EN LA GRILLA

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*Llegó Aarón Rivas al gabinete; se fue Cruz Castro

*No hubo una gran sacudida en el equipo Malovista

*Alejandro Higuera, directo de Conalep ¿suficiente?

FRANCISCO CHIQUETE

Hubo cambios, pero el equipo de Mario López Valdez no se sacudió realmente.

Sí llegó Aarón Rivas Loaiza al gabinete, aunque no haya sido a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Pública y sí se fue Roberto Ramsés Cruz Castro de la Secretaría de Desarrollo Urbano, como se había especulado y trabajado, porque hubo una tarea de demolición con la que él mismo colaboró.

Junto con Rivas Loaiza regresan Alejandro Higuera Osuna y Evelio Platas, lo que estaba previsto, por lo menos en el caso de Higuera, y queda fuera del juego Zenén Xochihua Enciso. Era uno de los alcaldes predilectos del gobernador, pero su desenlace no pudo ser peor: se pagó a sí mismo una liquidación escandalosa que ha defendido tirando lodo a otros exalcaldes ahomenses.

Pero más allá de quienes llegan y quiénes se van está un hecho fundamental: el gobernador había adelantado que se está preparando para cerrar su gobierno a tambor batiente, con una reingeniería que de nuevas dimensiones al tamaño y a la orientación del aparato gubernamental. Los cambios sin embargo no dan esa sensación.

Podrá haber (o no) mayor eficacia entre los nuevos funcionarios. Tal operen mejor algunas de las dependencias, pero no hay un cambio de rumbo. La eficacia no es poca cosa, por el contrario, todos quisiéramos tener a un gobierno que no tenga yerros o los tenga en muy bajas proporciones, pero en principio parecía para más.

Hasta el momento al menos quedan intocados espacios como el de la Seguridad Pública y la Procuración de Justicia, donde por más avances que el gobierno enarbole y presuma incluso razonablemente, hay una tarea inconclusa que necesita nuevos elementos. Continuar por el camino actual llevaría al gobierno de Mario López Valdez a una pacificación muy positiva del sur de Sinaloa, a una reducción aceptable en el centro –Culiacán-Navolato- y a un fracaso estrepitoso en el centro-norte y norte de la entidad.

Si además dilucidamos el problema de la delincuencia ordinaria pero relacionada o derivada del crimen organizado, el balance es mucho más severo, pero hasta este momento no se ha anunciado un solo movimiento en ese sector, como no se han buscado más acción que el respaldo de las Fuerzas Armadas, que es indispensable, pero que lleva a la política de seguridad a un aspecto disuasivo y reactivo, pero no al fin de la impunidad, que ha sido un mal que pesa de manera dolorosa y ofensiva sobre la sociedad.

Es posible que la andanada registrada contra el procurador Marco Antonio Higuera haya sido una acción orquestada por grupos de interés, y no la consecuencia de un análisis del gobernador para decidir si hacía o no cambios en esa dependencia, pero al margen de esa embestida, la verdad es que sí hace falta que en esa dependencia haya alguien que tenga la energía, el dinamismo y la visión que transformen la procuración de justicia.

Si le metemos al análisis los problemas agravados del campo sinaloense, vemos que también tendría que haberse metido mano en el área. Hoy precisamente está el gobernador Mario López Valdez dando la cara en la capital del país a causa del mal resultado económico del ciclo frijolero.

Se podrá decir que la culpa es del mercado, pero el hecho es que los agricultores sinaloenses fueron llevados al cultivo del frijol por el propio gobierno, diciendo que había que diversificar los productos para no caer en la quiebra a la que les llevaría el maíz.

Habrá que ver si tras las sustituciones se anuncia una reagrupación, una reorientación del gabinete para que pueda responder a las necesidades planteadas por el propio gobernador del estado, y tasada por el secretario general de gobierno, Gerardo Vargas Landeros, en una reducción del veinte por ciento en la nómina del estado.

Es sabido por todos que uno de los problemas graves del gobierno sinaloense es el financiero, pero a menos que haya una sobrecarga de gente innecesaria, un recorte de ese tamaño implica reconstituir al equipo de trabajo para hacerlo funcionar con sus nuevas dimensiones sin que afecte al servicio a la sociedad.

LOS PERSONAJES

Y SUS ÁREAS

Roberto Ramsés Cruz Castro se va de la Secretaría de Desarrollo Económico de mala manera. Su salida estaba decidida, a juzgar por quién fue su sustituto, pero como se puede advertir por las declaraciones que hizo, por los movimientos políticos que ensayó, intentó resistirse al desplazamiento e hizo necesaria la operación ruda que llegó al extremo de que el diputado Guadalupe Carrizosa Cháidez se le lanzara con todo, acusándolo incluso de mal uso de los recursos públicos a su cargo. Hubo también expresiones del sector privado, que bien pudieron haber sido espontáneas, generadas por la falta de bajos resultados, como se dijo, pero también por una petición de algún centro de poder para continuar con el ablandamiento.

Aarón Rivas Loaiza superó las presiones en contra y llegó al gabinete, pero de algún modo puede decirse que huno un triunfo de los opositores, pues no llegó a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, donde se habría desempeñado con mayor conocimiento de causa, pero también habría quedado sujeto a las sospechas que ya se le han esgrimido, de ser juez y parte de los procesos de asignación de obras.

¿Y EL EFECTO MARENTES?

Lo que falta es ver qué hará Edgardo Burgos Marentes, el dirigente estatal panista, quien esgrimió dos cosas para evitar el cambio: “la salida de Roberto Cruz mandaría una mala señal a los panistas” y “le pido al gobernador mantener los equilibrios entre los partidos”. ¿Cómo reaccionará el panismo ante esa “mala señal”?

Además Cruz Castro fue sustituido por un priísta.

Está visto que el dirigente estatal del PAN no tiene ya la fuerza que en otros tiempos creyó tener y que el gobernador no se detiene ante sus balandronadas o intentos de presión, pero tal vez no sea un asunto de personajes, sino la consolidación del reajuste de fuerzas o la reorientación partidista de un régimen que ya ve hacia la salida, como consideran los analistas, especialmente el guasavense Pablo César Espinoza.

LLEGÓ, AUNQUE NO AL

NIVEL QUE ASPIRABA

El otro caso importante, por su significado político, es el de Alejandro Higuera Osuna. Al exalcalde mazatleco le han salido mal muchas cosas a partir de su derrota electoral, e incluso desde antes, desde que lo relegaron en su partido al décimo sitio en la lista plurinominal y lo dejaron fuera del reparto de candidatos a regidores.

La derrota en el comité directivo municipal del PAN parecía el último clavo, pero ya había una salida concertada: el arribo al equipo del gobernador, que no sólo lo protege de los golpes que ya se dibujaban con procedencia municipal, sino que además genera una plataforma desde la que Higuera podría intentar un relanzamiento de su carrera política.

Eso sí: no se trató de una victoria completa. Meses antes de dejar la alcaldía, se habló de que el gobernador le había ofrecido la subsecretaría de Educación Básica, a lo que Higuera respondió con su aspiración de ser director de los Cobaes, pensando que así tendría más libertad de acción, autonomía presupuestal y por supuesto, alguna capacidad para acomodar gente y por esa vía, negociar cosas y recuperar control político.

No se hizo. En lugar de dirigir y administrar las 125 escuelas que el sistema tiene por el estado, le tocó dirigir al Conalep, que en Sinaloa sólo tiene dieciséis planteles. Es una reivindicación devaluada, pero reivindicación al fin, que lo vuelve a poner en el juego.

Higuera desplaza a un perredista, Ildefonso Medina Robles, quien ya estaba cesado y no lo sabía. El exalcalde mazatleco tendrá mucho campo para meter mano dura, como le gusta, a fin de corregir las broncas que dejó como herencia el hoy diputado local Ramón Lucas Lizárraga, y que fueron mucho paquete para Medina Robles, quien parecía más interesado en no hacerle olas a su exjefe.

Contra lo que se pensaba (al menos este reportero incurrió en la percepción negativa) el ex alcalde de Navolato, Evelio Platas, el cuarto de los cuatro fantásticos, si agarró chamba. En algún sentido se puede decir que le fue mejor que a Higuera. Platas es ahora director del Ceapas, el organismo estatal del agua potable y alcantarillado, que tiene comal y metate con todos los ayuntamientos, que con toda modestia, pero avala o niega proyectos que sin esa firma no pasan por la Comisión Nacional del Agua, financiera principal de esas obras.

Platas sustituye a Vicente Urías, quien finalmente se fue a un ámbito que le es consustancial: el Instituto Estatal del Deporte, desplazando a Juan Pablo Urías Ramírez, que se va a un puesto especialmente creado (en eso andan) para él, porque es muy cuate del alcalde Armando El Kori Leyson y de sus hermanos, porque como otra vez dice Pablo César Espinoza, la familia gobierna en paquete.

Si Platas, exalcalde de Navolato, se fue al gabinete, de ahí salió un paisano suyo: Carlos Hermosillo Jacobo (no el exfutbolista), a quien le dieron las gracias por participar en el Servicio Estatal del Empleo. Hermosillo llegó arrasando con todo lo que había, independientemente de que lo estuvieran haciendo bien. Ahí entró su correligionario, Guadalupe Robles Medina.

Todavía hubo un movimiento más: el de Ramón Alberto Gutiérrez Payán, quien echó fuera a Luis Mercado Ponce.

A VER QUÉ OTRA

COSA SUCEDE

La Secretaría de Desarrollo Económico fue el único puesto de primera importancia que se removió. Los demás fueron sólo pequeños ajustes, aunque habrá que esperar a ver qué pasa con las subsecretarías y luego con los subalternos de los nuevos titulares. El gobernador había dicho que los cambios empezarían el lunes o quizá el martes, por ser día feriado. A través de un boletín dio cuenta de las movilizaciones e informó que será el miércoles cuando les tome protesta.

RELEVO

Hoy está de nuevo en Mazatlán, y otra vez de pisa y corre, el gobernador Mario López Valdez. Estuvo aquí el viernes, para estar en la ceremonia de despedida del general Moisés Melo García, quien pasa a retiro. Malova vuelve a la Tercera Región Militar, ahora para atestiguar la toma de mando por parte del nuevo comandante, el general Eduardo Emilio Zárate Landero.

Al mandatario sinaloense por supuesto, le interesa sobremanera mantener la buena relación con el ejército, especialmente con esta instancia, que ha sido tan importante para el esfuerzo de la seguridad.