LAS VIALIDADES DE MAZATLÁN LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS.

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El hombre nace libre y se encuentra encadenado en todas partes, dijo Rousseau en su día. Benditos nuestros indios que solían corretear a la indias en espacios que eran de todos y no eran nadie; qué amores, amigo; qué amores en esos tiempos, pues todavía los “arrejuntes” no estaban aprisionados en las asfixiantes recámaras del INFONAVIT. Pero un día a alguien se le ocurrió decir esto es mío, en seguida otro siguió el ejemplo y luego a otros…, y entonces el mundo quedó roturado, cada vez más partido en pequeñas porciones que luego se les llamó orgullosamente propiedad privada, y hasta se creó el derecho privado para protegerla de los peligrosos comunitarios..

Pero los más insignes promotores de la propiedad privada dejaron espacios para la vida pública, tal vez porque creyeron que si todo era privatizado el mundo se haría intransitablemente feudal, como en aquellos días en que se tenía que pagar por el derecho se paso que no pocas veces incluía el derecho de pernada. Sabedores que esas prácticas habían costado revoluciones, seguramente se dijeron, como para despistar, que había que crear el espacio público como mera extensión de lo privado. De esta manera la vida pública creó, además de la política y los políticos, las plazas, los caminos y las oficinas públicas, por supuesto…

No es una infidencia decir que desde esos días se ha trabado un fuerte conflicto de interés entre lo público y lo privado. En este diferendo el último le ha ido ganando terreno al primero. Prácticamente los espacios y el tiempo se han privatizado; por ello no es casual que al amparo de los políticos y la política  los bienes y los servicios públicos han pasado a manos de particulares, a partir de la premisa de que lo privado es bueno y lo público malo. Y este proceso de reversión de lo público continúa…

TIBURÓN A LA VISTA, BAÑISTA.

Para entrar en materia hagamos antes un pequeño recorrido de algunas desgracias que nos desgracian en materia urbana y de vialidades en nuestro Mazatlán. El puerto fue construido por un priísmo ávido de resultados políticos fáciles. En efecto, el partidazo  cedió a inmobiliarios y a hoteleros en propiedad privada los espacios costeros sin mayores regulaciones urbanas ni ecológicas; por ello al cabo de los años la zona costera se ha vuelto progresivamente intransitable por la estrechez de sus vialidades. Cierto, Alejandro Higuera ha construido vialidades, pero la gran mayoría conducen a mismo cuello de botella en el que se ha convertido el malecón que, con el curso del tiempo, sino hay un cambio de timón, inhibirá el desarrollo turístico con consecuencias catastróficas para Mazatlán.

Pero además el priísmo cedió también a los terratenientes los espacios que bien pudieron servir para la construcción de vivienda popular, plazas públicas y espacios deportivos. Esta cesión, quién lo duda, constituyó un arsenal inmensas corruptelas por la elevación del precio de la tierra a través de la introducción de los servicios públicos. Los beneficiarios de este negocio fueron los coyotes urbanos y las autoridades municipales en turno. Pero este fenómeno de privatización de la tierra  produjo tal  hacinamiento que empujó a las familias a romper ese cerco a través de invasiones, que muchas de ellas fueron parte del negocio de terratenientes y políticos. Esta perversión creó un tejido urbano laberíntico en el que los pobladores aprovecharon los espacios recién ocupados exclusivamente para viviendas sin el mayor orden, que impidieron a la postre la creación de plazas y campos deportivos.   

El corolario de estas venalidades y banalidades, fue la construcción de una ciudad a la manera de un “lecho de Procusto” que todo lo tritura en su pequeña “cama”, a tal punto que existen pocas áreas de esparcimiento y la estrechez de sus vialidades son el vivo espejo de la estrechez de miras de políticos venales. Mazatlán, pues, ha sido construido con los pies, a la altura de un priísmo rupestre e insaciable de réditos financieros y políticos fáciles. Como compensación, dígase  también que el panismo ha puesto su grano de arena para la edificación de este desmadre, porque para ellos la solución de lo urgente ha terminado por posponer la solución de lo importante.