EN LA GRILLA

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*El PAN sigue llamando la atención aun en la derrota

*Edgardo Burgos tomó partido entre el Zeus y Felton

*¿Podría hablarse de un renacimiento del porfirismo?

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

El PAN perdió las elecciones de manera contundente, pero no ha perdido los reflectores. Quizá sea la  curiosidad acerca de la derrota, quizá lo sorpresivo de una pérdida tan contundente, que si bien en Sinaloa se preveía tan mal, que el PRI se atrevió a pensar en el ochito. Será el sereno, pero todo mundo está pendiente de lo que ocurre en Acción Nacional.

Por supuesto, llamó la atención ver a tiros y troyanos sentados a la mesa para decir que todos están con Ricardo Anaya. En Sinaloa era muy notoria la división, aunque las facciones no estaban equilibradas. Los maderistas avasallaban numéricamente a quienes respaldaban al grupo de Felipe Calderón. Por eso es entendible que los segundos hayan preferido sumarte al enemigo.

Se entiende por eso, y porque el año próximo habrá reparto de posiciones y nadie se quiere quedar fuera de las cuotas que se alcancen a rescatar, ya sea en una aventura directa, o en alianza con quienes se dejen coaligar, o incluso, aunque nadie se lo quiere plantear, a la cola de una candidatura independiente como la del que ahora se ha declarado precandidato a la presidencia de Marte, es decir, de Manuel Clouthier Carrillo.

La suma de los contrarios es muy oportuna, porque en este momento ya están repartidas varias de las posiciones. Nomás chéquele a esta lista de candidatos a diputados plurinominales: primer lugar, Jorge Villalobos, si no se consigue una cartera en el comité ejecutivo nacional; Margarita, la esposa de Adolfo Rojo Montoya; Edgardo Burgos Marentes, Silvia Treviño, la esposa del alcalde mazatleco Carlos Felton González.

De ahí en adelante, lo que caiga y a como caiga.

Cómo no estar pendientes de lo que pasa en el PAN, si en la reunión de los que se suman a Ricardo Anaya está nada más y nada menos que Roberto Ramsés Cruz Castro, el famoso Wero Cruz, quien no hace ni un mes en Mazatlán esperó trabajosamente a que terminara la conferencia de prensa en que Javier Corral nos dijo por primera vez que estaba planteándose buscar la dirigencia nacional, mediante la fórmula de convocar a una rebelión de las bases.

-Sí se puede, le dijo el Wero Cruz, la gente está dispuesta, nosotros aquí lo logramos en la votación interna. –Sí, le respondió Corral, sé que sacaste muchos votos. Es cierto que otro día, cuando lo entrevistamos para Guardianes, el Wero prefirió no definirse a favor de Corral. Hoy de plano se lanzó por la vía contraria, con la condición de que haya elecciones internas para designar a los candidatos. La rebelión de las bases ya no fue la fórmula deseable.

Evaristo Corrales fue gente de Alejandro Higuera Osuna y como muchos, se fue en el éxodo provocado por las purgas del político noreño. Lógicamente fue a refugiarse en la corriente de Carlos Felton, quien lo corrió de la Jumapam nomás por apoyar la campaña de los calderonistas. Anteayer estuvo sentado en la mesa de apoyos a Anaya.

Por supuesto, las corrientes están sumadas. Hasta el senador Francisco Salvador López Brito dejó sus posiciones irreductibles y se lanzó a la marea maderista que indudablemente va a llevar a Ricardo Anaya a la presidencia del comité ejecutivo nacional.

¿UNA FOTO ES UNA TOMA

DE PARTIDO EN EL PARTIDO?

Todos mundo conoce el enfrentamiento ocurrido entre el alcalde Carlos Eduardo Felton González y su anterior brazo derecho en el cabildo, Roberto Osuna Valdez, más conocido como El Zeus. Este enfrentamiento le costó al Zeus la coordinación de la bancada panista en el ayuntamiento mazatleco.

La decisión por supuesto, no está a discusión. La ejecutó el presidente del comité directivo municipal, Arturo García Canizales, basado en las facultades que legalmente tiene conferidas. El Zeus alegaba que si bien tiene derecho a tomar esa decisión, mínimamente debió buscar consenso entre los regidores. Aunque dos o tres ediles lo acompañaron en la expresión  pública de su inconformidad, no hubo mayores aspavientos. Laura Delia Hernández Hernández entró casi inmediatamente a la sustitución, y las cosas siguieron funcionando.

Sin embargo, el pasado día cuatro, Edgardo Burgos posteó una foto de Rafael Lizárraga en la que El Zeus aparece abrazado de Edgardo Burgos Marentes, Adolfo Rojo Montoya, Kristian Tamayo y muchos otros cuadros de la burbuja blanquiazul. La foto decía en principio “Trabajando en equipo”. Pero sobre todo, Burgos Marentes escribió “Nuestra amistad y reconocimiento amigo Roberto Osuna Valdez tu liderazgo y tu congruencia nos fortalece #PAN”. La foto luego fue compartida por Rojo Montoya.

Seguramente el mensaje ya le llegó al alcalde Carlos Felton, quien ha asumido una inteligente posición sobre el tema: no hay conflicto, no hay pleito, no hay problema. No me toca a mí.

LA REINVENCIÓN DE

PORFIRIO DÍAZ MORI

Porfirio Díaz no fue héroe ni villano, dice un diputado priísta. No es el único que está empeñado en revalorar la figura del viejo dictador, a quien hoy se pretende dar un barniz de modernizador y cuyos crímenes incluso han sido aligerados por el historiador conservador Enrique Krauze.

Los priístas no tienen mucho que decir de Porfirio Díaz. Después del fracaso de los presidentes posrevolucionarios, la corriente neoliberal ha buscado modernizar a la economía del país más o menos con las mismas fórmulas de Porfirio Díaz y su gabinete económico. Los resultados de ambos son muy similares: reconocimientos al por mayor entre los medios financieros del país y del mundo por lo que hoy se llama la macroeconomía, y una miseria avasalladora entre los grupos mayoritarios de la sociedad.

Porfirio Díaz se llevaba a los grupos inconformes a sitios despoblados donde los colocaba como esclavos de los grandes inversionistas agrícolas. Hoy la gente se baja sola de sus pueblos porque la violencia y la economía no les permiten vivir.

Por supuesto que los dos sexenios de presidentes panistas trabajaron exactamente en el mismo sentido. Esta polémica es muy cercana a la que en un tiempo se dio en derredor de Gustavo Díaz Ordaz, a quienes muchos enemigos de Luis Echeverría y luego de José López Portillo, calificaban de “buen presidente con el punto negro del dos de octubre”, que de todos modos pretendían justificar.

A fin de cuentas si la familia de Díaz tiene ganas de traerse sus restos al país, no tienen por qué enfrentar trabas ni críticas. Ni siquiera quienes crean en lo sobrenatural pueden pensar en que los huesos o las cenizas centenarias del dictador puedan influir positiva o negativamente sobre el rumbo de la nación. Ahorita ya no se deja influenciar ni mi amigo Jesús Manuel, quien jugaba de niño en Eldorado con el nieto del dictador.

Eso sí: no faltará quien pretenda que se le rindan los honores imperiales que han añorado siempre.