AUGUSTO “NO VINO EN CAMPAÑA” ABUNDAN LOS COMPLOTS ANTI AMLO EL PLAZO PARA LAS CORCHOLATAS

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DOMINGRILLA
AUGUSTO “NO VINO EN CAMPAÑA”
ABUNDAN LOS COMPLOTS ANTI AMLO
EL PLAZO PARA LAS CORCHOLATAS

FRANCISCO CHIQUETE
Adán Augusto López Hernández vino a decir que no anda en campaña, que estuvo en Sinaloa para participar en un acto de gobierno, como la entrega de tarjetas a discapacitados, y para asistir al informe de actividades legislativas de la diputada federal Ana Ayala.

Lo dijo con tal naturalidad, que cualquiera pudo haber pensado que no se trataba del mismo secretario de Gobernación que hace pocos días citó en su despacho oficial a gobernadores de estados, surgidos de Morena, para pedirles que en las visitas de “corcholatas” a sus respectivos estados, les tuvieran piso parejo.

Por supuesto que este uso de espacios y recursos públicos para atender asuntos partidistas no es nuevo. Igual hicieron los altos funcionarios del PRI y del PAN.

 

La magra diferencia es que antes no se anunciaba públicamente y sólo nos enterábamos mucho tiempo después y a confesión de parte, de las condiciones en que el destapador en turno había utilizado Los Pinos para decir “las palabras mayores” a su sucesor, o de los prolegómenos de la batida panista para tratar de imponer la candidatura fallida de Santiago Creel Miranda.

 

Pese a todo eso, asusta que hoy los prohombres del gobierno asuman con tanta naturalidad las violaciones a las leyes y divulguen esas violaciones como actos de sinceridad.

Las tarjetas a discapacitados fueron emitidas por el gobierno del estado y sus beneficios son financiados por esa misma instancia, en un programa concurrente propuesto por la federación, pero luego puesto en manos de los estados. Positivos, por supuesto, como es cualquier apoyo que llegue a personas afectadas por algún tipo de marginación.

Pero ni por su número ni por su impacto social puede ser considerado como un evento que merezca el viaje de un secretario de Gobernación a un estado en que hay problemas muy graves que requieren de atención directa.

Sin embargo, el propio Adán Augusto atajó uno de los temas principales: no voy a tocar ese tema, advirtió cuando le preguntaron sobre el operativo del cinco de enero, en que se detuvo a Ovidio Guzmán, aduciendo el riesgo de afectar el debido proceso de esta persona.

 

Se entiende por supuesto, que hay una limitación jurídica importante, pero el episodio referido trajo muchas otras aristas que todavía están pendientes de solución, y a las que le habrían caído de perlas algunos compromisos de apoyos que el estado no ha podido solventar en este periodo.

El otro evento al que acudió el secretario de Gobernación fue el informe legislativo de la diputada federal Ana Ayala. Entre la gran cantidad de diputados de que dispone Morena, se viene a Los Mochis, zona del estado que no había visitado antes. Ana Ayala no ha tenido una sola participación en el foro de la Cámara. No ha propuesto una Iniciativa de Ley, o por lo menos de Reforma. Ni siquiera un posicionamiento respecto de tema alguno.

No se sabe que haya gestionado una modificación presupuestal para beneficiar a sus coterráneos ni que se hubiese opuesto a alguna medida que pudiese ser lesiva. En suma, ha sido una convidada de piedra a la gran asamblea nacional, ni tan de piedra, porque su cuenta bancaria timbra mensualmente como la de cada uno de sus colegas y eso por supuesto le alegra.

¿Esta asistencia del Secretario de Gobernación le aporta a la relación entre el ejecutivo y el legislativo? Quizá sea una compensación por haber votado las iniciativas “sin moverles ni una coma”, como exigió el presidente para sus propuestas preferentes.

En contrapartida López Hernández tuvo el buen tino de recibir en condiciones adecuadas a quienes protestaban por la instalación de la planta de amoniaco en la bahía de Ohuira. Todo mundo sabe que el proyecto cuenta con el aval del presidente, pero con manejo de mano izquierda, Adán Augusto les abrió un espacio y les ofreció un encuentro próximo.

Tema complejo. Tanto, que en esta misma gira asomó la estrategia de ovilizar a esquiroles que digan “aquí sí”, tratando de desprestigiar una causa noble. Es una de las acciones típicas del alcalde Gerard Vargas Landeros, quien de esas se aventó varias durante el oscuro periodo en que fue gobernador de facto, mientras el titular Mario López Valdez jugaba golf, bailaba en las colonias o volaba en el helicóptero.

EL COMPLOT DEL AUTOATENTADO

Nuevamente el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que el atentado contra la vida del periodista Ciro Gómez Leyva pudo haber sido parte de un complot para desestabilizar al país. Olvídense, señoras y señores, de la agresividad del crimen organizado, de la falta de control sobre las armas, de la polarización, de los grupos facciosos de diferente signo político. Todo es para perjudicar al gobierno.

Nadie en la academia o en el análisis político recuerda un gobierno con la concentración de poder que ha alcanzado este de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, ese poder no parece suficiente para asumir los acontecimientos con tranquilidad.

En estos momentos el sistema de transporte de la ciudad de México conocido como Metro, es vigilado por más de seis mil elementos de la Guardia Nacional, porque los constantes accidentes e incidentes que se han registrado en sus diferentes líneas, son atribuidos a una acción de sabotaje por parte de fuerzas oscuras, probablemente conservadoras, como las que supone el presidente que actuaron contra el periodista Ciro Gómez Leyva.

Así como estos dos casos ha habido muchos, pero ninguno tan grotesco como el que denunció el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, detractor de las protestas realizadas por padres de niños con cáncer. Les suspendieron los tratamientos por falta de medicinas, pero las protestas, por supuesto no eran legítimas, se trataba según López Gatell, de un complot ¡con propósitos golpistas!

Es obvio que el aparato político del país prepara el escenario que considera más conveniente para mantenerse en el poder. Las encuestas dicen que van por buen camino, porque Morena es el partido con mayor intención de voto en todos los estados y sus personajes enlistados para la sucesión presidencial aparecen a la cabeza en todos los ejercicios de entre de posibles candidatos.

Entonces ¿por qué esta insistencia en polarizar a la sociedad? ¿Es sólo la óptica ideológica?

Enfrente hay una oposición que no tiene pies ni cabeza, que carece de credibilidad y de personajes carismáticos capaces de enfrentar al influjo que ejerce AMLO entre la población mexicana. No se puede determinar si es mayor su falta de cuadros y de propuestas concretas, o el desprestigio que arrastran los tres partidos integrantes de la revivida Alianza Electoral.

A pesar de eso, sin embargo, hay prevenciones derivadas de un antecedente fundamental: en la elección del 2021, Morena ganó la mayor parte de las gubernaturas que estuvieron en juego, pero perdió más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México y sobre todo, quedó con sus partidos aliados, en minoría si se comparan los votos conjuntos de toda la oposición, aunque el sistema de elección le permitió retener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

Tanto el presidente como los opositores tienen el transcurso de este año para armar y construir sus estrategias. El proceso electoral empieza legalmente en septiembre, mismo periodo en que se habrá de definir cuál de las corcholatas irá por la ratificación de la 4T, y en que la oposición deberá construir una candidatura prácticamente milagrosa.

INCAPACIDAD DE LA FGE CON LUIS ENRIQUE

Pasados ocho meses de que fue asesinado nuestro compañero Luis Enrique Ramírez Ramos, a la Fiscalía General del Estado se le cayó el único logro que presumían: la mujer que fue vinculada a proceso por este crimen, fue beneficiada con un amparo que prácticamente la deja fuera del caso, no sólo de la cárcel.

Después del crimen, el gobierno se dio plazo de un mes para resolver el caso. La indiciada fue molestada en su domicilio por la víctima; ella llamó a su pareja, quien se presentó con otro elemento, y privaron de su libertad a Luis Enrique, a quien luego ultimaron. Es cosa de días ofrecieron, para que los implicados caigan.

Pero han pasado los meses y no sólo no caen los implicados, sino que la única indiciada se les escabulló con amparo federal.

En la desesperación que genera la falta de resultados, la fiscal Sara Bruna Quiñónez llegó al extremo absurdo de asegurar que ella ya había cumplido con su responsabilidad porque el asunto ya está aclarado. Bonita solución.

Si esto pasa en un asunto que tiene encima todos los reflectores ¿qué podemos esperar cuando se trata de personas sin acceso a medios, que vive y muere en el anonimato? Peor aún: cuando están involucrados grandes capos o fuertes intereses políticos o económicos, es casi normal, por desgracia, que la policía no pueda o no quiera poder resolver los casos.

 

Pero que ocurra lo mismo cuando se trata de presuntos delincuentes menores, como los que ha descrito la propia Fiscalía, no queda otra que asumir la ineficiencia, la incapacidad. Y la desprotección en que se encuentra la sociedad.

EN ENTREDICHO

Esta semana apareció una denuncia en que se involucra al funcionario municipal Tonatiuh Guerra Martínez. Se trata de un asunto grave que por primera vez involucra a esta persona, cuya sobrevivencia política le permitió transitar por grupos políticos disímbolos y por gobiernos de distinto partido.

Será muy importante que las autoridades den seguimiento al asunto y sobre todo, se logre un esclarecimiento total. Se trata de áreas muy sensibles.