*La impetuosa reacción del alcalde Felton
*¿En que quedaron las auditorías a hoteles?
*El nivel de la competencia por el sexto
FRANCISCO CHIQUETE
Escándalo tras escándalo, los anuncios espectaculares y los puentes peatonales se convirtieron en motivo de enfrentamientos políticos o más concretamente, en pasto para el fuego amigo.
El viernes, el ayuntamiento anunció una limpia, una campaña agresiva, contra esos anuncios y contra los lotes baldíos. La secretaria del ayuntamiento María del Rosario Torres Quiñonez dijo que se trata de acabar con la contaminación visual, y de paso aclaró, a insistencia de los reporteros, que no se trataba de afectar a una empresa en particular.
Nadie podría estar en contra de una campaña de esa naturaleza. La contaminación visual es un problema que se ha discutido durante muchos años sin que hasta el momento pueda atestiguarse por lo menos un arranque formal de los esfuerzos para corregirlo, y lo mismo pasa con los terrenos baldíos, que usualmente se encuentran enmontados y convertidos en basureros públicos, lo mismo si se encuentran en la zona turística que en una colonia popular.
Lo llamativo en este caso, es que la campaña se anuncia justo después que apareció una publicación dedicada, de cabo a rabo, a señalar al alcalde los incumplimientos e inconsistencias de la administración que encabeza. No hay en la publicación acusaciones ni señalamientos, al menos no que sean novedosos, pero la concentración de casos reclamados, y con el nombre de la publicación (“A pegarle”), el alcalde reaccionó con fuerza excesiva, casi con fiereza.
Es normal que un político que ha sido opositor, tenga un buen trato en los medios. Cada cosa que dice es bien acogida y recibe grandes impulsos. Felton fue siempre crítico, incluso frente a gobiernos de su partido (especialmente el de Alejandro Higuera). Ocurre que cuando esos políticos opositores se convierten en gobierno, piensan que las cosas deben seguir exactamente igual, sin que los critiquen. Le ocurrió al gobernador Mario López Valdez, que resintió el cambio de trato.
El affaire A pegarle no empieza ni con la amenaza del viernes ni con la publicación. Desde que arrancó la administración inició el forcejeo entre el municipio y Full Color, a propósito del edificio que construyó en la avenida del Mar e Insurgentes. A decir de muchos, el edificio no respetó las restricciones del reglamento, además de haber motivado el retiro de palmeras de una jardinera contigua. Encima, un día apareció una enorme pantalla de televisión que da al crucero con una intensidad desusada.
La empresa, que controla además los puentes peatonales que se le concesionaron, ha sido relacionada con el exalcalde Alejandro Higuera Osuna, lo que le ha granjeado una antipatía especial de parte del gobierno municipal en turno.
Todo esto, que se dirime en los tribunales, terminó por estallar con la aparición de A pegarle, en una reacción no sólo autoritaria, sino iracunda.
Desde luego que las irregularidades deben ser atendidas, solucionadas y sancionadas, pero estos estallidos sólo muestran una sensibilidad excesiva, una falta de medición de las propias fuerzas y de la poca importancia que se da a los efectos que una reacción de esa naturaleza genera entre la sociedad.
SIEMPRE NO HUBO BRONCA
CON EL IMPUESTO HOTELERO
¿Qué pasó? En la primera mitad de este año el secretario de Turismo, Frank Córdova Celaya cimbró al mundillo turístico con una denuncia: se ha incrementado, dijo, el porcentaje de ocupación de los hoteles, a pesar de lo cual, ha bajado la captación del impuesto sobre hospedaje que los propios hoteleros deben enterar al gobierno del estado.
Esto implicaba la sospecha de que había un mal manejo de los recursos fiscales y a la sospecha se correspondió con lo que naturalmente debe corresponderse: una serie de auditorías que atosigaron a las empresas y por supuesto a los empresarios durante largos, larguísimos meses, que todavía no terminaban hace poco tiempo.
Hoy, intempestivamente, resulta que no sólo no hubo evasión o apropiamiento del dinero resultante del impuesto, sino que ha habido un crecimiento en las aportaciones hechas por los hoteleros, una contradicción que puede tener explicaciones sencillas, sólo que el funcionario no las ha dado.
Si de acuerdo con las auditorías no hubo irregularidades, jamás se dijo. Todo un sector de la economía fue puesto en duda ante la sociedad en general. Si hubo irregularidades y se arreglaron, tampoco lo supo la comunidad, a la que después de todo, se le tiene que informar de todo eso. Aunque el impuesto sea pagado por los turistas, corresponden a los ingresos del estado, de manera que tenemos derecho a saber qué está pasando con eso.
A menos que sólo haya sido para acalambrar a los hoteleros, para meterlos en alguna frecuencia a la que se estuviesen resistiendo, y que éstos hayan asimilado el golpe por miedo o culpabilidad de algún tipo.
EL NIVEL DE LA COMPETENCIA
PARA SER CANDIDATO DEL SEXTO
Todos saben que dentro del PRI, el sexto distrito está muy peleado y que especialmente hay una división en los afectos del gobernador Mario López Valdez. Por un lado está Karim Pechir, su secretario de Innovación Gubernamental; por el otro está el dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias, Germán Escobar, quien ha prestado al gobierno más servicios que si se tratase de un régimen directamente emanado del PRI.
Ambos por cierto sienten en la azotea los pasos de una alianza del PRI con el Partido Sinaloense, que espera una posición, precisamente la del sexto distrito, a cambio del respaldo a los candidatos tricolores en todo el estado.
Pechir, desde luego, confía en que no habrá alianza. Ha habido expresiones que le confían en una eliminación ya definitiva de esa posibilidad, lo que le dejaría en competencia directa con el dirigente campesino, que va por su segunda ronda y dice no estar dispuesto a que lo vuelvan a hacer a un lado, como le ocurrió hace tres años, cuando inopinadamente apareció la actual diputada, Paquis Corrales, donde se supone que él ya estaba amarrado.
El sábado, Pechir andaba feliz de la vida. Casi tanto como si le hubiese llamado César Camacho, dirigente nacional del PRI, para notificarle que estaba absolutamente afianzado en la candidatura.
Durante el desarrollo del gobierno en movimiento de Elota, el gobernador, que en esos eventos pone a cantar y bailar a sus colaboradores, tenía ya bailando a Germán Escobar, cuando mandó a Pechir a terciarle. El propio secretario de Innovación hacía la crónica a todo el que quisiera escucharlo: -y no sólo bailé, sino que le quité la muchacha a Germán. Y así voy a hacer con la candidatura, decía entre carcajadas que rubricaban la broma.
Así anda el nivel.