HUBO FIESTA EN EL PRI

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Quirino Ordaz adelantó la victoria, con

base en las actas de sus representantes;

gustoso baile por los dos distritos ganados

 

Hubo fiesta en el PRI. Hace muchos años que en el edificio tricolor no tenían motivos para un festejo completo, como el de anoche, cuando se declararon vencedores en los dos distritos del sur de Sinaloa: el octavo, con Quirino Ordaz Coppel, y el sexto, con Germán Escobar Manjarrez.

Espero que Martín –Pérez- reconozca la derrota con toda honestidad, porque las diferencias en los números son innegables, indicó el candidato de la alianza PRI-Verde por el octavo distrito, quien indicó que habían ubicado una tendencia favorable desde temprano, pero que esperaron a que ésta se consolidara, por respeto al procedimiento legal.

Honraremos el compromiso que hicimos con el electorado, volveremos a platicar con la sociedad, a escuchar sus opiniones, a agradecer el voto, a armar con ellos las acciones que realizaremos para resolver los problemas que enfrentamos como sociedad, indicó.

Entre los votos obtenidos por el PRI, los que alcanzó el Partido Verde Ecologista e México y los que se emitieron para ambos partidos en conjunto, el candidato priísta calcula superar el 35 por ciento de los votos emitidos, con una ventaja de hasta seis puntos porcentuales sobre su más cercano competidor, Martín Pérez Torres, del PAN.

-Espero qye Martín reconozca la derrota porque con ello se enriquece el proceso y se da valor a la decisión del ciudadano, que ya no quiere enfrentamientos ni pleitos estériles, señaló Ordaz Coppel.

El candidato llegó a las oficinas del PRI municipal aproximadamente a las once de la noche, para encontrarse con sus simpatizantes y con dirigentes y cuadros intermedios. El entusiasmo era tal, que el virtual candidato ganador –el cómputo oficial será el miércoles próximo- tardó cuarenta minutos en llegar de la bocacalle en la Luis Zúñiga, al centro del patio en el edificio tricolor.

Felicitaciones, porras, vivas, saludos, abrazos, dejaron a Ordaz Coppel más sudado y maltrecho que los extenuantes recorridos que realizó durante los dos meses de campaña, pero nada importaba. En todos los rostros había sonrisas, gusto notorio.

Dentro del edificio se encontró con el virtual ganador del sexto distrito, Germán Escobar Manjarrez, quien por la mañana estuvo en Elota, para emitir su voto, y luego se concentró en Mazatlán para verificar la forma en que se desarrollaba la actividad de la jornada electoral.

Normalmente en el PRI los festejos son incompletos, pues sólo se ganaba la diputación el sexto distrito y se perdía la del octavo (la única vez que se ganó fue en 2012); en las locales, se ganaba sólo el distrito XX y se perdían la alcaldía y el XIX, aunque en 2013 e ganó el XIX y se perdieron las otras dos posiciones.

En los pasillos, los cabezas de equipos o grupos se felicitaban, se tomaban fotos, se agradecían y reconocían la participación, p e saludaban con un poco más de entusiasmo que el mero compromiso. La fiesta era de todos, incluido el dirigente local priísta, el exalcalde Ricardo Aurelio González Ramírez.

Hubo música, baile, muchas fotos y muchas promesas de reencuentros, y sobre todo, advertencias de que “el PRI/unido/ jamás será vencido”, un estribillo que se convirtió en razón de ser de todos los que querían inicial una porra.

Los priístas estuvieron de fiesta.

POCA GENTE Y NINGÚN DISCURSO

En otro lado de la ciudad, la Plazuela Hidalgo, frecuente escenario de festejos, lucía desierta y triste. Los que llegaban preguntaban por el candidato Martín Pérez Torres y escuchaban consuelos entre los corrillos. Vamos a impugnar, esto no se ha acabado.

-¿Entonces ya es oficial, no ganamos? No, todavía está corriendo el PREP, pero vamos a prepararlo todo, decían lis dirigentes escuetamente.

Ahí la fiesta no se dio.