¿SE CONVERTIRÁ EL CHAPO GUZMÁN EN HÉROE DE LOS SINALOENSES?

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Después de la manifestación de solidaridad con el Chapo para que lo excarcelaran y/o para que no lo extraditarán, y de la fallida contramanifestación en defensa “nuestros valores”, porque el mundo debía saber que somos hijos de la cultura del esfuerzo y, por supuesto, de la prohibición de la segunda marcha con la que sus fans pretendían refrendarle su solidaridad a Don Archibaldo, muchos moralistas, de doble y triple moral, pusieron el grito en el cielo y la mirada gacha, como diciéndose: “Trágame tierra, al Señor le hemos sembrado una cortina de humo con aparentes rosales rojos; pero, hay, el Señor ha descubierto que hemos sembrado en el surco sinaloense rosales amarillos”; con perdón de la obra literaria Alicia en el País de las Maravillas.

Los rostros de pasmo no eran precisamente porque los portadores de esas máscaras ignorasen que desde hace muchos años existe en Sinaloa una subcultura del narco que todos los días se recrea, se imita y se amplifica hasta configurar en la el mundo de vida de miles de sinaloenses. Por ello cara de asombro no fue precisamente porque hayan descubierto de golpe la existencia de esa denigrante subcultura, sino porque ese flagelo salió a expresarse públicamente con si fuesen un partido político más o un movimiento ciudadano. Salió a la calle, en efecto, la medusa de cien mil cabezas que teníamos “escondida” en el cuarto de los “tiliches”, cada una de aquellas cabezas fueron “absorbidas durante años por el ambiente de la bronquedad vernácula de la que se sienten orgullosos algunos sectores de las élites sinaloenses, legendarios por su lenguaje procaz y elemental”. (Milenio. Jorge Medina Viedas.02/03/14)

En efecto, los políticamente correctos alzaron la voz para externar un lamento: “Cómo había sido posible que “eso” que convive con nosotros como si fuese nuestra segunda piel, tuviera la desvergüenza de mostrarse en la calle con gran escote y minifalda, cuando el legendarios “pacto civilidad”, que nos ata y nos desata, que nos muestra y nos esconde, mandata que existe una libertad acotada para bailar en ese abismo, pero sin música para que no se vea ni se oiga lo que todo el mundo sabe que es tan “nuestro” como la costra a la piel, como la mugre a las uñas. El ex gobernador, Juan S. Millán, corroboró nuestra afirmación, al decirle al ex titular de la PGR, Juan Macedo de la Concha: “Queremos decirle a Usted y a todos los mexicanos que asumimos la vergüenza de ser el estado origen, cuna y escuela del narcotráfico, (…) sin embargo esa no es la imagen real de los sinaloenses” (Noroeste, 24/ 01/ 2001)

 

METÁSTASIS DE UN CÁNCER QUE VIENE DE LEJOS.

La solidaridad con los narcos es de larga data. Pero no por saberlo dejé de asómbrame el día que aprehendieron al chapo y los días que siguieron: Primero, porque más de la mitad de los usuarios sinaloenses de las redes sociales, manifestaron su enojo y no pocos denostaron al gobierno por haberlo capturado. Segundo, porque el día de la captura y los que siguieron los taxistas mazatlecos organizaron copiosos tours por la “Ruta de los Narcos Caídos”, donde la atracción fundamental de ese paseo fue el condominio Miramar, justo donde cayó el chapo en “las garras del mal gobierno”, como escribió un usuario en faceboock. Tercero, en seguida vinieron las marchas en favor del chapo, que es una mancha a nuestra capacidad de prestidigitación, porque hemos escondido con tres candados lo que no puede dejar de verse, como dijera un clásico. Toda esta batahola de adhesiones son, sin lugar a dudas, la expresión de un consenso mayor que se anida en los roncos pechos de los sinaloenses a favor de don Archibaldo. Al ver estas expresiones, empecé a recordar tres momentos fundacionales que legitimó la subcultura que nos ha sembrado el narco y nuestros gobiernos omisos y…. Veamos:

 

1.-Hace lustros que Jesús Malverdei, mafioso y/o prohombre, con el paso de los años se convirtió –lo han convertido- en santo de devoción de los narcos y sus fans, que hoy acuden en romerías a rendirle pleitesía o en desfile de individuos que en silencio le piden y le cuentan cincuenta mil cosas. Una corresponsal de El Sol de México, desde Nueva York, afirmó que: “El llamado ‘santo de los narcos’ o ‘santo de los pobres’ ha cobrado popularidad entre los connacionales, quienes aseguran que Jesús Malverde es parte de la cultura popular mexicana y no está peleado con sus creencias religiosas”. (Virginia Alvarado. 26 / febrero / 2014). En un texto de Jackal Company, se afirma que el culto a Malverde se ha extendido por todo Sinaloa y fuera de él. Se le han levantado varias capillas. La capilla originaria se halla en Culiacán; pero las hay también en Tijuana, Badiraguato y Chihuahua. Incluso se han construido otras fuera de las fronteras de México, como en la ciudad colombiana de Cali y en Los Ángeles, Estados Unidos (Jackal Company. Febrero, 2011).

 

2.- Hacen más de 20 años, al amparo de la connivencia de la Presidencia Imperial con los narcotraficantes, los gobernadores y la clase política sinaloense legitimaron este flagelo: solían mostrarse en público y hasta compartir los reflectores con ellos, e inclusive se daban el lujo de emparentar con esos “nuevos empresarios” que invertían en nuestros doce ríos para que Sinaloa tuviera mayores índices de crecimiento. En esa época los narcos eran motivo de envidia y, sobre todo, fueron el arquetipo de miles de sinaloenses que entendieron que se podía hacer fortuna rápidamente y encumbrarse en las cimas del poder político, de diversas maneras porque la res pública era una arca abierta. En la actualidad esta relación se ha despersonalizado, se ha “vuelto institucional”, por supuesto con el recubrimiento de una doble moral que aconsejan las actuales circunstanciasii. Este episodio convierte al narco un arquetipo de un seguro ascenso social que otros oficios “non prestan” ni hacen respetable a nadie y menos aún famoso, porque de este componente egocéntrico pedimos nuestra limosna.

 

3.- Primero, en efecto, fueron sumisos y beneficiarios de los concordatos de la presidencia omnímoda con estos “empresarios emergentes”, pero después los gobernadores, ya bajo la guerra desatada por el presidente Calderón, cambiaron de perfil: se vieron obligados a pactar con los narcos “buenos”-en franca colusión, algunas veces; otras como simples facilitadores y en ocasiones contadas convivieron con ellos como vecinos distantes- para combatir la creciente industria de la delincuencia organizada que, además de ocuparse del trasiego de drogas, se dedicaban y aún se dedican a la extorsión, cobro de impuestos y tutti quantti. Este pacto implícito ha obedecido fundamentalmente a que las instituciones de procuración de justicia, todas y en todos los niveles, están hechas girones desde los tiempos del presidencialismo. En estos nuevos tiempos los narcos “buenos” derrotaron a los “malos”, mas no los extinguieron, pues esta caterva arrinconó a los pobladores de Los Mochis, Guasave, Guamuchil, Culiacán y Mazatlán, y ya no digamos en los municipios serranos, en un sarcófago que expelía sangre, sudor y lágrimas. De esta gesta salvífica le viene al cártel de Sinaloa la legitimidad.

 

¿HÉROES, SANTOS Y GENIOS?

Los tres hitos que pueden resumirse, de la siguiente manera: el momento de la santidad malverdiana, cuya sombra aún nos cobija, la fulgurante publicidad del arquetipo de empresario exitoso y gratitud que ha conquistado el cartel de Sinaloa por haber salvado vidas y patrimonios. Estos componentes han fraguado las formas de pensar, de vivir y de morir de los sinaloenses; es decir, aquellos “mojones” por si mismos deforman una cultura, para conformar una subcultura. En ese magma de significaciones, la Cultura, con mayúscula y la subcultura, con minúscula se entretejen como ocurre en las buenas novelas negras: los buenos y los malos adquieren contornos borrosos; pero justamente en esa zona cero, donde no se sabe si advendrá la noche o el día porque el alba y el crepúsculo semejan las mismas luminosidades y su mismas opacidades; sí, en esa zona gris en donde todos los gatos son pardos, surgen los santos, los héroes y los sabios.

Si toman los antecedentes descritos, no es casual que el chapo Guzmán, jefe mayormente visible del Cartel de Sinaloa, se haya convertido en el héroe al que hay que gloriar, inclusive a través de manifestaciones públicas. ¿Opacará el chapo la veneración que se le tiene a Malverde? Sólo el tiempo nos dará la respuesta. Además es necesario destacar tres características que engrandecen aún más su imagen mítica: la revista Forbes lo destacó como uno de los hombres más ricos del mundo. Por su parte el ex titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), Guillermo Valdés, aseguró que Joaquín «El Chapo» Guzmán tiene una gran capacidad empresarial. Y agregó: “Es una persona muy inteligente, con una gran capacidad de escucha. Con mucha capacidad de seducir gente, y además con una gran imaginación y creatividad empresarial (El País. Guillermo Valdez.21/11/13) A lo que hay que agregar el gusto inmenso por las mujeres que combina con una forma “modesta” de vivir que le ayuda a resaltar sus dones “pasando” desapercibido.

Y otras cualidades y mitos que seducen a los sinaloenses, hacen del chapo Guzmán un personaje a emular o venerar, si se toma en cuenta, además, que el arquetipo del “sinaloense, según Carlos Calderón Viedas, es el de un ser de temperamento romántico, más llevado por la pasión que por la razón, por el corazón que por la mente, por la emoción que por el pensamiento, lo que permite comprender los rasgos dominantes en su personalidad: ruidoso, echón, explosivo, echado pa’ delante, proclive a las catarsis violentas… Características que anticipan su poco aprecio por las leyes, por la esfera convencional de la vida, por las normativas morales explícitas” (Ronaldo González Valdés. Sinaloa: una sociedad demediada, Juan Pablos, Editores. México, 2009)

Si tomamos como punto de partida lo que ha hecho, dicho, han dicho de él, tendremos chapo para rato, seguramente no como genio, como lo describe Guillermo Valdés; tampoco como santo, como se venera a Malverde. Seguramente pasará al imaginario de los Sinaloenses como un héroe, que siempre tendrá rasgos de santidad y genialidad, pero la tarea del héroe tiene una peculiaridad: son “salvadores” de una región o de un país, y el chapo “salvó” a los sinaloenses de una delincuencia más atroz que la suya, según la imaginería de los sinaloenses, tanto de los bien como los mal portados. Y su estampa puede crecer si, merced al vacío que deja el chapo con su captura, los cárteles de la “nueva ola” regresan a la entidad para seguir haciendo y profundizando las mismas trapacerías, que nos tuvieron con el alma en vilo hace poquísimos años, y esto es posible, pues según RioDoce, el día de la captura del chapo, sus contrarios decretaron barra libre en todos los bares de Culiacán, pues querían “festejar porque ahora sí se van a chingar esos chaputos” (RíoDoce/Malayerba.02/03/14).

 

COLOFÓN

Pero el ascenso de la figura de héroe del Joaquín Guzmán será directamente proporcional al decremento de la legitimidad de las instituciones sinaloenses, cuyo prestigio en ésta y otras materias esta hecho girones. Con la captura de este legendario personaje abre en el surco sinaloense una mar de incertidumbre, inclusive en las filas del gobierno porque sólo los zetas y otros grupos similares pueden ocupar el vacío que dejó Joaquín Guzmán, pero también se ignora cómo va reaccionar en la entidad el cártel de Sinaloa, que seguramente se siente traicionado por la aprehensión de su líder; que hasta ahora lo ha hecho a través de manifestaciones relativamente pacíficas. Y peor aún: no sabemos la reacción que tendrá Peña Nieto al suponer que tenía protección especial de las fuerzas de seguridad, y ello se puede inferir porque la captura del “capo más buscado en el mundo” no fueron avisadas las autoridades estatales.

La situación está como para comerse las uñas. Y mientras miles de sinaloenses siguen desgarrándose las vestiduras y lamentándose, el chapo Guzmán mira desde una celda como crece su popularidad hasta crearle una estatura de héroe. Paradojas de la vida… Estás contrahechuras sólo pueden ocurrir en Sinaloa, que es origen, cuna y escuela del narcotráfico. Dios no coja confesados.

 

i Aunque Gilberto López Alanis, que la vinculación de Malverde al narco es una deformación de su culto; lo cierto es que es conocido como «El Santo de los Narcos». Supuestamente, en los años 70, el capo Julio Escalante ordenó matar a su hijo Raymundo por realizar negocios sin su conocimiento. Según se afirma, herido de bala y arrojado al mar, Raymundo suplicó a Malverde su ayuda y fue entonces salvado por un pescador. Desde ese momento, famosos narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, Edgar Tellez, Cesar Ortiz y Amado Carrillo Fuentes comenzaron a acudir a la capilla de Malverde. Algunos días se pasan grupos musicales a las afueras de la capilla interpretando los conocidos «corridos de narcos» sin ningún motivo aparente, pero la verdad están haciendo tributo a Malverde, en agradecimiento porque se ha pasado droga al otro lado de la frontera con Estados Unidos. ii El que combatió al narco con todas las armas que tuvo a su alcance fue el gobernador Alfonso Genaro Calderón, a través de la operación Cóndor. Si bien los expulsó de Sinaloa, luego volvieron a la Entidad corregidos y aumentados. No solamente los hizo nacionales, tal vez a su pesar, sino que los internacionalizó, especialmente al establecer vínculos con el narco colombiano; de tal suerte que ahora no solamente exportan los productos que genera la industrialización de la mariguana y amapola, sino que exportan también cocaína que es enviada de Colombia.