*Denuncia Pucheta amenazas de Córdova
*Las invasiones siguen siendo negocio actual
*Chistes de y sobre los últimos presidentes
FRANCISCO CHIQUETE
¿A qué se refiere un político cuando amenaza o manda amenazar a otro con una expresión como “me lo voy a chingar”?
En términos de político uno puede pensar que se trata de una determinación para obstaculizarle y en lo posible, desbaratarle la carrera política al rival. Sobre todo en estos tiempos en que la tónica es el diálogo y la colaboración, parece poco posible que alguien que está a nivel de secretario de despacho y dedicado además a una tarea tan civilizada como el turismo, tenga expresiones relacionadas con la violencia, con amenazas de carácter físico.
Pero cuando se trata de Frank Manuel Córdova Celaya, uno no puede saber. Antes de estar en la Secretaría de Turismo fue secretario de Seguridad Pública en el estado y con frecuencia se presumió a si mismo como un hombre de armas, un experto en el manejo de los equipos y un fiscal muy capaz para determinar si sus subalternos estaban capacitados o no en las cuestiones técnicas y en el adiestramiento para disponer del armamento.
Al diputado Fernando Pucheta le han llegado ya varios comentarios de gente preocupada a quienes el propio secretario les ha hecho la advertencia: “me lo voy a chingar”, después que Pucheta Sánchez apareció en la conversación.
Si el secretario lo ha dicho ante gente seria es porque estaba interesado en que el mensaje le llegara, lo que nos lleva a pensar que efectivamente pretende por lo menos amedrentarlo.
¿De qué viene esto? En primer lugar, Córdova es operador político de Acción Nacional,. A él se le atribuye la decisión de encerrar a los candidatos de la planilla panista el año pasado, para que no estuviesen con las preocupaciones de la jornada electoral. Los tuvo en una villa del Emmerald Bay, donde pasaron un gran día hasta que empezaron a llegar los primeros resultados, todos ellos desalentadores. El propio Carlos Felton, que luego recuperaría terreno hasta consolidar una ventaja de cinco mil votos, salió corriendo lívido, con la idea de la derrota en mente.
Edl que perdió fue Alejandro Higuera Osuna, a quien se había comprometido a sacar adelante, incluso en un compromiso con el gobernador Mario López Valdez, y les falló.
Después vino un forcejeo por la presidencia de la Comisión de Turismo. Córdova Celaya presionó hasta donde pudo para que esa posición quedara en manos de Martín Pérez Torres, el diputado panista del XX Distrito, bajo el argumento de que esa comisión siempre fue de Acción Nacional. Sólo le alcanzó para que Martín Pérez fuese secretario, y eso porque él mismo ya se había movido con su bancada y alcanzó a consolidar esa negociación.
Después han venido algunos desencuentros a través de los medios de comunicación, ya por desacuerdos con la forma de manejar algunos temas, ya por el cálculo de visitantes. Después de semana santa fue hasta hilarante escuchar al secretario hablando de un millón cien ml y tantos visitantes, en una ciudad que tiene menos de once mil cuartos de calidad turística y muchísimos menos de medio pelo. El propio Pucheta hizo un cálculo más sobrio, pero si esa hubiese sido la causa, Córdova tendría que chingarse también, para utilizar su término, al alcalde Carlos Felton, quien el mismo día en que Córdova daba sus resultados, fue un optimista más conservador que sólo registró el arribo de setecientos y tantos mil visitantes a la ciudad.
Córdova Celaya se encuentra en Calgary, Canadá, en la campaña promocional que encabeza el gobernador Mario López Valdez, a quien seguramente ya le comentó que no, que de ninguna manera, que debe tratarse de la misma campaña emprendida por Pucheta en su contra y con la complicidad de los medios, porque a la hora de anunciar que se lo va a chingar, enumera ese hecho, el de la manipulación de medios, para justificar su enojo.
Habrá que esperar a ver mañana o a su regreso, cuál es su respuesta, pero por lo pronto hay una maña señal dentro del gobierno en que con mucha razón, se presume la pluralidad en el gabinete, en el Congreso y en los organismos que se crean para acompañar las acciones del régimen.
UNA LECCIÓN QUE
NO APRENDEMOS
Veinticinco familias de escasos recursos se asentaron en un terreno altamente peligroso, en lo que ellos mismos llamaron “la invasión Pino Suárez”, ubicada al final de la colonia de ese nombre. Se trata de uno de los múltiples hechos de tomas irregulares de tierras que se han dado en Mazatlán, muchos de ellos al amparo de banderas políticas o partidistas, y casi siempre en provecho de líderes sinvergüenzas que se aprovechan de la necesidad de la gente.
Ayer el equipo de trabajo del gobierno municipal llegó hasta la invasión para poner orden, y se encontró que había esas veinticinco familias, pero en realidad se habían construido cuarenta y tres modestas viviendas. Las dieciocho restantes por supuesto, son para quienes van sin necesidad, con el propósito de “engordar” los lotes, que luego venden a precios elevados, según los usos y costumbres existentes en derredor de las invasiones.
Nomás para darnos una idea de la situación, hay que decir que la invasión estaba asentada no en una marisma, sino en el canal de un arroyo pluvial. Las familias pues, quedaron asentadas exactamente en el lugar preciso para que en la primera tormenta importante ellos o sus pertenencias quedaran sepultados por el lodo o fuesen arrastrados por aguas turbulentas.
La secretaria del ayuntamiento, Rosario Torres Noriega, advirtió que no se puede permitir la invasión e incluso recordó que aquellos funcionarios que les doten de servicios públicos tienen asignada una responsabilidad penal, de modo que les dio cuarenta y ocho horas para desarmar las viviendas y dejar el terreno despejado.
Aunque invasiones las ha habido siempre, desde los tiempos en que se invadieron los terrenos de la colonia Juárez y sus alrededores, la ciudad empezó a crecer sin control. Hubo asentamientos como la Casa Redonda, Casas Económicas y colonia Klein que se asentaron en los puntos de alto riesgo de los esteros del Infiernillo y el Gallito, pero no propiciaron una generalización de esa conducta, que empezó a verse indetenible en los años sesentas, setentas y ochentas, en los que hubo hasta líderes honestos, aunque fueron los menos.
Hasta entonces la invasión había sido “patrimonio político” del PRI, pero en los noventas Alejandro Higuera cooptó a los líderes más tradicionales que sobrevivían en el PRI, desde los invasores del Estero del Infiernillo, Cuca Arias y Rosendo Meza, hasta la Güera Guerrillera, Hildegarda Vázquez, Carlota Llamas (a quien un día hicieron que el gobernador la refiriese como heroína civil).
Cada año aparece al menos una nueva invasión y los líderes siguen viviendo de eso, pero además siempre se encuentran con autoridades que les consienten este tipo de prácticas, sin que falten aquellos que se hacen cómplices.
En contrapartida hay que establecer el abandono de los sucesivos gobiernos municipales al tema de la vivienda popular. En otros tiempos se tuvo siempre una reserva territorial para regular el mercado de los lotes, y cuando no se tuvo, se adquirió. Así nació la colonia Libertad de Expresión, por ejemplo.
Pero de unos años a la fecha, los gobiernos municipales –de todos los partidos que han estado al frente- se han olvidado de ese aspecto. Lo más que han hecho son negocios con fraccionamientos disfrazados de interés social, pero que en el fondo son grandes negocios dudosos, cuyo menor efecto es el de beneficiar a la gente con necesidad, y mucho menos ayudar a resolver un problema social importante.
Ahí están todos los elementos de siempre: gente con necesidad de vivienda y sin recursos; líderes inmorales, funcionarios disimulados o cómplices, y autoridades sin visión social y sin preocupación por la gente de abajo. Si todo se está “reformando” y los cambios constituyen el principal elemento de los discursos oficiales porqué nadie le mete mano a este asunto?
LOS CHISTES PRESIDENCIALES
Todos los Presidentes de la República han sido objeto de chistes.
Dicen que un día don Adolfo Ruiz Cortínez (Adolfo el viejo) traía un agujero en la bolsa derecha de su pantalón y al terminar de hurgar se preguntó “¿pasitas? ¿cuándo compré yo pasitas?”
A Adolfo López Mateos, que viajó por todo el mundo con nuestra representación, le cambiaron el apellido y se lo dejaron en “Adolfo López Paseos”. También le aclaraban que cuando se declaró como un político “de izquierda atinada”, en realidad estaba definiendo: “izquierda, a ti, nada”.
Gustavo Díaz Ordaz hacía chistes de su propia fealdad. Un día lo recibió en Veracruz Baldomero López Arias, bajo una prolongada tormenta. Bienvenido señor presidente, y disculpe lo feo de los días –Pues más feos son los López Arias, decía él mismo que le había contestado. López arias, en efecto, era bastante feo y se daba su quiénvive con el presidente.
La que no le gustaba a Díaz Ordaz era la anécdota de un encuentro con el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, a quien quiso humillar cediéndole el paso con una ironía: -Pase, primero los sabios, sólo para escuchar: -no, señor secretario (de Gobernación) primero los resabios.
A Luis Echeverría le atribuían célebre respuesta en una inundación: -Señor, quedaron quinientas familias sin hogar… -No se ahogaron porque no quisieron. Agua hubo para todos. O la todavía célebre: “este asunto ni nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario”.
De José López Portillo decían que la secretaria de turismo, Rosa Luz Alegría, se convirtió en ardilla, porque copulaba en los pinos. Después fue confirmado, al casarse una vez terminado el sexenio. Sí, después vino Sasha Montenegro. Pero lo que más se hacía para reírse de él era ladrar en su presencia, pues en alguna ocasión ofreció “defender al peso como un perro”.
Miguel de la Madrid fue señalado por tener los huevos muy chiquitos, pues “eran de Paloma”. Paloma era su esposa, Paloma Cordero de la Madrid. Este hombre no dio ni para chister memorables.
Con Carlos Salinas se llenan cuadernos y más cuadernos de chister, pero el más doloroso es el que le atribuye un desliz inesperado. –Señor, acaban de avisar que atentaron contra el licenciado Colosio- -Ah caray ¿pues qué ya son las siete?
Ernesto Zedillo Ponce de León quiso ser simpático a la hora de negar la limosna que le pedía un niño de la calle: lo siento, no traigo cash, le dijo. Por supuesto, el chamaco para corresponderle, se quedó con cara de “juat”.
Vicente Fox Quezada hacía a diario chistes involuntarios. Igual le dio un premio nobel inexistente a Carlos Fuentes que le cambió el nombre a Jorge Luis Borges a quien llamó “José Luis”. Un día pretendió ponderar las capacidades de nuestros connacionales que se van a trabajar a Estados Unidos y hacen trabajos que “ni los negros quieren hacer”. Pero un día fue voluntario: aseveró que había progreso bajo su gobierno, porque cada vez eran más las casas en que habían lavadoras “…de las máquinas, no de las de dos patas”, dijo refiriéndose a las mujeres. Eso por cierto fue aquí en la Marina Mazatlán.
Felipe Calderón se reía sólo de sus gracejadas, pero ninguna quedó para la historia. Más bien fue grotesco verlo hundirle la cara en el pastel a Miguel Ángel Yunes Linares, a quien “festejaban” en Los Pinos. De él se dice que un día llegó a un modesto hospital infantil cargado de juguetes, cuando el director lo detiene y le dice –Pero señor presidente, usted trayendo juguetes y los niños tienen dos días sin comer. -¡Ah no! Dígales que si no comen, no hay juguetes.
Enrique Peña Nieto ha tenido mala suerte hasta para eso. Le han atribuido los chistes más bobos, a partir de que su pifia (los tres libros que no supo citar) en la FIL lo etiquetó como extraviado, de modo que todos sus opositores se sienten con derecho a atribuirle cosas más absurdas que chistosas. De todos modos, él mismo se metió ayer en el mundo de los memes, al cerrar su discurso ante la Concanaco diciendo “lo que no podía faltar es… sólo recordar no fue penal”.
El meme en realidad dice “no era penal”