QUIRINO ORDAZ COPPEL, EN SU PEOR ENCRUCIJADA.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

El presupuesto federal para Sinaloa alcanzó en este año 42 mil 893.00 MMDP, del cual 23 mil 532.34 MMDP fueron al rubro participaciones y 19 mil 360.66 MMDP se asignaron al ramo denominado ‘aportaciones’. Este presupuesto -si bien fue ligeramente mayor que el de 2019, aunque más acotado- fue asignado cuando la pandemia se curaba con detentes y escapularios o cuando se creía por algunos gobernadores que ese virus solamente contagiaba a los ricos. Desde Marzo, pero sobre todo abril y mayo, los contagios por Covid-19 han aumentado exponencialmente y los recursos para combatirlos siguen siendo los mismos, y sin la peregrina esperanza que el gobierno federal otorgue mayores recursos para reactivar la economía y enfrentar al virus. Ya el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha comunicado a los gober que no habrá ningún incremento de recursos en estos tiempo difíciles de las emergencias sanitaria y económica.

Si bien el gobernador hasta ahora ha hecho pan de la nada y ha salido relativamente avante en sus tareas, incluyendo el combate a la pandemia; no obstante las finanzas del Estado están a punto de rebasar sus límites, y a pesar de ello el gobernador se ha comprometido, según Benjamín Bojórquez Olea, a concretar un pacto de Estado, en el cual se conjunten dirigentes de partidos políticos, senadores, diputados federales y locales, funcionarios de primer nivel, representantes de organizaciones de la sociedad civil, empresarios connotados, exgobernadores y demás, para afianzar una “unidad universal”, es decir, para construir un plan de reconstrucción en Sinaloa y también para hacerle frente a la contingencia sanitaria.

Las intenciones del gobernador son laudables, pero para llevar ese pacto a buen puerto requiere millones de pesos que permitan a los sinaloenses tener las condiciones elementales para reactivar sus negocios y seguir en la brega combatiendo al virus que porta Sinaloa, con una bandera una bandera roja que ondea a toda hasta. La iniciativa de antoja quijotesca por la precariedad de recursos públicos y por la imposibilidad de recurrir a un préstamo bancario, como lo han hecho algunos gobernadores del país, no sólo porque el Congreso local se opondría, sino porque Ordaz Coppel sea ha ceñido a la lógica de López Obrador, lógica que hasta ahora le ha permitido conseguir recursos extraordinarios del gobierno federal, a diferencia de otros jefes de determinados estados que, desde hace meses, iniciaron una reyerta para obtener mayores recursos y demás etcéteras no menos importantes.

El Gobernador Quirino Ordaz Coppel seguramente está experimentando una encrucijada, pues al no conseguir los recursos medianamente suficientes del gobierno federal, su buenas intenciones -inéditas en este país polarizado- podrían generarle animadversión entre los sinaloenses; pero si por un milagro de su gestión los consiguiera, se convertiría en una de los gobernadores menos golpeados del país por las crisis financiera y la sanitaria. Y ello corroboraría cuatro versos del poeta Antonio Plaza: “A la guerra Andrés no vayas/ que sin luchar vencerás/ pues un brindis vale más/ que el humo de cien batallas”. Si no nos dice el coronavirus que él tiene otro datos, estaremos para verlo!.