EN LA GRILLA

0
59
JUAN NICASIO GUERRA OCHOA

*Los foros sobre reforma: ¿consulta o gira?

*Empiezan daños concretos por lo del Chapo

*Cuando la izquierda perseguía otras cosas

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Hoy en Los Mochis arranca la serie de foros de Compromisos por Sinaloa, en que los partidos y el gobierno sinaloense consultan a la sociedad sobre las reformas que se consideren necesarias para la vida política de la entidad. Se trata de una convocatoria importante que en teoría abre la puerta a la sociedad para que participe en las nuevas condiciones legales de la participación política.

En teoría porque todo lo que sea planteado ahí, quedará sujeto a una relatoría  y después a las negociaciones y sobre todo aceptaciones de los partidos, que tienen la última palabra, ya sea en la mesa de negociaciones, o en las bancadas del Congreso del Estado.

Hay muchas cosas que la sociedad demanda desde hace tiempo, y es indudable que algún colegio, algún abogado o politólogo va a plantear reglas que limiten el poder hoy ilimitado de los partidos, cuya preeminencia sobre la vida nacional se refleja nítidamente en la de la entidad.

Además hay aquí un elemento adicional; prácticamente todos los partidos están bajo la influencia del gobierno estatal. Los hay que fueron parte de la coalición que ganó la elección de julio de 2010; alguno está ahí que se sumó a pesar de la prohibición de su dirigencia nacional; y está el PRI, cuya división fue fundamental para alcanzar el resultado y que después de la derrota se ha ido asimilando a la posición del gobierno, ya sea por negociaciones casuísticas, ya por un acuerdo macro como el que evidentemente está en vigor,

Así, no falta quién vea en este proceso de reforma política sinaloense una buena oportunidad del gobierno en curso para dejar huella en la legislación y en la historia de la entidad, pero también el camino para armar un juego propio con vistas a la sucesión en el 2016, que parece estar a la vuelta de la esquina.

Ya henos comentado aquí la dificultad de convencer al PRI de que acepte una redistritación en que la representación sea numérica y no por municipios, como PAN y PRD han aspirado durante muchos años, a pesar de que la experiencia de triunfos reiterados en distritos pequeños les ha demostrado que el formato actual no garantiza al PRI victorias ininterrumpidas.

Los partidos que son minoría en el Congreso (es difícil hablar de “oposición”) buscan una nueva forma de gobierno para la Cámara, sobre todo ahora que el tricolor regresó a los tiempos de las mayorías. El tricolor por supuesto, intenta mantener las cosas como están porque las proyecciones para el 2016 le vuelven a dar expectativas de triunfos amplios, casi arrolladores.

Donde habrá acuerdos sin tardanza es en los condicionamientos para las candidaturas independientes. Si a nivel nacional el panorama es incierto, en el ámbito local resultará todavía peor, pues al PRI no le interesa que se fomente la participación ciudadana por esa vía, y los otros perderían una gran fuente de aprovisionamiento de candidatos, como es la disidencia entre los tricolores (2010 es el mejor ejemplo).

El siguiente foro es en Culiacán, donde participarán los de la región centro y finalmente el 15 de marzo, cuando se hayan disipado los aires del carnaval, se realizará la tercera etapa en Mazatlán.

Esto le da a quienes organizan estos foros y la mesa de concertación , la posibilidad de hacerse ver en todo el estado sin dar elementos de acusación sobre aspiraciones personales, aunque por supuesto, jamás podrán detener las murmuraciones.

Gerardo Vargas Landeros, al decir de analistas perspicaces, tiene en esta turné una oportunidad de exposición importante, que lo lleve más allá de la atención a las broncas y lo presente como un constructor de soluciones de largo plazo, circunstancia que lo coloca mucho más visiblemente ante los ojos de quienes van a tomar la decisión del 2016.

PRIMERAS BRONCAS

EN LA VIDA REAL

El asunto de las marchas a favor del Chapo Guzmán no es cosa menor. Nos muestra cómo han calado los antivalores en una parte de la población y por supuesto, nos exhibe ante el mundo como la sociedad que le rinde culto al mayor capo en la historia del narcotráfico, pues en ninguna parte se van a poner a reflexionar sobre la proporción que representan mil personas en un estado de más de tres millones de habitantes.

Pero eso sigue estando hasta este momento en el mundo de la teoría. Es parte, como dirían algunos especializados, del marco teórico referencial.

Las broncas en concreto empiezan con el despliegue de la información norteamericana sobre las empresas que trabajan con  recursos de Guzmán Loera, o que las agencias norteamericanas dicen que trabajan con Guzmán.

No es la primera vez que aparece gente de Sinaloa en esas listas, aunque hay que recordar que algunos de los indiciados han logrado demostrar su inocencia.

El caso es que ya apareció el primer caso de relación con el Chapo que afecta al gobierno de Sinaloa y no es precisamente en el área de la policía, como muchos empezaron a especular desde la Ciudad de México en los minutos posteriores a la captura del personaje.

Se trata del subsecretario de egresos, Gildardo Amarillas, quien tiene una hija casada con un colombiano cuya familia tiene un negocio que el propio Amarillas le describió al gobernador como una casa de cambios de Guadalajara que ya cerró por incosteable.

Cualquier cosa que resulte al final, a Sinaloa ya e le indicó un vínculo más y al gobierno se le colocó en un sitio de rendir cuentas. Amarillas, dijo el gobernador, tendrá que aclarar todo porque ya sabe que si no lo hace se va.

La zozobra ahora es ver cuántos casos más aparecerán cuando las investigaciones se realicen y cuando lleguen al fondo, pues se supone que no sólo los gringos, sino también la PGR escarban en torno al detenido para saber dónde están los recursos, en qué empresas se blanquean y quiénes son los colaboradores.

METAS DISTINTAS

Juan Nicasio Guerra Ochoa nunca fue campesino ni mucho menos agricultor, pero cuando lo designaron secretario de Agricultura, Pesca y Alimentación de Sinaloa, explicó que había tenido una larga relación con la agricultura del estado, ya respaldando los movimientos sociales del sector, ya como diputado federal buscando mayores recursos para la gente del campo.

Eran tiempos en que el principal reclamo de Guerra, en nombre de esas movilizaciones sociales, era la ceguera gubernamental de dejar a los productores del campo sin apoyos en lugar de impulsarlos para que produjesen más, hasta la altura de sus capacidades, que todavía eran muchas.

Hoy Guerra Ochoa como secretario trabaja intensamente para convencer a los agricultores y campesinos que no produzcan demasiado porque ello lleva a que haya bajos precios, y luego les resulte incosteable la tarea.

Efectivamente, los precios son bajos, dependen de los especuladores que mueven lañ mundo desde la bolsa de Chicago, y lo que resulta más conveniente es producir menos para que la demanda sea mayor que la oferta y los precios se disparen.

Impecable como teoría económica de los estadunidenses y otros inversionistas y especuladores que no tienen más responsabilidad que la adquirida con ellos mismos para acrecentar su riqueza.

Peor en un país como el nuestro, donde hay pobreza extrema casi generalizada, donde hay hambre en el campo y en las ciudades, las políticas de contención en la protección de alimentos son no sólo raras, sino hasta criminales.

No es fácil sostener una estrategia de reducción de cinco a tres y medio millones de toneladas de maíz la producción del otoño invierno, como tampoco resulta explicable el lamento de aquellos productores no atendieron unánimemente el mandato de evitarla sobresiembra de frijol, porque eso es lo que está presionando contra el precio, en perjuicio de los productores.

Insistimos: como teoría económica en boga, resulta inapelable. Pero como parte de las políticas públicas en tiempos de la llamada cruzada contra el hambre, resulta un verdadero atentado. O ya se le acabó el fuego social que corría por sui ideología, o no le conoce alternativas al asunto del campo, donde ha sido cabeza de sector por más de tres años.