Luis Antonio Martínez Peña.
Una vecina de Facebook olvidó momentáneamente su celular en alguna parte de una tienda de artículos de oficina.
A estas alturas de la vida perder un aparato que además de teléfono contiene las mil y una aplicaciones de comunicación instantánea y además una lista de todos tus contactos personales, sitios de preferencia y personalidades a las que uno se agrega como seguidor. Pues es algo difícil. De pronto sientes, yo lo he sentido, que hay algo personal que se ha perdido.
No les hago el cuento largo. Mi vecina perdió su celular y sintió muy feo. Pero al recorrer su itinerario…estuve allá, fui acá y entonces al borde de la derrota se presenta ante el mostrador de la tienda de artículos de oficina y ¡ Ohlalá! ¿pues que creen? Ahí estaba su celular. Solo bastó comprobar que era de su propiedad y la encargada de mostrador se lo entregó. Mi vecina luego preguntó cómo era que ahí estaba y la empleada le informó que otro empleado, un jovencito, encargado de un área de la tienda lo encontró y lo entregó en administración, como debe hacerse según un protocolo de servicio existente en ese centro comercial. Pero en fin, como somos escépticos y no creemos en tanta decencia, mi amiga felicita públicamente a quien recogió su celular y lo entregó como artículo extraviado.
La felicitación llegó a FACEBOOK y luego empezamos a comentar. Pero no faltó el insidioso que saltó con su pregunta sibilante ( si, de serpiente) ¿ y, supongo que lo gratifica$te? Pues no, mi vecina de FACEBOOK, solo ha dado las gracias y valora en mucho la capacidad de servicio y la honradez de los empleados de la tienda y, porqué no, a la tienda misma con su código de ética.