Yeseli, Oficial de Tránsito que Lidia a Diario entre los Piropos y las Ofensas por las Multas Impuestas

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*De abogada a policía vial

*La mujer policía reivindica

 

Yeseli Melchor, nacida en Agua Verde, es orgullosamente oficial de Tránsito, quien a pesar de haberse graduado en la carrera de Derecho en la UAS, el destino y la convicción de servidora la llevó a enlistarse en las filas de los agentes de Tránsito en Mazatlán, su segunda casa. Afirma que ser oficial de tránsito es una profesión.

Dice que siempre ha admirado a las mujeres que laboran como elementos de tránsito y aunque tiene un esposo, que es militar, “negoció” su oportunidad de tener libertad e independencia para asumir un trabajo fuera de casa, aun con dos hijos que atender al seno del hogar.

Afirma estar segura que la mujer policía y la agente de tránsito de alguna manera reivindican en muchos casos la percepción que algunas personas tienen de las corporaciones policiacas de corruptas. Apunta que a la mujer se le ve con responsabilidad, honestidad, seriedad, aunque la mayoría de “mis compañeros son comprometidos en sus trabajos y gente honesta y responsable”, agrega.

En la entrevista dice que de las cosas bonitas que le suceden a diario como agente de tránsito es que las personas de la tercera edad o los niños le den las gracias y le sonrían cuando detiene el incesante paso de los vehículos y camiones en un cruce para ceder el paso a las personas.

Lo difícil, lo feo y lo grosero, es cuando los conductores se molestan por la infracción impuesta a su unidad por estar mal estacionada o cometer alguna falta al reglamento de Tránsito; “no todos la aceptan y a quienes nos dicen de groserías”, apunta Yeseli.

Comentarios aparte merece, dice la mujer de tránsito, está los que se creen galanes y se atreven a “piropearnos, a invitarlos a tomar café o que nos piden el teléfono”, hay muchos hombres así, pero ya estamos acostumbradas a esas y muchas otras cosas.

Dice que por respeto al trabajo y al uniforme se queda callada, aunque depende del “piropo” se sonríe por debajo del cubrebocas.

Yeseli cubre sus labores en estos días en la zona del histórico mercado “José María Pino Suárez”, área de mucho tráfico vial y de personas.