GUERRERO: LOS ESCARCEOS DEL CHAVISMO.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Leí con mucha atención dos propuestas que coinciden en los fines y se diferencian radicalmente en los medios a propósito de boicotear o no las elecciones de este año en Guerrero. Seguramente este diferendo también ocurrió un día entre los chavistas, por supuesto antes de que tomaran el poder, en el cual se eternizarían después. En una esquina de este debate está Armando Bartra y, en la otra, Jaime Almeyra, ambos articulistas del Periódico La Jornada.

Ambos coinciden en que: “Todo -¿todo?- lo que pueda ayudar a los oprimidos a autorganizarse e independizarse del Estado y de los órganos de mediación de éste. (…) Una táctica política activa, positiva, sirve además para impedir que un movimiento se desmoralice o desorganice ante la falta de perspectivas y posibilidades de acción o, peor aún, caiga en acciones desesperadas y aventureras y estallidos armados prematuros que podrían serle funestos” (La Jornada. Jaime Almeyra. 8/02/15).

Bartra dice casi lo mismo, aunque diferentes palabras, toda vez que defiende como táctica complementaria la vía electoral: “Quien no se propone en serio cambiar al mal gobierno y elegir uno bueno se condena a negociar para siempre con él. (…) Los movimientos y partidos políticos que buscan un cambio de régimen están obligados a cumplir las reglas del juego electoral, pero fuera de eso no tienen nada que negociar con el gobierno. Esta idea me recuerda una propuesta de Lenin según la cual había que utilizar la Duma solamente para difundir las ideas de la Revolución Proletaria.

Pero cuando llegan a lo qué podría ser ese todo lo que pueda ayudar en la coyuntura actual sus visiones se bifurcan, se muerden, se arañan y se pican los ojos, pues su debate sin remitente explícito apunta justo al qué hacer en la jornada electoral que ya está en operación y que culminará la primera semana de junio. El título del artículo de Armando Bartra consensa esta controversia: “Votar o no votar: he ahí el dilema” (La Jornada: Armando Bartra. 8/02/15).

 

VOTAR O NO VOTAR: EH AHÍ EL DILEMA

Afirma Almeyra: “El llamado a boicotear las elecciones en Guerrero tiene (…) una base de masas y una dirección en rápida formación. Además, el boicot es una política activa y que organiza (…) El boicot presupone una campaña para evitar la asistencia a las urnas, el cierre del acceso a las mismas, la negativa a prestar cualquier asistencia electoral y, también y sobre todo, la presentación de una alternativa”. (Que según este periodista, esta alternativa serían) las asambleas municipales, comunales, regionales para elegir auténticos representantes populares, no designados por los partidos sino surgidos directamente de la comunidad en lucha (Opus Cit.)

Por su parte Armando Bartra, plantea: “Lo que hoy está en cuestión no es el papel decisivo de la movilización social, en lo que todas las izquierdas –salvo la moderna– estamos muy de acuerdo, sino el lugar que en el cambio libertario ocupan las elecciones. Y es que algunos llaman a no votar o anular el voto para desfondar al sistema, mientras otros pensamos que lo electoral es parte de una gran batalla cuyo escenario son las calles, pero también las urnas y los proyectos de país que ahí se juegan (Opus Cit.)

Almeyra arremete contra Morena: “El fondo de la cuestión reside en que el boicot a las elecciones en Guerrero sólo es posible y tiene sentido si sirve a la organización del poder popular, desconociendo al poder estatal, sus instituciones, sus instrumentos políticos. En este sentido, Morena, que nombró candidatos para Guerrero, seleccionados entre ex militantes del PRD, un partido palero del PRI, se encuentra en una encrucijada: o apoya a los padres de los normalistas y al movimiento en sus decisiones, optando por la lucha social o, por el contrario, prefiere transformarse en PRD-bis, o sea, en un partido electoral funcional a la política del peor gobierno que jamás ha tenido México” (Idem)

Bartra, contesta a la distancia a Almeyra: “Los abstencionistas, los que proponen desertar de las instituciones y refundar el país sacándole la vuelta a los comicios, dicen apoyarse en la experiencia. En realidad van a contraflujo en un mundo donde la crisis sistémica a la que condujo el neoliberalismo está siendo enfrentada exitosamente mediante una combinación de movilizaciones sociales y triunfos electorales que instauran gobiernos progresistas (Idem). Para darle consistencia a su afirmación. cita los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, entre otras experiencias exitosas. A partir de esta muestra concluyente, enfatiza: “Por eso un partido-movimiento –Morena en nuestro caso– impulsa sobre todo la organización y movilización que crean poder popular abajo; pero también llama a sufragar y defender el voto que sin duda tratarán de robarnos”

 

COMO DOS GOTAS DE AGUA: TAN IGUALES Y TAN DIFERENTES.

Personajes de la izquierda eclesial han lanzado la idea de que como las instituciones están corruptas y desfondadas, optar por la vía electoral es hacerse cómplice del sistema, cuando de lo que se trata es de refundar a México mediante un comité de honorables que impulse un constituyente ciudadano y una nueva Constitución. De esta manera sintetiza Bartra la propuesta de los “padres de los 42 desparecidos”. Enseguida les señala, invirtiendo los términos, no sin ironía: “Necesitamos, sí, constituyente y Constitución nuevos, pero antes necesitamos un gobierno refundador que los posibilite. Como Chávez lo hizo en Venezuela, Correa en Ecuador y Evo en Bolivia”.

Sus caminos se separan en cómo deben llegar a crear la Asamblea Constituyente y la Nueva Constitución, ese invento de Hugo Chávez que creó un PRI “más justiciero, igual de corporativo peor de reeleccionista que el viejo y el “nuevo” PRI juntos, que por cierto este modelo tan laureado, ahora toca fondo en Venezuela, tras las largas colas de hambrientos que buscan sin remedio lo que no pueden encontrar. Pero las diferencias no son menores para llegar a esa nueva Icaria. Veamos.

Los artífices del boicot electoral se proponen generar, ahí donde haya condiciones, una especie de poder popular a través de la formación de gobiernos de facto: a asambleas municipales, comunales y regionales para elegir auténticos representantes populares, Almeyra Dixit. Y seguramente esta estrategia para poder desde “abajo”, progresivamente se irá extendiendo por todo el territorio nacional hasta hacerse del poder del Estado y, en ese interregno, conformarían la Asamblea Constituyente y… Sálvese el que pueda: los nuevos comisarios impartirán justicia como les mandatan sus desvaríos maniqueos.

Morena, según Armando Bartra, implantará la Asamblea Constituyente y la Nueva Constitución una vez que, tras la movilización y la participación electoral, hallan llegado al poder

en todo el país, como hicieron Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa. Sólo me queda una duda: ¿López Obrador comparte la perspectiva que ha dibujado Armando Bartra? Tal vez nunca responda completamente a esta pregunta, sólo ha dicho tangencialmente que no conoció a Chávez y que él lucha por una transformación del País es a la Mexicana, pero…

 

UN COLOFÓN AL PUNTO DE ALCANZAR EL VUELO.

Si bien la democracia es una forma de gobierno imperfecto, es a todas luces mil veces mejor que todas las demás, aún si le agregamos todas las imposturas de la Mexicana. Y es cierto, no pocas veces, tras tanto chanchullo, elecciones amañadas y dinero sucio en ellas, a los mexicanos de a pie también “nos dan ganas de mandar al diablo a las instituciones”. Pero afortunadamente hemos aprendido, por las tragedias políticas del siglo XX, que nuestra tarea es luchar arduamente para que las instituciones sean realmente democráticas; porque también hemos aprendido que el camino al infierno del Gulag o de la Asamblea Constituyente están poblados de buenas intenciones.

Por ello cuando dos contendientes del tamaño de Armando Bartra y Jaime Almeyra ponen a la Asamblea Constituyente como el punto de llegada de la brega revolucionaria que va creando territorios “autónomos” o una como gesta refundacional de la república una vez que se haya tomado el poder a través de las elecciones, ambos nos revelan que en el fondo ambos prefieren una versión de gobierno autocrática con ribetes populistas, que en realidad no es más que ofrecernos el modelo del lenguaraz Hugo Chávez, un modelo que con el curso de los meses y los años se ha hecho girones.

Por eso Guerrero no debe convertirse en un laboratorio del chavismo. El INE lo sabe. ¿Lo sabrán los guerrerenses? Por eso en Guerrero debe haber elecciones, además López Obrador sería un aliado involuntario en este menester.

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PD. Y por supuesto, todo lo dicho no me hace más que refrendar mi solidaridad con los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.