Tercera Llamada…De lo que no sabemos ni imaginamos que existe.

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27 de marzo de 2012_conjuntivitis.jpg

Ismael Estrella Guerrero

No lo vi llegar a la cantina donde acordamos reunirnos después del mediodía, “pa´lcanzar botana”, según comentó mi compañero de trabajo en la oficina burocrática de trámites sin importancia ni interés, en la que ambos laboramos.

“Cachoras”, le dicen y quedó en llegar primero. El apartaría la mesa para que no nos ganaran el lugar y poder “dar palo a gusto con la consabida botana”.

-Ya vez que se llena a esas horas y a lo mejor ni nos toca nada-, me advirtió cuando aún estábamos en la oficina de marras.

Tenía ya más de una hora esperándolo cuando por fin hizo su aparición mi compinche de otras tertulias y compañero en el dominó.

No le vi bien la cara hasta que llegó a sentarse junto a mí.

Y eso que presumo de buena vista. “Como de águila”. Ni lentes de la menor graduación ocupo. ¡Mjh!

En cuanto lo tuve a distancia prudente, le comenté:

-Tiene los ojos rojos, compa.

-Marihuana tu chin… madre- me respondió.

-No, no, de veras, se te ven muy raros. Ya sé que no fumas esa chingadera verde y seca que nunca he probado tampoco porque me da mucha hambre, pero tienes algo extraño en la vista. Pinchi “Cachoras”, ni se acongojó.

-Es que venía en la moto (que no moto, pensó) y el aire me ha de haber lastimado los ojos- dijo, aunque no muy convencido de su perorata.

-Qué aires ni que madres, tu “trais” con… conjivitis.

-Conjuntivitis cabrón-, terció el “Pajarito”, el mesero que atiende en el lugar- Se dice conjuntivitis y este bato si viene enfermo. Ya nos va a desgraciar a todos.

Al escucharlo los demás parroquianos que se encontraban cerca, como no queriendo la cosa poco a poco se fueron levantando para emprender la graciosa huida. Fue como si les dieran la señal de arranque por que en menos “que canta un gallo” todos salieron de estampida. Sin pagar.

El “Cachoras” ni sabía de qué se trataba eso de la conjuntivitis.

Esta se clasifica en el caso de que diferentes bacterias pueden ser responsables de la infección. En la conjuntivitis bacteriana los síntomas del ojo enrojecido están generalmente asociados con lagrimeo de color verde o amarillo. A menudo, también están presentes síntomas tales como la congestión de los senos paranasales y mucosidad nasal. Los párpados pueden edematizarse. Muchas veces, causa fotofobia al mirar luces brillantes, acompañada de dolor. Si bien la infección bacteriana de la conjuntivitis a veces no exige antibióticos, los afectados deben ver a un médico, ya que, esta forma de conjuntivitis está con frecuencia asociada de la córnea.

Esta infección debe ser correctamente detectada y tratada. La conjuntivitis bacteriana es muy contagiosa, pero generalmente se cura entre 7 y 10 días después del comienzo de los síntomas. Otras causas de conjuntivitis incluyen la ingesta de drogas. En particular, el uso de marihuana causa enrojecimiento de los ojos de forma temporal. Aunque, cuando el individuo crea una tolerancia a la marihuana, el enrojecimiento de los ojos es tolerado

-Nomas he oído en la tele, pero no le he puesto mucha atención- aseguró el “Cachoras”a los dos, a su compañero y al mesero.- No hay pedo, “ámonos” enseguida, hay un club donde se portan a todas madres.

-¿Tas loco?… ¿Crees que es chiste el problema que tráis? No seas inconsciente cabrón, vete a tu casa y que se revise un médico porque si no, te vas a quedar ciego… te va dar lepra…se te van a salir lo ojos… se te va a caer el chile…- Ya no supe que decirle para desafanarme de él, pues sabía muy bien que esa enfermedad es muy contagiosa y que al contacto podría “resultar premiado” también.

Podemos decir que en Mazatlán es muy común esta infección a causa de la contaminación que “gozamos”.

Por eso podríamos decir que no hay “problema” con las hediondez que despide la “guanera” que está a espaldas del Cet del Mar y enfrente del Conalep, dos instituciones educativas que albergan cientos de estudiantes, amén de los miles de habitantes de los alrededores que a diario también tienen que soportar el hedor que despide esa fábrica de pescado, donde además compran cáscaras de camarón para comercializarlo quién sabe en qué demonios.

En tanto sean las «pestilencias», y no las epidemias que a finales del siglo 19 azotaron Mazatlán, estamos bien…acostumbrados.

Sin embargo hay que tener especial cuidado con la higiene y prevenir cualquier síntoma que puedan presentarse con la conjuntivitis.

Que los hipocondríacos por esta vez se sometan y se aguanten. Algo difícil, yo sé de eso, porque es verdad lo de la enfermedad

No lo piense mucho, si siente algún síntoma de los que mencionan que vienen con la conjuntivitis, córrale al hospital, el que quiera, ni lo piense. Cierre muy bien su casa, no vaya a ser la de malas y lo desvalijen las ratas de 2 patas que no faltan y que con la cercanía de la Semana Santa, incrementan.

De los malos olores sabemos que en nuestro puerto son el pan nuestro de cada día.

De hecho, es una situación que padecemos desde hace muchos años.

Pareciera que la cultura de los «olores» ya es también práctica común entre los mazatlecos y visitantes. Propios y extraños sufrimos todos los días los nauseabundos «sabores olfativos» que emanan. No estaría de más pensar en algún letrero a la entrada sur de la ciudad que rezara: «Bienvenidos, Mazatlán te recibe con los «olores abiertos».

A muchos ya ni siquiera le afecta. Se acostumbraron, no les queda de otra.

Un buen número de habitantes sufren severos problemas por la contaminación que trae consigo tanta inmundicia que galopa por los aires y que a fuerza tenemos que respirar.

Sabemos que esto no es nuevo. Desgraciadamente las autoridades sanitarias hasta el momento no han tomado cartas en el asunto.

Sí de por si el clima húmedo de esas marismeñas tierras es causal de severos trastornos respiratorios (soy ejemplo más que palpable) con alergias y todo lo que trae consigo, ahora tienen que sumarles esa condición que a diario tienen que soportar estudiantes y habitantes.

Curiosamente, estamos considerados como uno de los lugares con más afecciones alérgicas que se incrementan con la contaminación aérea de las industrias que despiden quién sabe «cuántos aromas». Podemos enumerar más casos, como el estero del Infiernillo, pero para muestra basta un botón. No es posible que ante lo que estamos viviendo ahora, como la influenza, sigan soportando tales condiciones insalubres y que- espero que sea sólo una advertencia-, no pase de ahí. Dios no lo quiera.

De veras.

 

ismael.estrella@live.com.mx