EN LA GRILLA

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*Todavía esperan un milagro con la policía

*Mientras, el estado hace los primeros despidos

*Intensa lucha por alcanzar el sexto distrito

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

El gobernador Mario López Valdez se encuentra en la Ciudad de México, buscando apoyos diversos, según reza su agenda. Es de suponerse que se trata del último jalón para el intento de que se detenga la guadaña que amenaza a tres mil ochocientos agentes policíacos que en su momento reprobaron los exámenes de control y confianza.

Se entiende que le gobernador realice intentos hasta el último momento. El caso no es para menos, ya que las principales ciudades de la entidad perderán al menos una tercera parte de las corporaciones preventivas, lo que generará graves situaciones para la seguridad, que de por si es bastante inestable.

Lo que no se entiende es que a estas alturas, todavía los alcaldes estén atenidos a que el gobierno federal termine por otorgar una nueva prórroga.  Las actuales administraciones tuvieron todo lo que va del año para tomar las providencias necesarias, y sin embargo dejaron pasar los meses hasta llegar a este punto.

Aunque las reprobaciones vienen desde la época de Jorge Abel López Sánchez, es en el periodo de Alejandro Higuera que se lanzó la advertencia de que los tronados debían ser echados de las corporaciones. Ahí se produjo la prórroga que luego malacostumbró a los gobernantes.

Ayer el alcalde Carlos Felton González dijo que esperaba que el gobernador obtuviese una prórroga, pero se trata de una esperanza incierta  para la que sólo quedan oficialmente dos días.

Es cierto que si los agentes no están dados de baja oportunamente, no pasa nada. Ni se incurre en delitos, ni en ilegalidades, pero sí se corre el riesgo de perder al menos temporalmente los recursos que llegan a cada municipio bajo el concepto del subsidio para la seguridad de los municipios (el famoso Subsemun), algo que le resultaría especialmente doloroso al alcalde, ahora que está a la espera de apoyos para construir el Centro de Seguridad Ciudadana, que no es otra cosa que el edificio para la Policía Municipal.

Lo inconcebible es que los alcaldes prefieran esperar a que se les venza el plazo y se les haga un milagrito, en  lugar de ir planeando un modo de reconstituir los cuerpos de la policía y de hacer provisiones para poder indemnizar a los agentes que deben ser retirados y que no pueden ser mandados a su casa con las manos vacías.

Por cierto que mientras Felton espera a que se les autorice la prórroga que anda consiguiendo el gobernador,  la Policía Ministerial del Estado, que depende del propio mandatario, empezó ayer a hacer los despidos. Sesenta agentes fueron concentrados en Culiacán para hacerles la notificación correspondiente a sus despidos.

¿Alborotarían la bitachera de las inconformidades sin en el estado pensaran que hay posibilidades reales de obtener la anunciada prórroga? Durante la reunión de la Conferencia Permanente de los Congresos Locales, un diputado sinaloense hizo el planteamiento al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y éste francamente dijo que no.

Lo dicho: el estado se encuentra en un verdadero apremio, con la necesidad de echar a la calle a tres mil ochocientos agentes de policía, con el apremio de sacar de algún lado los trescientos millones de pesos que necesitan como piso mínimo para hacer las indemnizaciones, y con la necesidad de saber qué van a hacer estos hombres que han pasado su vida en las corporaciones y hoy no tienen alternativa para sobrevivir ¿O sí?

GERMAN ESCOBAR LE

INTENSIFICA A LA LUCHA

Todo mundo piensa que el acuerdo entre el PRI y el Partido Sinaloense es un hecho. La presencia del PAS en todo el territorio sinaloense lo convierte en un aliado idóneo, sobre todo en estos tiempos en que ninguna fuerza electoral cometería la insensatez de salir solo y su alma a competir con partidos que hacen alianzas hasta sin registro, como ha ocurrido entre el PAN y el PRD, aunque sólo en comicios de carácter local.

Pero esta lógica del matrimonio PAS-PRI no es asimilado automáticamente, Hay quienes sienten que tienen derechos y le meten la caña para tratar de rescatar el espacio que ven en peligro, y ese es el caso del sexto distrito electoral de Sinaloa, donde se supone que los tricolores y las seguidores de Héctor Melesio Cuen Ojeda tienen más avanzada la posibilidad de ir juntos, con un candidato del PAS que está muy bien definido: Víctor Antonio Corrales  Burgueño.

Como en estos tiempos hay que ir con las expresiones de la modernidad, no podemos hacer la salvedad de que esa candidatura no está amarrada, porque como dice Martha Tamayo, no es una vaca para que la amarren (¿de veras amarran a las vacas, señora presidenta? Normalmente sólo las encierran, pero ella debe saber).

El caso es que durante las últimas semanas, Germán Escobar, el dirigente estatal del la CNC, ha intensificado su presencia por los municipios comprendidos en el sexto distrito. Sus pronunciamientos son cada vez más insistentes y a veces hasta firmes cuando se trata de acusar a los acopiadores de granos, aunque no necesariamente a las autoridades agropecuarias. Es decir, aprovecha todo momento para hacer ostensible quela quiere y que quiere hacer válidos los derechos que se supone le da el hecho de haber sido pospuesto hace casi tres años, cuando todo indicaba que él iba, y el aguilarismo le volteó la espalda para impulsar a Francisca Elena Corrales Corrales, la actual legisladora.

No es el único. Karim Pechir Espinoza de los Monteros, quien ya había caído en la inacción absoluta, empezó a aparecer otra vez por los municipios del sur, incluso en eventos a los que su especialidad gubernamental entra con calzador, porque todo sea para estar presente en medios y en la discusión pública.

De repente a Karim le llaman todos los comentarios y análisis en los que se le coloca fuera de la pelea e incluso va y pelea para que se le aclaren. ¿Qué vio por los caminos del tercer piso que le hizo pensar que estaba en posibilidades reales? Vaya usted a saber.

Por lo pronto los dos aspirantes saben que su principal obstáculo es la posibilidad real y concreta, manejada incluso en la dirigencia nacional, de que sui partido (mejor digamos “el PRI”, para no dejar dudas por los antecedentes) está en vías del matrimonio de mediano plazo con el PAS.

UN AGANDALLE AL

ESTILO CLÁSICO

Por muchos años se estiló que un aspirante priísta se mandaba organizar un evento que lo proyectase y le diese el empujón definitivo. Reunía a los operadores, los refaccionaba para que dispusiese del transporte, la torta y el refresco (no se usaba pagar a los contingentes), se armaba el salón de actos, se vestía, se ponía en línea a los jilgueros ¡y listo! Pero nunca faltaba uno más listo, que ya con el acto encarrerado, empezaba a correr la voz de que el bueno era otro fulano, o sacaba un letrero o lanzaba una porra.

El sábado pasado, Diva Hadamira Gastélum Bajo se echó todas las porras que quiso; Daniel Amador dejó correr todas las porras a su favor, y Aarón Irízar López buscó que su formalidad le redituase imagen de estadista por contraste con el tradicionalismo de sus compañeros.

Pero al recuento le faltan todavía las pancartas que aparecieron de repente, en el más clásico estilo del agandalle, y que asustaron más al destinatario que a los rivales. En cuanto percibió el movimiento, Gerardo Vargas Landeros, con el rostro invadido por la palidez de la ira, hizo dos señas para que las pancartas fueran llevadas a la calle y desaparecieran definitivamente.

Por supuesto, no era lo mismo un evento ajeno (¿de veras habrá sido  Liparoli?), que un acto propio, privado con proyección hacia afuera, como el enorme pastel de cumpleaños repartido entre la tropa de la oficina y convenientemente distribuido en fotografías que hacían ver el enorme trébol, logotipo de sus campañas que está en espera de que le suelten las riendas. Pero de eso al abordaje sabatino hay mucha diferencia, una diferencia que todavía sonroja al secretario general de gobierno en las pláticas privadas.