*Más que religiosidad, una costumbre
*Si te toca el muñeco, invitas los tamales
Desde el inicio de semana, gran parte de la familia mazatleca anda con la tradicional “Rosca de Reyes”, unas chicas, medianas y hasta grandes, y con precios que van desde los 60 hasta los 500 pesos, según el tamaño y la calidad de los ingredientes. Esta mañana vimos a personas cargando roscas en todos lados.
Las oficinas de gobierno, los bancos, los restaurantes y, por supuesto, en los hogares humildes o de clase pudiente no faltó la “Rosca de Reyes”, que recuerda la llegada de aquellos tres reyes magos –Melchor, Gaspar y Baltazar- que llegaron de algún lugar buscando al Mesías y entregarle un cúmulo de regalos que se refleja en los juguetes, principalmente, para los niños de la casa.
En los últimos días, las panaderías y los reposteros particulares hacen “su agosto”, pues la rosca es casi un pan obligado en la mesa de los creyentes y no, porque más allá de la religiosidad el comer pan de reyes se ha vuelto una costumbre, una tradición, acompañado de un café o de chocolate caliente.
Pero también la rosca trae su tradición y es que a la pasta ojaldrada, le dicen algunos, antes de meterse al horno se le colocan dos, tres y hasta seis muñecos de plástico –niños-, que “son descubiertos” en la rebanada que toma cada quien y si te “toca el muñeco”, tienes que invitar los tamales el 2 de febrero, el “Día de la Candelaria”.
