ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
Es el único que sabe lo que realmente anda haciendo en esta lid electoral es Tony Acuña. Seguramente no va a ganar la diputación federal por el octavo distrito; pero sabe como viejo gladiador que no se trata de ganar o perder, sino de mantenerse en la lucha. Digo de pasada que su grito de guerra “Hacer Historia” debió ser uno mejor, para que mezclara su pasado y su presente, algo así como “La Leyenda continúa”.
Y digo “La Leyenda Continúa” porque la lucha libre se parece mucho a la puesta en escena de las elecciones. En ésta como en aquélla hay pi´cojos, zancadillas, huracarranas, costalazos, marrullerías, lances disfrazados y empellones. Además golpes bajos y golpes de los de “mero arriba”. Y más aún: todos andan enmascarados con la mejor de las sonrisas. Sonrisas vemos corazones no sabemos.
El rejuego marrullero de los candidatos se parece también a la actitud que tiene el árbitro en los “encordados”: dicta leyes, hace juramentos imparcialidad, amenaza con sancionar y hasta descalificar a los adversarios que desobedezcan su catecismo; pero a pesar de esas previsiones y amenazas, por lo general siempre le da el triunfo a los rudos.
Y por eso y por mucho más Tony Acuña es mi candidato preferido en este Wrestling match electoral, y hasta donde he podido observar el proceso electoral todavía no le ha quitado una pluma a mi gallo. Él, y sólo él, sabe lo que anda haciendo en estos escodados borrosos de la política, aunque no invisibles.
La lucha libre como las elecciones pertenecen al arte del engaño. Quizá la única diferencia es que en la primera el público si se emociona; en cambio en segunda el respetable bosteza y a veces se duerme. He dicho.
