Teotihuacán, Lugar de Dioses

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(DF, Crónicas Urbanas)

José Quintero/envinado especial.

No sólo la gran ciudad de México tiene sus grandes atractivos que son visitados por millones de personas al año; también los alrededores del Distrito Federal tienen mucho turismo y hablo de la extraordinaria zona arqueológica, asiento de nuestros antepasados, San Juan Teotihuacán, que con sus pirámides del Sol y la Luna, unidas por la Avenida de Los Muertos, no le pide nada a las también grandes culturas del mundo.

Las Pirámides de San Juan Teotihuacán, comparadas –respetando culturas- con las de Egipto o las andinas de Perú, en Machu Pichu, es parte vital de nuestros orígenes, muchas veces no entendidos. Teotihuacán significa: “Lugar donde los hombres se convierten en Dioses”.

Hace 500 años esta zona, a 60 kilómetros al norte de la gran ciudad de México, fue un importante centro comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 kilómetros cuadrados, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. La influencia de Teotihuacán se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos.

El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el Norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.

De acuerdo con Wikipedia, se desconoce cuál era la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacán. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacán fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya.

Teotihuacán ha sido motivo de interés para las sociedades posteriores al declive de la cultura teotihuacana en Mesoamérica. Sus ruinas han sido exploradas desde la época prehispánica, entre otros, por los toltecas y los mexicas. El descubrimiento de objetos teotihuacanos en los yacimientos arqueológicos de Tula y el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, en pleno centro de la ciudad de México, así lo confirma.

Actualmente, los restos de Teotihuacán constituyen la zona de monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México, por encima de Chichén Itzá y Monte Albán. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacán continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad.