Ismael Estrella Guerrero
Ya no sólo son los comerciantes quienes piden frenar la violencia que se ha generalizado en la ciudad. Las extorsiones siguen a todo lo que dan, y no lo invento, así me lo dijo un incipiente empresario al que se le ocurrió poner un puesto de mariscos donde anteriormente existía uno de lo mismo, pero que igual que el anterior dueño, tuvo que “correr” porque empezaron a exigirle dinero a cambio de protegerlo y no hacerle nada.
Ahora es la sociedad en su elemento la que exige que pongan coto a la situación que estamos viviendo.
Aunque nos quieran tapar el sol con un dedo y más ahora con la “ley mordaza” que quiere imponer el Congreso del Estado a los medios de comunicación para que no averigüen nada cuando se trata de asuntos donde la violencia sienta sus reales, los sucesos que nos han atemorizado son sintomáticos de que algo- o mucho- se encuentra mal.
Las tácticas de seguridad utilizadas hasta el momento han fallado.
Es cierto que se le busca por dónde.
Pero no le encuentran la cuadratura al círculo. No lo tiene.
Y las consecuencias las vivimos al día.
Tenemos algunos días de relativas tranquilidad.
Pero los hechos delictuosos regresan de forma imparable.
Para no rebasar índices de las estadísticas, y mucho menos que la sociedad se entere nos quieren imponer el bozal. El denominado Artículo 51 Bis de la Ley Orgánica de la Procuraduría, a la que el Congreso del Estado le dio “vuelo” para sacar adelante y con ello mantener cerrado el espacio a los medios y que ya no publicaran nada, excepto lo que el boletín oficial les dictara
Así de canijo está el asunto.
Los comerciantes en varias ocasiones han levantado el índice para pedir un alto a la violencia.
Los resultados aún son negativos.
También piden la intervención de la ciudadanía, que tome su derecho correspondiente y que denuncie. Sin embargo, existe un serio problema.
Tienen miedo de acusar.
¡Y cómo no!
Sí denunciar significa abrirse de pecho a los malandrines y no hay seguridad para manifestarse en contra de tanto pícaro.
Y si no, ahí están las pruebas.
Cuántos tipos son detenidos de manera infraganti por la policía y que al cabo de los días salen libres por no tener pruebas en su contra, o de plano, porque el Ministerio Público los deja libre ante la falta de testimonios o por cualquier otro vericueto que encuentra el abogado defensor para que su cliente salga sin nada en su contra.
También ocurre que la mayoría de los afectados desisten de la denuncia. Sobre todo cuando recibe alguna “recomendación” de que deje las cosas como estaban so pena de que le ocurra algo a él o su familia
Por ganas no queda.
Pero…
Nuevamente el sin embargo.
Lo que pasa es que tienen miedo a pagar las represalias después.
ismael.estrella@lkive.com.mx