CAPIROTADA UNA TRADICIÓN ANCESTRAL.

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– En el Mercado Pino Suàrez cuatro generaciones ofrecen este tipo de delicias.

– La tradicional es la de Piloncillo, la de leche es relativamente nueva.

No hay Semana Santa sin los tradicionales guisos y dulces: la capirotada, las torrejas, las tortas de camarón y de pescado, el agua de piloncillo con naranja y lechuga. En estos días tan especiales para la comunidad católica y cristiana, existen también una serie de creencias o supersticiones, que van desde el no meterse al mar (esta última en desuso por los miles de turistas que acuden precisamente a disfrutar de las playas) hasta la prohibición de comer todo tipo de carnes rojas, siendo estas sustituidas por el pescado.

Al interior del mercado Pino Suárez se encuentra el puesto “Camotes enmielados”, así se llama, donde por más de sesenta años y cuatro generaciones se ha comercializado camotes y calabaza enmielada; plátanos tatemados; cocadas multicolores, coricos, gorditas de harina y de nata, semilla de calabaza tostada y la deliciosa y tradicional capirotada de piloncillo y de leche.

Doña Heriberta Viuda de Parra está cargo del negocio; que era atendido en un inicio por su difunto marido hace sesenta años.

Hoy somos cuatro generaciones; pues también vienen los nietos a ayudar; comenta. Ahorita lo que se vende mucho, por la temporada, es la capirotada casera; a cien pesos el kilogramo; se vende por lo que usted guste comprar, desde cien gramos para el antojo hasta cazuelas de barro con un kilo del producto.

Todos los días expenden los camotes y calabaza; los fines de semana los complementan con tamales de pollo, res y puerco.

El puesto ya es tradicional y hay clientes que tienen muchísimos años comprándoles. A los turistas que deambulan en ocasiones conociendo lo que es el mercado; les causa sorpresa toda la variedad de productos que se venden; de hecho, unos observan con fascinación las cocadas, verdes, rojas y amarillas.

La capirotada era un plato típico de la gastronomía española, elaborado con diferentes ingredientes puestos en capas y, de acuerdo con el Wikipedia, recetarios antiguos permiten constatar que ya aparecía en la cocina de la Edad Media; por lo que con la conquista española se introdujo a la gastronomía mexicana.

La capirotada es un postre típico del estado de Jalisco, Sinaloa, Sonora y Zacatecas, en México. Consiste en pan tostado, o añejado hasta que se deshidrata (en el caso de Jalisco de virote salado), cortado en rodajas que son puestas a cocer junto con trozos de plátano, pasas, nueces, guayaba y cacahuates, cubierto con jarabe de piloncillo y queso de mesa rayado.

Este platillo se consume principalmente durante la época de Cuaresma. Es un postre que ha sido pasado de generación en generación, y que ha sido adoptado por diversos países.

En Jalisco generalmente se omiten las frutas y solamente se prepara con pasas, cacahuates, piloncillo y queso de mesa rayado. En Nuevo Leon se prepara con bolillo, queso chihuahua o manchego, pasas, cacahuate, coco y piloncillo.

La única pequeña diferencia entre la capirotada de Sinaloa y Sonora, es que en general en Sinaloa usan la guayaba en lugar de la biznaga en la preparación. Es distinto a la capirotada que se consume en el centro del país, que no lleva fruta, nueces ni cacahuate, y que usa queso añejo en lugar de queso chihuahua o ranchero.

Dicha capirotada es muy similar a las torrijas.

En el estado de Sinaloa, se acostumbra a comerla los miércoles de ceniza y los viernes de la cuaresma católica. Se consume preferiblemente con un cafe o un te caliente. Debido a su alto contenido en carbohidratos, no es recomendable para personas diabeticas o prediabeticas.