EL USO DE LENTES SIN PRESCRIPCIÓN AFECTA LA VISTA: MÉDICO DEL IMSS

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  • Se sugiere realizarse examen anual de la vista a partir de los 40 años de edad
  • A quienes ya usan lentes, recomendó checar la graduación cada dos años

Después de la cuarta década de vida muchas personas pueden presentar inicio de presbicia -vista cansada-, por lo que deben empezar a usar lentes para leer, aunque no es conveniente usar cualquier tipo, sino el que haya sido diagnosticado y prescrito por un especialista.

El coordinador de Atención y Prevención a la Salud del IMSS, Natividad Salomón Medina Carrillo, explicó que la presbicia es causada por una pérdida gradual de la flexibilidad del cristalino (segmento transparente situado atrás del iris del ojo) que impide enfocar adecuadamente los objetos que se encuentran cerca.

Resaltó la importancia de que a partir de los 40 años de edad se acuda por lo menos una vez al año a revisión médica, aun cuando no se tengan molestias en la vista, ya que existen problemas que no presentan síntomas como el glaucoma o la catarata. Además, si se requiere utilizar lentes para lectura, deberán ser prescritos por el oftalmólogo o un optometrista.

El médico del Seguro Social destacó que aunque es común encontrar en tiendas o tianguis diversos modelos de anteojos para lectura, que se pueden adquirir fácilmente y sin receta médica, éstos pueden tener una graduación inadecuada y ocasionar dolor de cabeza, fatiga ocular y ojos llorosos a quienes los utilizan.

El tipo de anteojos para lectura que venden en tiendas y tianguis están manufacturados de manera estándar y la distancia pupilar no está calculada, lo que se manifiesta en imperfecciones de la lente que impiden formar una imagen correcta, precisó Medina Carrillo.

Señaló que si una persona presenta dificultad para leer o realizar labores manuales, lo mejor es practicarse un examen de la vista por un profesional que sea quien defina la graduación exacta para el paciente.

Finalmente, el médico recordó a quienes ya utilizan lentes que éstos requieren graduarse aproximadamente cada dos años, para asegurarse que sean los adecuados a su necesidad y permitirles continuar viendo con nitidez.