Síntesis, comentarios y reflexiones sobre el libro “Bases para una Teoría de la Enseñanza de libro de C. H. Paterson de Editorial el Manual Moderno.
BURRHUS FREDERIC SKINNER
Recuadro biográfico.
Burrhus Frederic Skinner nació el 20 de marzo de 1904, en la pequeña ciudad de Susquehanna en Pensilvania. Su padre era abogado y su madre una inteligente y fuerte ama de casa. Su crianza fue al viejo estilo y de trabajo duro.
Burrhus era un chico activo y extravertido que le encantaba jugar fuera de casa y construir cosas y de hecho, le gustaba la escuela. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de tragedias. En particular, su hermano murió a los 16 años de un aneurisma cerebral.
Burrhus recibió su graduado en Inglés del Colegio Hamilton en el norte de Nueva York. No encajó muy bien sus años de estudio y ni siquiera participó de las fiestas de las fraternidades de los juegos de fútbol. Escribió para el periódico de la universidad, incluyendo artículos críticos sobre la misma, e incluso contra ¡Phi Beta Kappa! Para rematar era un ateo, en una universidad que exigía asistir diariamente a la capilla.
Al final se resignó a escribir artículos sobre problemas laborales y vivió por un tiempo en Greenwich Village en la ciudad de Nueva York como “bohemio”. Después de algunos viajes, decidió volver a la universidad; esta vez a Harvard. Consiguió su licenciatura en psicología en 1930 y su doctorado en 1931; y se quedó allí para hacer investigación hasta 1936.
Argumentó que la psicología era una rama experimental de la ciencia natural, donde es posible controlar y predecir la conducta, si se hace bajo una observación directa y en condiciones experimentales de estímulo-respuesta. Quiere prescindir completamente de la conciencia, la introspección y el Psicoanálisis.
Por eso en sus teorías no aplica en absoluto las concepciones del sentido común, según las cuales todo ser humano es consciente y autónomo. En uno de su libro Más allá de la libertad y la dignidad (1971), aduce que el concepto de hombre autónomo, que en esencia significa que el ser humano tiene libre albedrío, ha caducado, porque carece de utilidad para predecir y controlar la conducta.
Skinner se centra principalmente en los aspectos mecánicos y automatizados del comportamiento humano. El tema central de su obra es que la conducta es conformada por sus propias consecuencias. Hacemos lo que nos rinde o retribuye, nos abstenemos, como buenos autómatas, de hacer lo que no nos rinde o no nos retribuye.
Skinner cobra notoriedad en la acalorada polémica del Lanzamiento del Sputnik por parte de los rusos. Se creyó que la otrora república Soviética le ganaba la carrera a la Unión Americana. A tal punto fue la histeria que una frase compendió la necesidad de acortar la brecha tecnológica con la que fue la patria de Lenin: “O enseñamos matemáticas a nuestros hijos o les enseñamos ruso”. Es en este clima de ideas en el que Skinner encuentra gran resonancia.
FILOSOFÍA Y TEORÍA
El conductismo –behaviorismo- es el estudio científico del comportamiento, según esta psicología. El conductismo tuvo su origen en los Estados Unidos con la obra de John Broadus Watson (1878-1958). Watson reaccionó contra la psicología introspectiva o mentalista, que estaba en boga por aquellos años. Este prohombre estaba convencido de que la psicología podría llegar a ser una ciencia, si renunciaba al estudio de la experiencia consciente, que no se puede observar objetivamente, para limitarse al estudio de la conducta (P. 196).
Watson, un representante del conductismo clásico, era un ambientalista empedernido, estaba convencido de que se podía producir grandes cambios en la naturaleza humana sí, sólo sí, había una intervención “científica” que permitiera cambiar la conducta de los sujetos. Veamos solamente un ejemplo de sus alardes: “Denme una docena de infantes sanos, bien formados, (…) y yo les garantizo que puedo tomar a cualquiera de ellos, entrenarlo y convertirlo en el especialista que yo quiera” ( Pp.197-198).
Esta presuntuosa afirmación ha sido la herencia que ha legado este padre fundador a sus vástagos. A este patrimonio se le han incorporado nuevos hallazgos que, si bien no han cambiado su sustancia, al menos sí han modificado partes del guión de esta novela que en sus días escribió Watson. En esta parte asistiremos a este cambio de guión, hurgando en y por el pensamiento de Skinner.
Skinner distingue entre conductismo como filosofía y conductismo como metodología. 1) Considerado como un “ismo”, el conductismo es una filosofía de la ciencia , o más específicamente, una filosofía de la psicología o de la ciencia de la conducta; 2) como medios de carácter metodológico, tiene que ver con las formas de intervención que los hombres dedicados a esta ciencia, ponen en operación para lograr los cambios de conducta en los conejillos de indias que, por su bien, suelen ponerse en sus manos (P. 199).
En tal perspectiva, el conductismo se plantea interrogantes como las siguientes: ¿Es realmente posible una ciencia de la conducta? ¿Es posible explicar todos los aspectos de la conducta humana? ¿Cuáles son los métodos que pueden usarse? ¿Son sus leyes tan válidas como las de la física y de la biología? ¿Conducirá a una tecnología? Y, en caso afirmativo, ¿qué papel desempeña en las cuestiones humanas? La respuesta que da Skinner a estas viejas preguntas del conductismo, es afirmativa. Dicho en otros términos: Skinner dio un rotundo sí a estas interrogantes, aunque a su manera, como veremos adelante (P. 199).
El conductismo en tanto filosofía de la conducta, no niega la existencia de fenómenos mentales; no obstante, cree que pueden ser estudiados a través de métodos objetivos ( P. 199). Para expresarlo de otra manera: los pensamientos, los sentimientos y las emociones son simple y llanamente conductas, no formas en las que se manifiesta la conducta, por lo tanto pueden ser estudiados mediante la observación y la experimentación.
En este encuadre Skinner no parte de ningún presupuesto o postulado acerca de la naturaleza del ser humano; porque las conductas son para él los efectos actuales de la selección natural. La selección natural, según esta idea, condujo al desarrollo de ciertas conductas que eran necesarias para la supervivencia de la especie; por lo tanto, la supervivencia depende de estas conductas o acciones (P. 200).
En efecto, el psicólogo norteamericano es tenazmente ateórico, incluso antiteórico; descarta la mayoría de las teorías. A propósito afirma Skinner: “Las teorías son muy divertidas (…); pero la investigación empírica suele producir un progreso más rápido”. Para ser más precisos: “Lo que Skinner rechaza, según el autor, es la teoría como marco de referencia a priori, del que se deducen hipótesis para ser comprobadas a través de la investigación. Su trabajo es fundamentalmente experimental , y se realiza individualmente (Pp 201-202).
Existen dos postulados en la base del conductismo de Skinner:
A) Los organismos vivos están actuando constantemente y, al ir actuando con su ambiente, aprenden nuevas conductas (P. 200).
B) La naturaleza (incluyendo la conducta) es ordenada, en lugar de caprichosa. La ciencia, o el método científico, es un intento que se hace para descubrir este orden. Cuando se descubran estas relaciones, comprenderemos las causas de la conducta y podremos predecirla y controlarla (P. 201).
Ambos postulados son semejantes a los del conductismo clásico; no obstante, existe una diferencia importante en el caso del conductismo skinneriano, enseguida nos ocuparemos de ella y sus consecuencias.
DEFINICIÓN Y PRINCIPIOS
En su forma más sencilla, el modelo de la conducta de Skinner afirma que en la interacción de un organismo con su ambiente se dan tres elementos: 1) La ocasión en la que ocurre una respuesta. 2) La respuesta o reacción . 3) Y sus consecuencias reforzantes (P.204). De este trío de suposiciones se desprende, si observamos bien,
1.- Una modificación muy importante con respecto al conductismo clásico, según el cual a todo estímulo corresponde una respuesta. Por tanto, si el estímulo se repite procederán en cascada un número igual de respuestas, con sus consecuencias reforzantes. En el caso del conductismo pionero, pues, el refuerzo precede y causa la respuesta. Para expresarlo en otras palabras: la mente es una caja negra, cuyo modus operandi sea repicar mecánicamente a los estímulos: “Dadme los reforzadores apropiados para determinados estímulos, y conformaré un mundo de respuestas a modo, no importa que las respuestas se produzcan antes que los reforzadores.
2.- Skinner opera un cambio “copérnico” con respecto a esa teoría reflejológica, en función de que cree que la especie humana posee voluntad, a diferencia de las otras especies. Expliquemos brevemente este cambio: las respuestas operantes (respuestas emitidas), aunque se pueden poner bajo el control de un refuerzo, ocurren antes de que se produzca el refuerzo. Dicho de otra manera: la respuesta operante no es una reacción mecánica e invariable a estímulos específicos, como en el caso del conductismo clásico . La respuesta esta gobernada por la intención; es decir, existe entre los estímulos y las respuestas, la capacidad de las personas para discernir las respuestas que emitirán frente a la diversidad de estímulos a los que tienen que responder cotidianamente.
Veamos una reflexión de Skinner para medir su concepto de intención: “Por consiguiente, el análisis de la conducta no tiene por objeto un yo o una personalidad, sino una persona que actúa. La persona no es un agente originante; el Yo que afirma que es libre y siente que es libre, es el producto de una historia que no es libre, y que determina lo que ese Yo hará en el presente (P. 224).
El conductismo skinneriano si bien admite la existencia de estados mentales, niega que sean la causa que origina la conducta, ya que ellos mismos son conducta. Para esta corriente todas las causas del comportamiento se encuentran en el ambiente y en la dote genética del individuo. Los estados mentales son el resultado de los estímulos externos o de las consecuencias externas del comportamiento, o son los corolarios o acompañantes del comportamiento externo manifiesto (P. 216).
Vayamos a una cita de Skinner, que pinta de cuerpo entero su concepción:
Una diferencia substancial entre los animales y los seres humanos la constituye la actividad verbal por parte de los seres humanos. Esta actividad no se desarrolla conforme a reglas semánticas innatas o como parte de un código genético. Se aprende mediante el refuerzo que proporcionan las personas que forman parte de la comunidad verbal. Se pueden proferir oralmente combinaciones de palabras nunca antes escuchadas, si aparecen nuevas combinaciones de estímulos en nuevos contextos, o como mutaciones. El pensamiento es conducta escrita o hablada, y su contenido proviene del ambiente (P. 218-221).
Como podemos darnos cuenta después de este rodeo, el concepto intención propuesto por Skinner queda prisionero del ambiente, pues para él las finalidades del sujeto son conductas, susceptibles de ser estudiadas y controladas por métodos científicos. Dicho de distinta manera: la intención es una operación, si bien compleja, que semeja una especie de mecanismo de relojería, y como tal puede programarse a voluntad.
Manual de ingeniería social.
En tal dirección, si la conducta ya está controlada por las historias genética y ambiental, lo mismo que por el ambiente actual; la conducta humana misma en cierta forma de control, tanto del ambiente físico como de otras personas, al igual que de sí mismo. Si hemos de crear un mundo en el que se hagan efectivas las potencialidades de los seres humanos, tenemos que aplicar los resultados de un análisis científico de la conducta . P. 225.
Desde esta perspectiva, Skinner afirma que las conductas humanas, permítaseme la reducción, son positivas o aversivas. Las conductas del primer tipo, tenderán a repetirse por ser estimulantes y, si son del segundo tipo, tenderán a atenuarse y luego a olvidarse. “La intervención del terapeuta consiste, en esta lógica, en afirmar las primeras mediante reforzadores positivos y, en caso contrario, inhibir las segundas mediante reforzadores negativos” . Vale decir que esta acción “curativa” tiene que contar con la voluntad de la persona que desea modelar remodelar su conducta.
Por lo demás, Skinner es optimista respecto a los beneficios de la aplicación de su sistema a todo el campo de conducta humana. Nótese su optimismo en la siguiente afirmación: “Es muy posible que un análisis científico de la conducta nos proporcione (…), las técnicas que necesitamos para este fin: la sabiduría que necesitamos para construir un mundo mejor, y mediante ello, hombres mejores (P. 226).
No obstante, Skinner reconoce las dificultades de su empresa, pues “la mayoría de la gente se resiste al control y a la idea de control. El rechazo del control aversivo se ha extendido a todo tipo de control. Además, la filosofía democrática está en conflicto con el uso de controles, incluso para alcanzar las metas de la misma democracia (P. 226).
Pero si la democracia se resiste, peor para la democracia, pues “el objetivo o meta de una cultura planificada, es la supervivencia de la cultura, o de la raza humana. Algunos objetivos o valores que se pueden desarrollar transitoriamente son un pueblo saludable, feliz, productivo, de buena conducta, hábil para el trabajo, prudente. Es muy posible que algo salga mal en una cultura (como ha sucedido en el pasado) y entonces será necesario corregirlo mediante un plan positivo” (P. 226).
Tecnología de la enseñanza
La educación ha sido descrita hasta ahora por medio de tres procesos principales, o metáforas, como los llama Skinner: A) el cambio se debe al desarrollo natural con el mínimo de influencias ambientales; B) adquisición de conocimientos, aptitudes e ideas del ambiente. Según esta metáfora, lo que se aprende no es conducta; la conducta es simplemente actuación o ejecución basada en lo que se aprende; C) el patrimonio genético que madura, pero la educación o enseñanza es instrucción o construcción por medio de la cual la conducta del estudiante se le da una forma, se le configura o se le estructura (P. 231).
Obviamente a Skinner no le gustan estas metáforas para hacer un verso, porque “desde el punto de vista del análisis experimental de la conducta, hay muchas cosas inaceptables en la práctica actual de la enseñanza” (P. 232). Ya podemos imaginarnos por qué. En contraste con estas metáforas, Skinner nos ofrece su tecnología de la enseñanza. Veamos algunas perlas de ese rosario:
(…) el análisis científico de la conducta ofrece principios que se pueden aplicar para planear escuelas, equipo, libros de texto y prácticas generales de clase. La enseñanza o tecnología de la enseñanza consiste en ordenar o arreglar las contingencias de refuerzo de tal manera que los estudiantes puedan aprender efectivamente. Las preguntas a las que hay que responder son las siguientes: ¿cuáles son las conductas que se tienen que aprender?, ¿cuáles los refuerzos de que se dispone?, ¿cuáles las conductas o respuestas operantes de que se dispone para empezar un programa de aproximación progresiva , que conduzca a las conductas definitivas que se buscan?, ¿en qué forma se deben proporcionar los refuerzos para que resulten lo más eficaces posible para mantener firmes las conductas? Esta es una ciencia práctica, no un arte (P. 235).
Es difícil programar una conducta compleja, nos dice Skinner; pues no se puede reforzar toda de una vez. Tiene que programarse por pequeños pasos sucesivos, para estructurar primero un segmento; luego los segmentos se ejecutan sucesivamente. P. 237.
El que la maestra planee la instrucción permite que se desarrollen programas individualizados para los estudiantes. Tienen que usarse recursos mecánicos y eléctricos. Es un hecho innegable que como mero mecanismo de refuerzo, la maestra es algo anacrónico. “Se pueden estructurar programas por adelantado que luego se puedan aplicar a la mayoría de los estudiantes. Se pueden presentar en forma de libros de texto programados, o de máquinas de enseñanza. La manipulación de la máquina es interesante y, por lo tanto, un refuerzo por sí misma” (P. 238).
El análisis experimental del condicionamiento operante reconoce que «un estudiante, como cualquier organismo, tiene que actuar antes de poder ser reforzado. En cierto sentido, él tiene que tomar la iniciativa. Todo el comportamiento que exhibe en último término, debió ser suyo en alguna forma desde antes que empezara la instrucción». Pero no existe como propiedad personal en forma completa o perfecta esperando ser sacado. El maestro tiene que inducir al estudiante a actuar, por medio de principios e incitadores. Estas contingencias de instrucción son inventadas y temporales, pero la conducta generada corre por cuenta de las contingencias de la vida fuera de la escuela y éstas la mantienen (P. 243).
Aunque la educación procura enriquecer al estudiante con un repertorio de conductas que le sirvan para hacer frente al mundo, nunca podrá prepararlo completamente. Al estudiante hay que enseñarle también a explorar nuevos ambientes y a resolver problemas. El aprender cosas de diferentes maneras, metiendo en juego muchos repertorios intercambiables, preparándolo para usar sus conocimientos más eficazmente en situaciones nuevas (P. 244).
La programación de la instrucción por parte del maestro es muy difícil y requiere una instrucción individual para cada estudiante. Sin embargo, se pueden estructurar programas que se apliquen a la mayoría de los estudiantes, o varios programas para diferentes niveles, pudiéndose presentar bajo la forma de libros de texto programados, o por medio de máquinas de enseñanza operadas por computadoras. Esta programación se basa en los principios del condicionamiento operante (P. 251).
Para concluir este apartado, a continuación una crítica a nuestras normales: “La educación que se da a los maestros es ineficaz porque no les proporciona la tecnología necesaria para una buena enseñanza. Una enseñanza tecnificada no elimina la necesidad de maestros, ni rebaja al maestro al papel de una máquina; le proporciona tiempo para emprender actividades que sólo un maestro, no una máquina, puede llevar a cabo: exposición, discusión, argumentación, exploración de nuevas áreas, preocupación por valores y por una conducta ética, así como oportunidades para gozar del arte, la literatura y la música” (P. 252).
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Por el desprecio de Skinner a las teorías y métodos que estudian la conducta humana como resultado del pensamiento y las emociones, amén que por su optimismo acerca de la metodología conductista para llegar a la comprensión de toda conducta o experiencia humana; sus críticos consideran que ha dejado fuera de su teoría los aspectos más humanos de la conducta (P. 252). A continuación de expondrán algunas críticas al conductismo skinneriano:
l.-Ignora la conciencia, los sentimientos y los estados de la mente. Dígase en contraste que nuestro autor «no descabeza al organismo», ni «mete la subjetividad debajo de la alfombra». No obstante, estos fenómenos son de poca importancia y no son necesarios para comprender la conducta, ya que no tienen ninguna influencia causal en ella (P. 253). Para repensar: “Nuestra preocupación por los seres humanos (y también por los animales) va más allá de una preocupación por su conducta; también nos interesan sus sentimientos, emociones, actitudes, creencias, etc. (P. 254).
2. Concibe la conducta sencillamente como un conjunto de respuestas a estímulos, presentando a la persona casi como un autómata, un robot, un títere o una máquina. Y si bien la psicología de Skinner no es solamente estímulo-respuesta; el dilema se presenta cuando la conducta emitida que, en principio es una conducta voluntaria o iniciada, se le puede poner enseguida bajo el control del ambiente o de los estímulos. Según esto, el que puede controlar el ambiente de otra persona, puede teóricamente, convertir al otro en un títere o en un robot (Pp. 254-255).
3. Mutila el concepto de intención o finalidad. La teoría operante concibe la finalidad, no como una intención o plan antecedente del sujeto, sino como el resultado de una selección subsiguiente debida a las contingencias de refuerzo (P. 255). Esta postura deja fuera los procesos mentales complejos que se anticipan a los estímulos naturales y artificiales, creando ambientes y estímulos a través de las operaciones simbólicas, tal como nos enseñó Bruner. El concepto de intención de Skinner es circular; el de Bruner es espiral, recursivo…
4. Las deficiencias indicadas obedecen a que el autor trabaja con animales, en particular con ratas, pero no con personas. La imagen que presenta de la conducta humana abarca solamente aquellas características que los seres humanos comparten con los animales. Justamente por ello, los logros que ha obtenido bajo control de laboratorio no se pueden repetir en la vida real (P. 256). Ciertamente lo que compartimos con los animales es el sistema de cómputo, pero nuestro sistema de información está íntimamente moldeado por el cógito rasgo que no poseen las otras especies, de ahí que ni siquiera en esta “semejanza” compartamos del todo nuestros con parientes zoológicos.
Escribe Skinner: «Podemos lograr un tipo de control bajo el cual los controlados, aunque se someten a un código mucho más minucioso que en cualquier otro caso, bajo el antiguo sistema, no obstante se sienten libres. Están haciendo lo que quieren hacer. No hay ninguna restricción ni ninguna rebelión. Mediante un diseño cuidadoso, controlamos, no la conducta final, sino la inclinación a comportarse bien: los motivos, los deseos, los anhelos». P. 266. Y en este simpático mundo Orweliano, la sociedad será mejor si todo el mundo por su bien se porta bien pero seremos más libres?
Y la pregunta que no respondimos, y que habremos de responder ahora: ¿Nos puede servir el condicionamiento operante para conformar ciertas conductas de nuestros pupilos, según nos lo ha propuesto el autor?
PARA EMPEZAR LA DISCUSIÓN…
Algunas Preguntas.
1.- ¿Cuál la diferencia entre el conductismo clásico y el neocondustismo skinneriano?
2.- ¿En qué se diferencia el concepto de voluntad (intención/finalidad) de Bruner y Skinner?
3.- Describe brevemente las posibilidades de su proyecto educativo.
4.- ¿Qué aporta Skinner para una teoría de la educación?