¡LA CORRUPCIÓN SE HA VUELTO UNA PANDEMIA EN EL MUNDO!

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El Índice de Percepción de la Corrupción de este año destaca que la mayoría de los países están progresando poco o nada para terminar con la corrupción, mientras que un análisis más detallado muestra que periodistas y activistas en países corruptos arriesgan sus vidas todos los días en un esfuerzo por hablar (Índice de Percepción de la Corrupción, 1917).

El índice, que clasifica a 180 países y territorios, según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, según expertos y empresarios, utiliza para el efecto una escala de 0 a 100, donde 0 es altamente corrupto y 100 es muy limpio. Este año, el índice encontró que más de dos tercios de los países obtienen puntajes por debajo de 50, con un puntaje promedio de 43. Desafortunadamente, en comparación con los años recientes, este pobre desempeño no es nada nuevo (Id)

Este año, Nueva Zelanda y Dinamarca ocupan el puesto más alto con puntajes de 89 y 88 respectivamente. Siria, Sudán del Sur y Somalia ocupan el puesto más bajo con puntajes de 14, 12 y 9 respectivamente. La región con mejor desempeño es Europa Occidental con un puntaje promedio de 66. Las regiones con peor desempeño son África Subarabiana, con un puntaje promedio 32 y Europa del Este y Asia Central, cuyo puntaje promedio es de 34, de 180 países auscultados en esta materia gris (Id)

¿DÓNDE SE ENCUENTRA MÉXICO EN EL MUNDO EN ESTA MATERIA GRIS?

México esta medición ocupa el lugar 135. Es una vergüenza, aún así las grandes potencias, como Rusia y China, están todavía más abajo nuestro país, circunstancia que había que debería hacer pensar a los prochinos y rusófilos de nuestro continente. Y sin lugar a dudas este cáncer tendió a crecer en el sexenio que comandó Peña. Veamos: en 2012 y 2013 el lugar 34, en 2014, el 35; el 2015, nos fuimos al 31; el 2016, bajamos a la “butaca” del 30 y caímos al lugar 29 en el año de 2017. Aún no están disponibles los datos del 2018 y 2019.

Las teorías que explican nuestras desventuras son varias, pero la más socorrida es la que ha derivado de La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo de Max Weber, según la cual los protestantes fueron muy trabajadores, ahorradores y duchos en la contabilidad de sus bienes, a lo que se agrega que fueron hijos de la Revolución Industrial y unos demócratas respetuosos de las instituciones que fundaron en sus países. En cambio México y el resto de los latinoamericanos poseen los hábitos de una España que le dio la espalda a la Revolución Industrial y se cobijó en el manto de una iglesia católica, según algunos la más reaccionaria de Europa.

Pero esta comparación nos sirve cuando comparamos a los latinos con Europa y Estados Unidos, pero deja de tener validez cuando observamos a países de África y Asia que, después de la descolonización, siguieron con sus tradiciones culturales, políticas y religiosas y la mayoría de ellos no fueron ni son católicos ni protestantes, y son en la mayoría de los casos, como nos lo muestra el mapa del Índice de Percepción de la Corrupción, países altamente corruptos. Habría que buscar una explicación más genérica, pero este no es el espacio para exponer una idea distinta, además para muchos de nosotros es un misterio.

CÓMO SE ATAN LAS ACCIONES QUE PROCREAN LA CORRUPCIÓN.
Sabemos poco de ella pero se aparece en todas nuestras transacciones: en el pago de servicios supuestamente gratuitos como la recolección de basura, en el expendio de litros de gasolina que en lugar de tener mil mililitros como en todo el mundo en México sólo tienen 900ml, en la emisión de certificados de inglés a maestros que no conocen el idioma, en la asignación por herencia de una plaza vacante que debiera ser concursada, en la ocupación privada de un espacio público a cambio de una renta mensual, en la obtención de una comisión por canalizar recursos a un municipio, en el diezmo cobrado a los trabajadores de una dependencia, en la liberación de un delincuente a cambio de una paga, en la asignación de un proyecto de infraestructura que debió ser licitado, en la entrega de información confidencial para ganar una subasta, en la exoneración de la entrega de impuestos que fueron retenidos, en el desvío de recursos de la Federación etiquetados para equipar a la policía o las aulas de las escuelas …
Conocemos algunas de sus causas pero no logramos comprender como se concatenan -estas trapacerías- para constituir un modo de vida. Observamos que tiene consecuencias negativas en el crecimiento, pero la dejamos operar. Sabemos que daña la economía familiar de los más necesitados, que profundiza la desigualdad y que disminuye el bienestar, pero optamos por practicarla. Identificamos a los que la cometen pero los premiamos con puestos de gobierno y un lugar privilegiado en la sociedad. Estudiamos casos exitosos para erradicarla pero no los replicamos. La condenamos pero la justificamos. Hablamos, claro está, de la corrupción (REVISTA NEXOS. María Amparo Casar. No. 502. Octubre 2019).
En caso mexicano existen muchas explicaciones que van desde la de Octavio Paz, según la cual somos un país de leyes pero estás no se cumplen; la de AMLO: los “conservadores” son ‘corruptos casi por naturaleza’. Otros han dicho que ésta es producto de la rampante impunidad de la clase política, que somos un producto tradiciones de corrupción de hispano/árabe, que esta tierra reina el mercantilismo, que la sociedad civil no es nada y el Estado lo es todo y que por eso… Que no se han creado las instituciones hierro que corrijan a los manilargos. Me parece que todas las acepciones expuestas sobre el porqué se produce la corrupción tocan los nervaduras del problema, pero lo importante sería descubrir cómo la corrupción en México se han convertido con una relación sistémica, a la que se incluiría la lucha por la retención o la conquista del poder.

LA CORRUPCIÓN ESE PULPO DE MIL TENTÁCULOS

Amparo Casar no construye el sistema en el que gira la corrupción, pero nos da unas pistas de cómo tomar al toro por los cuernos. “Como a cualquier enfermedad, para poder erradicar la corrupción hace falta conocerla: localizarla, medir su extensión, identificar sus causas, encontrar las áreas de oportunidad que permiten su reproducción, examinar sus mecanismos de operación, exhibir sus efectos, mirar experiencias exitosas. Solo así se podrá construir una coalición ganadora para combatirla, sólo así se podrá traducir la indignación en una estrategia exitosa para combatirla.

En los últimos años son muchas las instituciones académicas, asociaciones de la sociedad civil y organizaciones internacionales, las que han contribuido a poner en la agenda pública el tema de la corrupción”(Id) Quién percibió en toda su magnitud las manifestaciones esta enfermedad fue Andrés Manuel López Obrador, su triunfo a la presidencia gravitó en una denuncia frontal a la corrupción. Pero sólo detectó sus manifestaciones, e invento para los ciudadanos una frase que aún se repite: “Acabaremos la corrupción como lo hacen las amas de casa: barriendo los escalones de arriba para abajo”. Pero lo que brilla aún por su ausencia es un plan anticorrupción. Volveremos sobre el tema.