A LÓPEZ OBRADOS LE FALTÓ UNA CARAMBOLA DE TRES BANDAS.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Lo más socorrido: gravitamos en este tiempo de pestes con cuatro crisis en nuestras espaldas: la de salud, la económica, la de seguridad y la de gobernabilidad. Las cuatro crisis se intersectan en un ríspido ambiente de polarización, en el cuál los actores políticos que no atan ni desatan, sino todo lo contrario, como dijera el clásico. Pero peor aún: conforme pasan los días y los meses nuestra atmósfera se está volviendo irrespirable ante el llamado de la selva que nos grita, nos arrastra, nos empuja a contender -través de las buenas y las malas artes- a conquistar el poder o conservarlo.

El gigantesco problema que estamos enfrentado no sólo es por la cercanía de la elecciones, sino porque la pandemia está punto recetarnos 20 mil muertos, tenemos poco más 2 millones de desempleados y el cierre de por lo menos cien mil empresas, la violencia sube exponencialmente con su larga cauda de asesinatos, secuestros, extorsiones cobros de “piso”; la tiempo que la violencia al “menudeo” crece en las casas, en la calle, en los barrios… Y una crisis de gobernabilidad de un presidente que va en sentido contrario a los itinerarios de los mandatarios del mundo, pues de ha negado a reactivar la economía.

QUÉ LINDO HUBIERA SIDO VIVIR BAJO AQUEL TECHO.

López Obrador, en efecto, no contrató deuda esgrimiendo que no quería crear un nuevo Fobaproa, cuando para crear un monstruo de ese pelaje se requería que las empresas de todos los tamaños contarán con un gobierno que tuviera las mismas mañas que los gobiernos del PRI como del PAN.

Y hasta donde se ha afirmado Amlo su gobierno no son “iguales” a los del PRIAN. Si esto es así, simplemente pudo haber contratado deuda, como lo hicieron los gobiernos del mundo, por lo menos en cuatro puntos del PIB, y ese monto se hubiera prestado a los empresarios para que estuvieran en condiciones de encender sus motores y estar listos para emprender la travesía e insertarse en las cadenas de valor del TLCAN y en los próximos días en el T-MEC.

Estos préstamos -con intereses bajos- necesariamente tenían que fijarse plazos para ser abonados y tener fecha de caducidad para liquidarlos. El fantasma de un nuevo Fobaproa hubiera desaparecido, como desaparecen los mitos cuando la realidad llega.

Pero con esta negativa fuera de contexto el gobierno perdió la oportunidad de congraciarse con los empresarios e incluso pudo haberlos integrado políticamente a un ambiente de cooperación mutua a través de la rectoría del Estado; pero en vez de hacerlo los excluyó. Hoy los empresarios no solamente lo están enfrentado como un sector que el presidente considera que son el 30% de los emprendedores más ricos; pero no es así, porque éstos además que se de están autofinanciando, están también financiando a las medianas y pequeñas empresas que son parte -directa e indirectamente- de las cadenas de valor, a través de un prestamos que les otorgó el Banco Mundial, con lo cual López Obrador aumenta en su cuenta un mayor número de adversarios.

LOS DOS UNA SOLA ALMA Y AMÁNDONOS LOS DOS.

Pero además estos préstamos, que hacienda puede monitorear y vigilar para su estricto cumplimiento, porque además este gesto de Amlo pudo haberlos comprometido a concretar tres asuntos que son capitales pasta aumentar los recursos públicos que apuntara un estado de bienestar: 1.- Una reforma fiscal para el 2021 o para 2022, según se largue o no las crisis sanitaria y económica, para acercarse progresivamente a los montos de la recaudación fiscal que tienen los países de la OCDE. 2.- La creación de un impuesto que gravé la riqueza que raya en la opulencia, por ejemplo las de Slim, Salinas Pliego, Larrea y Et al. 3.- Grabar el derecho de herencia a las grandes fortunas, teniendo como modelo algunos países que ya le metieron el diente a las enorme acumulación de capital que han amasado algunos empresarios con la complicidad del Estado.

Creo que Amlo perdió la gran oportunidad de coadyuvar a que las empresas estuvieran listas para reactivar economía y para que los trabajares -tanto formales como informales- no hubieran pasado la hambruna que sufrieron y siguen sufriendo, con el agregado de que guardan en su pecho un inmenso resentimiento, al dejarlos al garete para que se rascaran con sus propias uñas, a excepción de las magras despensas que, por el imperio de los tiempos, se transformaron una especie de filantropía electoral.

Amlo ahora tiene en sus alforjas1000 millones de dólares que le prestó el Banco Mundial, y aún no ha dicho en qué los va a gastar, pero con ellos podría empezar a resarcir su error, o más bien doble error: el primero en la economía y el segundo un error político. Pero se hace mal con tiempo se agrava, está indefensión en que dejó a la economía, impactará negativamente en la recaudación fiscal del 202i, por tanto es seguro que recurrirá a mayores préstamos de la banca internacional, pero ahora a cargo de los diezmados contribuyentes. Mal, muy mal el piloto, se ha perdido en las nubes que ha creado.