EN LA GRILLA

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*Chuquique, consolidado como pastor priísta

*Ramón Barajas no alcanzó a hacerle mella

*Un intercambio en sus posiciones políticas

FRANCISCO CHIQUETE

De repente empezó a crecer un borrego: Ramón Barajas, el diputado local guasavense, está a tres firmas de conseguir la mayoría de su bancada, lo que le permitiría alcanzar la coordinación y la Presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso, desplazando a Jesús Enrique Hernández Chávez y por supuesto, a la línea oficial.

Sin embargo la realidad parece ser distintas. Tanto Barajas como Chuquique circularon escritos de apoyo para que los suscribiesen los diputados, y el resultado fue muy lógico: diecinueve contra cuatro, incluyendo entre los diecinueve a la diputada propuesta por el Panal, Silvia Miriam Chávez, quien al parecer se quedará integrada a la bancada tricolor.

Hernández Chávez es el candidato del tercer piso, y también el del comité ejecutivo nacional del PRI, pero no necesariamente el de la corriente de los priístas que se quedaron en el tricolor cuando se produjo la división que costó la derrota en la elección para gobernador del 2010. Se trata sobre todo de la corriente del exgobernador Jesús Aguilar Padilla, que se quedó con dos de las diputaciones plurinominales y al menos dos de las candidaturas por la vía uninominal, sólo que la segunda de ellas no alcanzó a ganar –caso Cosalá-.

Aunque se habla de que los diputados electos serían convocados hoy para que tomen la decisión sobre el coordinador, no hay un pronunciamiento oficial en ese sentido, ni del delegado del CEN ni de ninguna otra instancia, cuando esto ocurra no habrá ninguna duda sobre la identidad del nuevo chaca de los legisladores tricolores.

Por otra parte, cuando surgió la versión de que Barajas estaba levantando firmas, uno se pone a pensar si él, Burgos Pinto o el mismísimo Jesús Aguilar Padilla son tan malos sacando cuentas sobre los apoyos posibles y viables, como para lanzarse a una aventura que a fin de cuentas no tendría ninguna posibilidad de concretarse.

Los propios tiempos que ha manejado el delegado del CEN, están acomodados de tal modo que Hernández Chávez mantenga el control de los organismos que puede influir localmente, como es la preparación y la organización de los inminentes diputados, a través de la dirigencia estatal partidista, por ejemplo.

Y por supuesto, está como testimonio registrado en todos los medios informativos, especialmente en los boletines oficiales, está la línea dictada por el delegado Armando López Nogales, con aquella declaración en la que hablaba de que Jesús Enrique Hernández Chávez es una de las cartas fuertes para alcanzar esa coordinación.

Por supuesto, no es que el delegado estuviese diciendo mentiras o que hubiera debido decir una mentira. El caso es que menciona a “una de las cartas fuertes”, pero nada más. Si Hernández Chávez es una de esas cartas, cuáles son las otras. Para entonces se sabía ya que Ramón Barajas quería arrebatarle el báculo del mando, pero no se le mencionó ni por cortesía, como no se mencionó a ninguna otra carta. Tan se sabía de esa aspiración, que la declaración se produjo con el evidente propósito de detener cualquier activismo en ese sentido.

Si hoy se concreta esa convocatoria, la suerte estará echada. Si se produce más adelante, para proteger también las condiciones más adecuadas o convenientes de la elección de

nueva dirigencia estatal en ese mismo partido, la suerte seguirá echada con el mismo rumbo.

MUTUA URUSUPACIÓN DE

LAS RESPECTIVAS FUNCIONES

El Partido Acción Nacional se adelantó ya con la designación de su coordinador de diputados locales. Como es sabido, Francisco Solano Urías, un veteranísimo militante del panismo tradicional que ha sido dirigente estatal varias veces y que en principio fue opositor a la candidatura panista de Mario López Valdez, pero que después se acomodó y muy cómodamente además, en la lógica de la alianza, de la candidatura y hasta de la interacción cuando ya eran gobierno.

Solano Urías fue artífice importantísimo de la candidatura de Edgardo Burgos Marentes para la dirigencia que él dejaba, y se dejó ayudar cuando desde el tercer piso le armaron las paces con personajes como Adolfo Rojo Montoya, Alejandro Higuera Osuna y Guadalupe Carrizosa Cháidez, quienes armaban un bloque que les permitiera tomar por asalto al comité directivo estatal.

En todo caso es un hombre enérgico, acostumbrado a utilizar la autoridad con los enemigos, pero también con los amigos. Nomás como prueba, hay que citar al propio Edgardo Burgos, quien dijo haber recibido la presidencia del CDE con nueve municipios en los que funcionaban delegaciones, y no comités directivos municipales. Todos fueron desaparecidos por Solano, quien hizo designaciones directas para aplastar oposiciones o para abrirle paso a las candidaturas que él estaba construyendo. Fue el caso de Mazatlán, cuando quitó al dirigente Raúl Cervantes como primer punto de una agenda que terminó por arrinconar a Alejandro Higuera Osuna dentro de su propio partido. Después vino el bajón del tercero al décimo lugar en la lista de candidatos plurinominales y finalmente la desaparición de los higueristas que se suponía iban en la lista de candidatos a regidores uninominales.

Aunque entregó el mando en buenos términos con el tercer piso, no se sabe si como coordinador de la bancada será un hombre duro con el malovismo, si mantendrá la posición oficial de la ruptura o la sana distancia. En todo caso el gobierno del estado cuenta con elementos importantes en la misma bancada, que le permitirían tener influencia y rescatar votos y apoyos para las causas que el gobernador quiera patrocinar o arropar.

En realidad la presencia del PAN en la legislatura se desinfló o e desinflará a niveles casi normales, después de haber tenido trece legisladores y de coordinarse con otros tres, que estaban en las filas del PRD y uno en calidad de independiente.

Hoy no tendrá acceso a la administración directa de la Cámara, porque al contar el PRI con una mayoría absoluta –no calificada-, se acaba el acceso de los partidos minoritarios a las decisiones que tienen qué ver directamente con los asuntos del dinero, como no se trate del presupuesto que corresponda estrictamente a su bancada.

Lo que le queda al PAN, sus diputados y su coordinador, es alternarse en la presidencia de la mesa directiva, a participar de manera proporcional en la Diputación Permanente y por supuesto, a obtener algunas presidencias de comisiones, pero no con la preeminencia actual, en que un panista –Carlos Felton- fue presidente por un año de la Junta de Coordinación Política y mantiene todavía hasta este momento en que ya no es diputado, o lo es, pero con licencia para no volver, todavía mantiene al administrador de la Cámara (y que será su tesorero). Imagínese usted el nivel de influencia y también de decisión, por hablar solamente de lo que está a la vista.

Pero suponiendo que Solano, atendiendo a su historia personal, termina por imponer su línea personal y se pronuncia por la ruptura, el Congreso del Estado ofrecería un curioso espectáculo para la sociedad en general, y para los analistas políticos en particular.

Solano Urías, coordinador de los diputados emanados del partido oficial, como en su momento ha sido el PAN, actuaría como opositor.

Enfrente y por el contrario, Hernández Chávez, procedente del partido que en su momento fue o debió ser opositor, tras perder la elección de gobernador, será un coordinador oficialista, no sólo de consenso, sino de entrega a los brazos gubernamentales.

Así es la política y sobre todo, así son los políticos.