DESDE EL BURLADERO.

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POBRES Y OBESOS, COMO ESTÁ ESO?.
– Parece broma macabra eso de que pretendan cobrarnos por kilo para atendernos.

Alfredo Ramírez.

La Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes es una estrategia loable por parte del gobierno que encabeza el Envaselinado Peña.
Sin embargo, algunas de las consecuencias de los “cómos” no queda muy en claro.
Lo que está haciendo mucho ruido entre algunos analistas, de esos que no analizamos nada realmente, es el hecho de que se pretenda cobrar más a los obesos por los servicios médicos a partir de un llamado “principio de corresponsabilidad”, mejor que diga Peña Nieto y sus aliados circunstanciales que se trata de un “impuesto a la gordura”.
Cierto es que el problema de la obesidad es gravísimo en un país donde más de la mitad de la población vive en pobreza y pobreza extrema, que no necesariamente es sinónimo de flacura o delgadez.
Un refresco de agua negra con un “recuérdame” o un “esponjosito esponjosito” sale en menos de veinte pesos cuando una comida corrida te sale en alguna fonda de mala muerte en 35 pesos; por eso a millones de mexicanos se les hace más fácil atascarse de alimentos chatarras que necesariamente deben de ser tasados con impuestos aunque se enojen las remoras que en el pasado apoyaron al PRI a aprobar el Fobaproa.
Pero volviendo al asunto: siete de cada diez adultos estamos panzones, así lo quieran llamar decentemente protuberancia estomacal o callo del amor.
48.6 millones de adultos y 5.6 millones de niños y, de estos el 9.2 padecen de diabetes tipo 2, enfermedad, nos dice Margarita Vega, que se duplicó en una década; por ello se ha convertido en un problema de salud, productividad y desempeño escolar de magnitudes nacionales que obliga a nuestro bien amado gobierno a destinar cerca de 50 mil millones de pesos en atención médica de enfermedades crónicas asociadas a la obesidad; cuando ese dinero, bien quisiera estárselo regalando a los grandes empresarios nacionales o extranjeros.
Por eso y ante el hecho de que en cuatro años dicha cantidad pudiera duplicarse ha decidido instrumentar su estrategia, la cual es buena y plausible.
De entrada se pretende crear un observatorio de las enfermedades no transmisibles que vigile el comportamiento de la diabetes, hipertensión, sobrepeso y obesidad; promover la alimentación correcta a nivel individual y colectivo incentivando la disminución de azucares, grasas y sodio en alimentos y bebidas; elevar la disponibilidad de agua en las escuelas, sitios de trabajo y espacios públicos; brindar apoyos a agricultores para producir alimentos sanos y promover la actividad física.
En acciones relacionadas con la atención medica propone dar seguimiento individual a los pacientes en sus hogares, diseñar servicios de salud especializados mediante un programa piloto que abarcara trece estados, adecuar programas de estudios, garantizar abasto de medicinas, promover la cirugía bariátrica, actualizar reglamentación en materia de etiquetado, prohibir publicidad de productos con bajo valor nutricional en televisión en horarios de audiencia infantil e impulsar una política fiscal en donde los impuestos permitan reducir el consumo de aquellos alimentos y bebidas que no aportan elementos nutritivos.
Todo eso está bien aunque pataleen canacintros y concamines.
Lo que choca es lo expresado por Enrique y Mercedes: “A partir del principio de corresponsabilidad, se pretende que los individuos enfermos crónicos, accedan a control y tratamiento médico a través de un ejercicio de PAGO compensatorio con lo realizado por el Estado”.
En el portal ANIMAL POLÍTICO se destaca que en el apartado denominado “Acceso efectivo a servicios de salud”, que forma parte del segundo eje de la estrategia, el que describe las acciones para frenar la obesidad relacionadas con la atención médica, se plantea la “implementación de la gestión de riesgos a través de unidades de tratamiento y control mediante el pago de una cápita” (sic).
Al momento en que el individuo solicite su afiliación al Seguro Popular, se hará un dictamen que determinará sus factores de riesgo asociados a enfermedades no transmisibles.
Yo creo que lo más correcto para acabar con el problema, es que el Presidente, Gobernadores, Diputados Federales, Senadores y demás chusmamafias que gozan de los fabulosos seguros médicos de gastos mayores, siempre pagados por el erario público, lo donen por un año, a efecto de crear un fondo que permita a nuestro bien amado gobierno armar una Estrategia para que a todos los obesos, hipertensos y diabéticos nos desaparezcan de la faz del territorio mexicano.
Por que, si de por sí, los servicios médicos que presta el Estado son poco menos que criminales e inhumanos, como para que ahora pretendan cobrar.
LA DEL ESTRIBO.- ¿Pues no que la reforma hacendaria y la energética van a ser la panacea?. Pregunto porque no me checa eso de que paguemos la atención a la salud por kilo. ¡No todos somos Carstens!. HLP…DM.