MIRELES ESTÁ EN LA CÁRCEL/EL PUEBLO LO EXTRAÑA

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Esto escribí el 2 de febrero de 2014.

“En el estado de Michoacán, cuando menos en la región de Tierra Caliente, los cárteles en disputa tienen una amplia base social. Los caballeros templarios desde hace bastantes años “catequizan” a pueblos enteros y el cártel nueva generación, por rebote, agrupa también a una legión calentanos, muchos ellos ahora convertidos en Autodefensas porque están hartos de la ex familia por la infinidad de latrocinios que les han cometido. Pero en este maremágnum hay también Autodefensas que, tras la negativa experiencia de apoyarse en la Familia Michoacana para derrotar a los Zetas, han jurado y perjurado que su cometido es expulsar a todos los cárteles del Estado. Afirman  que no cambiarán el yugo de los Caballeros Templarios por el del Cartel Jalisco, Nueva Generación.

“Junto a aquella bomba  explosiva, se ha adjuntado otra tendencia que encabeza el médico José Manuel Mireles Valverde, líder de las Autodefensas de Tepalcatepec y ex vocero del Consejo General de las Autodefensas, cuyo sin expreso además de combatir a los narcos, están procurando conformar una fuerza política que le dispute el poder en todos los niveles a la mediocre clase política michoacana, pues ha llegado a la conclusión que es ésta la culpable de la indefensión en la que han sobrevivido. Seguramente muchos políticos –y no sólo políticos- ofendidos y humillados por la clica de gobernantes corruptos están en la base de este movimiento que busca el recambio político en esa tierra de Juan Colorado. Para ellos era insuficiente que la Federación viniera  a salvarlos para que todo cambiara y todo siguiera igual..

            “Ante esta mezcla incendiaria en que se han convertido las Autodefensas y las complejas circunstancias en que operan, el gobierno supo, en principio, que no podía desarmarlas, pero también tenía la convicción que no podía permitirles seguir armadas hasta el tiempo de las calendad griegas; pero asimismo jamás perdió de vista que no podía permitir el total recambio de la clase política michoacana que, aunque corrupta y omisa, son carne de su carne y hueso de su hueso. Ante esta circunstancia compleja, cuya base es política y militar y no jurídica, cuando menos en principio, por tanto los” pacificadores” tendrían que trabajar con “La Doctrina Petraeus, según la cual progresivamente tendrían que ir construyendo y/o reconstruyendo las instituciones en las comunidades que giran alrededor del conflicto” (Carlos Puig.17/01/14)”.

PASADO PRESENTE

                Desde aquel mes enero hasta principios de este mes de julio ha pasado mucha agua por debajo del puente michoacano. Pero todo este torrencial no se apartó un segundo de las tendencias, ¿macrotendencias?, que se expusieron  en los párrafos precedentes. En ese perspectivismo de largo aliento, un acontecimiento político conformó un parteaguas en el conflicto michoacano y, por supuesto, en el peregrinar de las Autodefensas, que hasta ese momento habían  tomado innumerables municipios para expulsar a los Caballeros Templarios de sus linderos y, en esa gran marcha, ya tenían rodeado Apatzingán para ocuparlo en los días siguientes, por ser considerado el “santuario” de los Caballeros Templarios. Vale decir que para enero del 2014 las autodefensas ya eran famosas en el mundo y su ejemplo amenazaba expandirse a otros estados del país; en ese entorno su líder, José Manuel Mireles Valverde, era ya una estrella refulgente en el diverso territorio de los medios comunicación

                      Este suceso ocurre cuando el Gobierno Federal pone en operación el Plan para la seguridad y le desarrollo integral de Michoacán. Este plan contaba con 45,500 millones de pesos para reactivar la economía y reconstruir el tejido social, llegaron el Ejército, la Marina y la Policía Judicial Federal a sustituir a las fuerzas de seguridad locales. Además con aquel gran paquete venía a hacerse cargo de ese Estado fallido Alfredo Castillo Cervantes en su calidad de Comisionado, con mayúscula. Nadie en ese momento condenó esa intervención de lesa soberanía, porque todo mundo sabía que esa incursión Federal pretendía, dicho sea formalmente, mitigar los estropicios sociales y políticos  que había causado los Caballeros Templarios. No obstante todo mundo se puso en guardia, por aquello que Michoacán se había convertido en la casa del jabonero. Vale decir que meses antes el Gobierno Federal desde Los Pinos había tomado alguna medidas sin precedentes, entre ellas militarizar el puerto de Lázaro Cárdenas.        

                La primera medida que tomó el Comisionado fue “unirse” militarmente a las Autodefensas. Esta estrategia tenía como propósito final contenerlas, pero éste objetivo debía tener la suficiente flexibilidad para no romper y menos provocar un enfrentamiento con esos ciudadanos en armas. Esta elasticidad fue tal que las autodefensas “arrastraron” a las fuerzas federales en su casi indetenible paso por los caminos de Michoacán, al parecer con la anuencia/renuente de Castillo Cervantes. Esta flexibilidad tuvo además por objeto ganar tiempo y confianza para conocer a las Autodefensas por “dentro”, al tiempo que estás les enseñaron  los laberintos donde se desarrollaba la guerra contra los templarios, pues los militares y la policía federal descocían el terreno que estaban pisando. Esta guerra de posiciones, pues, le permitió al gobierno expropiar o extender la legitimidad de la que gozaron las Autodefensas michoacanas en esos días, tanto nacional como internacionalmente.

TODO PARECÍA QUE LA BARCA IRÍA VIENTO EN POPA, PERO…

                 En esa alianza impuesta por las Autodefensas, cayeron varios elementos de tropa de los templarios y algunas cabezas dirigentes del cartel, asimismo, empezaron las redadas de algunos integrantes del gobierno fallido, entre ellos personales como Jesús Reyna García, que fue Gobernador interino cuando Vallejo convalecía en un hospital norteamericano y dos alcaldes impresentables. ¿Era mucho o era poco lo que se había logrado en dos meses en que las autodefensas y los militarles habían cohabitado? Porque además poco se sabía y aún no se sabe cómo se estaba y se está gastando el presupuesto extraordinario que la Federación había puesto en ese estado para reconstruir la economía y restañar el tejido social. En este renglón poco sabemos porque el conflicto político ha ganado nuestra atención. Pero no sería una afirmación peregrina afirma que se está haciendo algo al respecto, sobre porque este trabajo diezma la base social de apoyo de las Autodefensas, pero también las de los Caballeros Templarios y no sé si también le está ocurriendo lo mismo al  Cártel Jalisco Nueva  Generación.    

                 De estos reencuentros en el campo de guerra entre las Autodefensas y el Comisionado Castillo, pasaron a las reuniones de diálogo, planeación y operación conjunta; por supuesto que la mayoría de ellas no fueron simples bailes de karkis, por dos razones: en los lindes de las Autodefensas se mostraba una ala moderada y una relativamente radical, que en esos momentos se había hecho de la vocería de éstas, a través del controvertido José Manuel Mireles Valverde, que alcanzo la gloria mediática con su primer apellido: Mireles. En el campo del gobierno quiénes pedían las cabezas de las autodefensas, más aún que la de los templarios y otros por continuar con la misma alianza incómoda hasta configurar un clima propicio para contenerlas. Pero esas contradicciones sufrieron un reacomodo súbito. El comisionado les propuso/les ordenó a las autodefensas que debían dejar las armas el 10 de mayo, con el ingrediente de quienes quisieran podrían convertirse en policías rurales o simplemente irse a su casa. Esas eran las opciones, porque después de esa fecha quienes anduvieran armados se las verían con la acción de la justicia federal. Esta disposición dividió más a las autodefensas y galvanizó al frente federal. Veamos por qué?     

                Ante esta orden del Gobierno Federal, al principio Mireles titubió ante la posibilidad del desarme; pero después de un intenso encuentro realizado a puerta cerrada de los integrantes del Consejo General de Autodefensas (CGA) y Guardias Comunitarias, Mireles propuso que debían dar el mismo plazo al Comisionado Alfredo Castillo, el mismo 10 de mayo, para que respondiera a su propuesta de legalizar a las autodefensas bajo esa denominación y no como Policía Rural. En ese mismo sentido José Manuel Mireles puntualizó que son tres las propuestas hechas al gobierno sobre el desarme: su legalización como autodefensas, la liberación de sus compañeros presos y eliminar de manera total la estructura de los Caballeros Templarios en la entidad. Por supuesto con el correr de los días las propuestas fueron creciendo y radicalizándose. 

 

CRONICA DE UNA RUPTURA ANUNCIADA

                 Pero aquel consenso era un falso consenso, como todos esos tipos artificios que conforma el miedo, la vergüenza o los arrebatos identitarios, algo se había se había quebrado de aquella mítica unidad monolítica. En efecto, el ocho de Mayo del año en curso se reunieron las Autodefensas con Castillo Cervantes en las instalaciones de la 43 zona militar, con sede en Apatzingán, entre los concurrentes estaba Estanislao Beltrán, Papa Pitufo y la presencia ausente de José Manuel Mireles. Los integrantes del CGA decidieron destituir a Míreles con 34 votos a favor y cuatro en contra. Papá Pitufo indicó a la prensa, después de la reunión, que el ex vocero, después del accidente –recuérdese que el 4 de enero se había averiado y caído el avión en que viajaba- el doctor andaba por la libre y no obedecía a nadie; tomaba las decisiones por su cuenta. La destitución de Mireles ocurrió dos días antes de que se cumpliera el plazo del desarme (Ernesto Martínez Elorriaga. 09/05/14. La Jornada). Con este acuerdo Mireles quedaba en la intemperie, aunque trató comunicarse con Peña Nieto y ligarse nacionalmente a las organizaciones no gubernamentales la exclusión/autoexclusión  que minaba su fuerza que lo convertía en reo de cualquier tentativa en su contra. Pero con todo, el mal ya estaba hecho…

                  

Antes, en y después de la destitución y encarcelamiento de Mireles Valverde, habían menudeado las descalificaciones. Se le acusó que había estado en la cárcel de Uruapán por siembra, producción y venta de estupefacientes y que, una vez que fue traslado a Morelia, se convirtió, junto con otros convictos, en extorsionador de los presos (Andrés Becerril y Miguel García Tinoco. 17/01/2014. Periódico Excelsior). También se le difamó con la verdad: Se afirmó que era mentira que no buscaba algún puesto político, toda vez que ya lo había hecho con el PRI, el PRD y con Alternativa Socialdemócrata, y en todas sus tentativas había fracasado (Misma fecha y medio de comunicación). En días pasados, como parte de nuestro seguimiento periodístico, inferimos que el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el general colombiano Oscar Naranjo estaban detrás de los bien organizados y bien armados autodefensas de Michoacán. El vínculo del Cártel de Jalisco con las autodefensas ya se confirmó con la revelación que hizo ayer el procurador (José Contreras/ /3101/2014. Opinión) Se le tildó de loco, inclusive de haber dejado a su mujer para cohabitar con una niña. En fin qué no dijeron en contra del doctor Mireles.

             Pero más se ha dicho en su favor. Vale decir que los columnistas más distinguidos, las organizaciones de derechos humanos, los movimientos de la sociedad civil y los pensadores universitarios han estado con Mireles desde que inicio las autodefensas, cuando fue vocero de ellas y hoy que está en la cárcel con mucha mayor razón. Veamos una afirmación con la que todos sus defensores coinciden: “No existe duda de que la detención de Mireles haya sido una determinación política. Se hizo para castigarlo por su valentía al denunciar los vínculos de las autoridades con el crimen organizado y su independencia al insistir que no entregaría las armas hasta que el gobierno hubiera cumplido con su responsabilidad de traer la paz y la justicia a Michoacán”  (John M. Ackerman/ Fecha ¿?/ La Jornada) Muchos creen que se trató de una venganza. Creo que este desaguisado tienes más aristas de las que hasta hoy se han expuesto.  

(Véase un hermoso reportaje en esta perspectiva de Sanjuana Martínez: Las Batallas del Doctor Mireles (01/ 07/2014.Revista Nexos)

EL HOMBRE CABALGA UN ANIMAL QUE LO CABALGA.

               Me hubiera gustado que la prensa hubiese dibujado a un José Manuel Mireles Valverde como un hombre poliédrico, y no como un demonio como lo borronean sus detractores o como un ángel como lo dibujan sus apoyadores. Esta imagen maniquea del prócer de Michoacán, nos dirían los viejos cavernarios del no más viejo comunismo, es producto de la lucha de clases/que es motor de la historia/que va desde el comunismo primitivo hasta el comunismo…Lamentablemente en este breve retaso no es posible enmendarlo esos “recortes”, pero quizá se puedan sacar algunas conclusiones que nos den algunas pistas que nos permitan atisbar la complejidad del personaje y el de sus enemigos, no precisamente de clase. Y ello sin desmedro de que habrá que sumarse, al menos en mi caso, a la cruzada nacional para que Mireles Valverde salga de la cárcel de Hermosillo donde se halla recluido, porque si hemos de creer a su defensora se le ha tratado mal, a pesar que sus custodios saben que padece una diabetes que requiere los cuidados alimenticios y farmacéuticos indicados para evitar que su enfermedad  pueda agravarse en cualquier momento.

               A contrapelo de la hipótesis de la venganza que han esgrimido periodistas e intelectuales que como la bilis negra  disparó la aprehensión de Mireles,  quiero plantear un supuesto distinto, a saber: La derrota del doctor Mireles obedece a que su lucha estaba planeada para un tiempo sin tiempo, es decir, hasta que la limpieza de Michoacán fuera verdadera, casi aséptica, en cuyo trayecto, parecido a una travesía  sin, el ex vocero de las autodefensas seguramente se convertiría, en el líder Moral y político de Michoacán. Esta macrogesta de Mireles Valverde tiene enorme parecido con el Bolívar que recrea García Márquez en su novela el General en su Laberinto, porque en esta gran marcha hacia adelante se fue quedando solo, sólo se quedaron  con él un puñado de fieles, y no solamente porque hayan “cooptado” al resto de las autodefensas, sino porque éstas en una acto de realismo político detuvieron su paso al vacío, pues todos ellos eran hombres y mujeres comunes y corrientes, en cambio él está conformado con el material con el que fueron construidos los santos, los héroes y los genios. Todo ello por supuesto no justifica que se le haya encarcelado.   

              Quizá el equipo des Presidente hubiera podido desgastar más a Mireles, pero a Peña Nieto prácticamente se le había  acabado el tiempo. No podía esperar más; pues a abierto o se le han abierto muchos frentes: prácticamente ha echado el poco rating que le queda a sacar del Congreso las “Reformas Estructurales” para ponerlas en operación en un país, nuestro país, que está tocando la puerta de una crisis profunda, producto de un entorno mundial de muy bajo crecimiento. Pero a estos asuntos “macro” se adjuntan los problemas que ha generado el narco en Tamaulipas y en otros estados y… por si fuera poco, tienes encima las elecciones intermedias en el 2015, en las que jugará el PRI su suerte por poco menos de medio país. En tal circunstancia el Presidente requiere lavarle la cara a un PRI Michoacano hoy profundamente desprestigiado, claro si los videos de la Tuta se lo permiten. 

             En Michoacán, pues, se enfrentaron dos tiempos donde la mediación era imposible. En el caso de Mireles el tiempo de la justicia a secas; en el caso de Peña Nieto, el tiempo del no tal frío cálculo político. Creo Michoacán empezará una nueva etapa, lejos muy lejos de la promesa de redención que plantearon las Autodefensas antes de institucionalizarse, pero podría traer un período de normalidad a la mexicana.