2011 se hace cargo de los derroteros de Sinaloa… Nuestro Sinaloa, que lo entiendan, que este pedazo de tierra próspera es de todos nosotros. Que no son ellos los únicos.

Menos mal que el papá no sabía que hace varias décadas, un empresario de apellido Aparicio, intentó quedarse con las islas.

Aseguraba contar con papelería que lo acreditaba como su propietario; aún y cuando nuestra carta magna advierte que las islas, cayos y arrecifes son inalienables (que no se pueden enajenar, pues) e intransferibles; si no, capaz y le dice que efectivamente ese señor se las llevó.

Quiero aclarar que el papá del rapaz al que hago alusión en la columna, no es de Guasave, para que no se ofendan los oriundos de aquella boyante y algodonera ciudad por aquello del cúmulo de anécdotas que se dicen en su contra. ¡Es de Juan José Ríos!

Que bueno también que el señor no se enteró que en el aeropuerto tienen días suspendiendo los vuelos por la misma causa.

Capaz que le dice a su retoño que no solamente hurtaron las islas, si no que también ocurrió lo mismo con los aviones.

Imagínese nomás todo lo que tiene que hacer uno para que los hijos nos crean y que no crezcan con complejos, para que no digan después que su padre no les hizo caso y muchos menos que no les enseñaba como eran las cosas.

¡Uta!, conjetúrelo nada más y saque sus propias conclusiones. 

 

Escríbanos, si quiere: ismael.estrella@live.com.mx