Edna Jackeline corrió su primer ultramaratón con unos tenis desgastados y terminó llena de ampollas. Eso no la desanimó, al contrario, la hizo retarse y comenzar una travesía hasta el fin del mundo
Luego de recorrer los cuatro desiertos más extremos del mundo, parecen quedar pocos retos para cualquier atleta; no obstante, la mexicana Edna Jackeline Vázquez se sigue preguntando: “Y ahora, ¿qué sigue?”, probándose a ella misma que, cuando de sueños por cumplir se trata, no hay frontera que la detenga.
Fue así como en el 2016 la ultramaratonista completó el reto de los 4 Desiertos, que consiste en correr por días en los desiertos más feroces del planeta: se enfrentó a la helada Antártida; al desierto de Atacama en Chile; al de Gobi en China; y finalmente, al árido e infernal Sahara en África, es decir, más de 950 kilómetros recorridos tan solo en esa competencia que le llevó concluir en 4 años.
Actualmente, la atleta, inmigrante en Chicago, Estados Unidos y nativa de Monterrey, Nuevo León, inspira desde hace años a toda una comunidad, al hacer del atletismo una metáfora de la vida y sus retos.
“Cada una de mis experiencias son intensas, son hechas con mucho trabajo con mucho cariño, amor. Cuando ustedes hagan sus proyectos siempre recuerden que nada más hay un momento de vida, si no lo haces hoy, mañana no sabes si lo vas a hacer. uno tienen que tener muy claro que el presente está para deleitarlo”, comentó con gran emoción a El Heraldo Digital.
La pasión de Edna por los deportes inició a los 3 años de edad con ballet y natación, pero fue en su adolescencia cuando el atletismo logró conquistarla por completo, al comenzar a correr en competencias de 5, 10 y 20 kilómetros.
La regiomontana nos relató que a los 14 años participó en una carrera en México muy desgastante sin saberlo, su tía la invitó y el reto era correr por 24 horas. Sin tenis ni equipo de entrenamiento adecuado, pero con un sentido de aventura y curiosidad incomparables aceptó.
“Yo traía mis tenis de todo el tiempo, no sabía a qué lugar ni qué iba a hacer. No tenía idea ni tampoco ninguna expectativa. Los pies me quedaron explotados de ampollas, pero uno tiene que tener la capacidad de descubrir nuevas habilidades, descubrir nuevas destrezas. Cuando estamos en un solo círculo ya no te conoces más, la única forma de descubrir otras habilidades es saliendo de tu zona de confort ”, dijo.
Aquel día corrió 80 km que en ese momento se convirtieron en su mayor logro, pero sin conformarse, poco a poco fue escalando la distancia de sus retos, comenzando a incursionar en triatlones y pruebas de resistencia exhaustivas entrenando con sus propias rutas, pues a pesar de que Edna también se enfrentaba a los recursos limitados, nunca dejó que éstos le impidieran seguir compitiendo.
“Vengo de una familia muy trabajadora, significaba que estaba muy limitada y no podía pedirle a mis papás tenis cada dos meses o pagarme las carreras. Yo decía ‘si no tengo la posibilidad de participar en las carreras, yo puedo hacer mis kilómetros, ¿cuál es el detalle? dijo Cantinflas, ninguno”, comentó entre risas.
Edna aseguró que tal estructura “rudimentaria” y “empírica” cimentó las bases más sólidas que ha tenido.
A los 20 años se enfrentó a su primer Ironman, un triatlón en el que los participantes de aquel entonces tenían que cubrir 3 pruebas extremas: 3 km de natación en mar abierto, 160 km de ciclismo y 42km de carrera a pie. Lo único que le faltaba a Edna para poder participar era una bicicleta, así que consiguió una del “mercadito”, que según detalló, se encontraba desalineada y era de gran peso.
“Madre mía, estaba súper pesada, mi tía me regaló una bicicleta del mercadito sobre ruedas, seguramente alguien se cayó porque no estaba alineada, pero nombre, qué tiene, con esta yo me subo, con mi cuerpo todo torcido. Siempre he sido así, me adapto, siempre busco que las cosas funcionen, así que no había ningún inconveniente”, recordó.
Con la misma fuerza con la que ahora enfrenta carreras de 100 millas sin descanso, Edna ha logrado hacer su vida en el país vecino. Tras llegar sin hablar el idioma, logró integrarse y hasta montar su propio negocio, un gimnasio y centro de nutrición con ambiente muy latino en el corazón de Pilsen.
Una historia tan emotiva como la de la mexicoamericana no cabe ni es merecedora de una cuantas páginas diarios y revistas que la entrevistan, por lo que en el 2018 la atleta publicó su libro «Las carreras de mi vida» con el que no solo busca dejar un testimonio de su travesía, sino motivar a otros a alcanzar sus metas sin ninguna frontera.
Actualmente, ese es el reto de Edna, compartir su historia con los demás para inspirarlos a crecer y superarse.
“Soy una chica inmigrante con muchos deseos de alcanzar objetivos, alguien que voy abriendo camino para los demás. Para mi, el objetivo es que todos ustedes que nos están escuchando, los que nos leen, que estén en EEUU o en otros países, puedan llegar hasta donde ustedes lo deseen, meterse en todos los rincones del mundo, no hay cosa más preciosa que te que te metas en todos los rincones que nadie ha tocado, pero que existen”.