EN LA GRILLA

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Eldorado. Votación en el Congreso.

*El Congreso dijo “no” al municipio Eldorado

*Razones e intereses de partidos y diputados

*Ángel García C: de acusado a precandidato

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Seguramente habrá mucha gente enojada por la decisión del Congreso, negándose a crear el municipio número 19, como solicitaba el patronato de Eldorado, pero la decisión tomada por los diputados fue valiente.

La presión ejercida contra los legisladores era mucha y se preveía una reacción mucho más fuerte si finalmente les decían que no. No ocurrió nada extraordinario, pero la legislatura mostró hechuras frente a una situación de presión fuerte, hay que reconocérselo. Ahora falta ver cómo reaccionan ante dos situaciones también muy fuertes: la cuestión de los hospitales y la deuda de corto plazo contratada por el ejecutivo del estado, según la información que ayer trascendió a través del periódico Noroeste.

En el caso de Eldorado, es claro que la cuestión económica no resultó favorable, según reconoció el coordinador de la bancada panista, Adolfo Rojo Montoya, quien votó contra el dictamen negativo y mantiene su idea de que debe aprobarse la municipalización de esa sindicatura de Culiacán.

Está también el rechazo de las demás sindicaturas involucradas en el proceso de municipalización. Siete votaron mayoritariamente en contra: sólo Eldorado lo hizo a favor y por el tamaño de su población, pudo sacar adelante un total favorable a su causa. Pero el hecho es que el resto del territorio del presunto municipio presentó resistencia evidente.

Dice Rojo Montoya que originalmente eran sólo tres sindicaturas las consideradas, y que indebidamente se amplió el territorio hasta ocho. El argumento no hace variar el resultado, pues también en las dos que inicialmente se manejaron junto a Eldorado, la votación fue negativa.

El tema da para una discusión amplia. Cada vez es más evidente que los municipios son relegados en el reparto de la bolsa fiscal que genera el país. Los ingresos propios son infinitamente bajos respecto de sus necesidades y los participables están frecuentemente atados a las decisiones políticas de aquellos que tienen derecho de picaporte en las altas esferas.

Pero también son obvios los abandonos de las sindicaturas, incluso de las grandes, como el propio Eldorado, Juan José Ríos, Pericos, Ruiz Cortines y Villa Unión, por citar las más notorias.

Ese abandono hace que la gente se vea envuelta en las marañas de grupos que promueven la municipalización para quedarse con los puestos a crear, desde alcaldías hasta los más modestos de la burocracia.

Rojo Montoya argumentaba que en España hay muchísimos municipios más que en México, con una tercera parte de habitantes, y luego pasó al ejemplo de los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, donde en efecto, hay cientos de municipios, sólo que además de ser un reparto generalizado de miseria, porque fuera de las grandes áreas urbanas no hay una municipalidad que esté adecuadamente dotada, en esos estados hay condicionamientos étnicos, culturales muy profundos que obligan a respetar divisiones territoriales caprichosas, sin respetar lo que dicen las leyes respecto a las condiciones para crear un municipio.

LOS PARTIDOS TAMBIÉN FUERON

POR SU CUOTA DE UTILIDADES

Y si los promotores de la municipalización iban en busca de los espacios que esperaban crear, los partidos políticos también fueron por lo suyo.

El PRI fue rehén de una situación que en esta ocasión no había buscado. Si en el 2004 el entonces candidato priísta Jesús Aguilar Padilla fue quien en campaña alentó las ansias de municipalización, en 2010 fue el candidato aliancista Mario López Valdez quien prácticamente hizo el compromiso de sacar adelante la tarea. Ya como gobernador entendió que no era cosa fácil ni positiva, al menos por el momento, y decidió que no. Los priístas, en esa institucionalidad untuosa que los ha caracterizado siempre, se aventaron el boleto de apoyarlo, aunque técnicamente sigan siendo la oposición a quien los derrotó hace casi cinco años.

En cambio el PAN, que era parte de aquel compromiso del 2010, prefirió ir y apoyar a los promoventes. Cinco de sus diez diputados votaron como aspiraban los municipalizadores; tres estuvieron con la negativa, uno se abstuvo y otro no asistió.

El Partido Sinaloense, que mantiene una campaña permanente de penetración en el territorio sinaloense, estuvo también por la municipalización. Aunque el ingeniero Héctor Melesio Cuen Ojeda argumentó un estudio de la UAS para respaldar su posición, es obvio que se trata de una estrategia de identificación con causas sociales que le pueden ayudar a echar raíces entre la población. PRD, PT y Movimiento Ciudadano se movieron con la lógica de decirle que no al tercer piso.

Es importante ver que tres panistas decidieron votar contra la línea de la coordinación. Ellos constituyen la base de que dispone el referido tercer piso en la bancada blanquiazul. Por el PRI fueron dos los que votaron contra la línea oficial, respaldando la municipalización: Óscar Félix y Óscar Valdez. Ambos son del territorio eldoradense, de modo que no les convenía votar contra la gente que activa en su pueblo, así que no se les puede considerar como disidencia.

Aunque los promotores advirtieron que volverían a insistir con los recursos legales que hallen a su alcance, la duda no es de índole jurídica, sino política: ¿Alguno de los candidatos del 2016 irá a tomar el tema en busca de los votos de esas sindicaturas que aspiran a crecer?

PRESENTACIÓN

EN SOCIEDAD

Ya se les conoce ampliamente en los medios políticos y ya se sabía que ellos disputarían las candidaturas perredistas por esta región, pero la presidenta del comité ejecutivo estatal del partido del sol azteca, Claudia Morales Acosta, vino a presentar en sociedad a quienes contenderán por el distrito octavo. Los del sexto brillaron, pero por su ausencia.

En el octavo disputarán la postulación dos militantes que ya tienen trayectoria larga en las lides perredistas: Moisés Carrillo, candidato en otras elecciones, y Ángel García Contreras, exdirigente perredista en Mazatlán y protagonista del más notorio affaire laboral en el ayuntamiento, donde se desempeñaba como director de Ecología Municipal y fue echado tras una acusación del innombrable (debe ser gacho que ese personaje precisamente, siembre dudas sobre la honorabilidad de un funcionario).

En el sexto distrito compiten Carmen Mendiola, dos veces exregidora, y Abel Zataráin, otro cuadro perredista con millas corridas y con un intenso trabajo social como médico en Rosario. No se explicó la razón por la que ambos estuvieron ausentes.