EN LA GRILLA

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*Sinaloa está tranquila: Gerardo Vargas

*Sólo Guerrero nos gana en asesinatos

*Ayotzinapa: todos se burlan de las leyes

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

La delicada situación de Guerrero ha colocado a esa entidad como la referencia inmediata. Por ello los compañeros reporteros han atosigado a los funcionarios públicos con preguntas sobre las comparaciones de una y otra entidad, sobre todo cuando se trata de ver si es necesario que también acá venga la Gendarmería Nacional.

Ayer le tocó al secretario general de gobierno Gerardo Vargas Landeros, quien con toda razón rechazó que la situación de Sinaloa pueda ser similar a la de Guerrero. Aquí, dijo, las cosas están mucho más tranquilas: “Sinaloa está tranquilo; no descartamos ningún incidente de alto impacto, pero con las fuerzas federales que ya están asignadas de manera natural en el estado nosotros estamos teniendo un Sinaloa tranquilo, y reitero: con los índices delictivos muy a la baja”, dijo el alto funcionario sinaloense.

Vargas Landeros encabezó ayer en Mochis una reunión con los jefes de policía y corporaciones de seguridad de todo el estado, para analizar los resultados del llamado Semáforo Delictivo, que a juicio de todos, arroja números muy positivos. Los índices delictivos presentan, concluyó, una clara disminución, sobre todo en el renglón de los homicidios dolosos.

Hay en efecto, cifras interesantes en este renglón: el gobierno anterior cerró con dos mil doscientos cincuenta asesinatos dolosos, y para el año siguiente la cifra bajó a mil novecientos seis; en 2012 hubo una nueva reducción para quedar en mil cuatrocientos sesenta y ocho; para 2013 los datos terminaron en mil doscientos ocho. En lo que va del año, septiembre, andábamos en 747 casos (doscientos seis menos que el mismo lapso del 2013).

Se trata e una reducción sumamente importante. Puede decirse que 2010 fue el punto más alto de la violencia en todo el país, y que a partir del 2011 las cifras empezaron a bajar en todo el país, incluyendo por supuesto a Sinaloa, aunque hay estados en que la baja apenas si se ha notado, a diferencia del nuestro. No se diga la situación de zonas como Mazatlán, especialmente, donde los crímenes no sólo han bajado, sino que francamente se desplomaron.

Hay zonas en que el esfuerzo no ha sido tan redituable. El centro-norte. El norte de la entidad y áreas como la de Angostura, pasan por momentos muy difíciles y aunque también hay reducción de cifras, las condiciones son de dificultad, de tensión por la prevalencia de grupos delictivos que de repente dan golpes espectaculares que devuelven a la población a sus peores momentos.

La otra parte difícil es la de la sierra. Hay varios poblados abandonados porque los pobladores ya no quisieron seguir expuestos a que los lleguen las gavillas y los asesinen, incluso en condiciones de fusilamiento, como ha ocurrido en varias ocasiones.

Son los resultados de una labor muy difícil, que en otros estados se advierte todavía más complicada. No ha habido aquí casos como el de Iguala, aunque sí encontramos el lamentable ejemplo de Misael Torres, detenido por el ejército en una casa de Culiacán, mientras se desempeñaba como titular de una sindicatura en el municipio de Cosalá.

Vargas Landeros fue cauteloso en sus consideraciones. Admitió la prevalencia de problemas como el robo de vehículos, que sigue siendo un dolor de cabeza para la sociedad y para las autoridades, y sobre todo, como quedó constancia líneas antes, advirtió que no estamos exentos de que se presente un evento delictivo importante.

Y es que casi siempre que un alto funcionario habla de que las cosas están bajo control y la seguridad está recuperada, la delincuencia parece responder con hechos hasta espectaculares que desmienten cualquier presunción.

LAS MALDITAS ESTADÍSTICAS

En esta ocasión el evento de respuesta no vino de la delincuencia, sino de las condenadas cifras oficiales, que parecen empeñadas en colocarnos en mala posición, por más que podamos presumir decisiones como el levantamiento del “warning” estadunidenses en la zona de Mazatlán.

Resulta que ayer se conoció que el primer lugar nacional en crímenes con arma de fuego lo tiene Guerrero, con Sinaloa en segundo sitio.

Los datos del Sistema de Seguridad Pública indican que Guerrero registra mil veintinueve asesinatos entre enero y agosto. De ellos, aproximadamente la mitad se realizó mediante el uso de arma de fuego.

El criterio para determinar los lugares es el número de homicidios dolosos con arma de fuego dividido entre el número de habitantes. Guerrero tiene 29.01 casos por cada cien mil habitantes. A Sinaloa se le ubicaron 23.22. Les siguen Chihuahua, con 20.36, y Michoacán, con 15.27.

¿Usted cuántas veces se ha escandalizado con lo que ocurre en Michoacán? Pues a pesar de que acá se vive mejor y hasta con más seguridad, nosotros tenemos ocho crímenes más que ellos por cada cien mil habitantes. Con menos, pero también le ganamos a Chihuahua, que en 2010 llegó a tener ciento diez asesinatos por cada cien mil habitantes y cuatro años después ya está por debajo de Guerrero y Sinaloa.

En su edición de ayer, el periódico La Jornada da una referencia que nos habla de las diferencias entre estos tres estados que están arriba, y los dos que están abajo: en Yucatán durante el año pasado hubo cuatro casos, y en Baja California Sur diez, por cada cien mil habitantes.

En números absolutos gana el Estado de México, que en ocho meses acumuló 869 casos de homicidios con arma de fuego, pero como es la entidad más poblada del país, al sacar el porcentaje el resultado se diluye. Sinaloa sigue en ese renglón, con 580 casos.

Como se puede ver, la tarea es compleja y de muchos ángulos. Por lo pronto, las malditas estadísticas no nos quieren ayud

 

 

 

ar.

HAY QUIENES PARECEN

BURLARSE DE LA NACIÓN

Ayer finalmente la Procuraduría General de la República dio visos de que empieza a avanzar en las investigaciones del caso Ayotzinapa, aunque desafortunadamente todo apunta hacia la solución indeseada: la posible ubicación de los normalistas secuestrados, pero ya asesinados.

El propio presidente Enrique Peña Nieto cambió el tono y el contenido de sudiscurso. Vamos a castigar a los responsables, dijo, “tope en donde tope” y habló de quienes participaron y también de quienes fueron negligentes en su actuación, un cambio muy importantes después de haber dejado el asunto en manos de las autoridades locales.

Los que no estuvieron a la altura de las circunstancias fueron el gobernador Ángel Heladio Aguirre Riveros y el Partido de la Revolución Democrática.

Aguirre Riveros salió con una chicanada, manifestándose dispuesto a dejar su puesto en caso de ser necesario, pero siempre y cuando se realice previamente una consulta popular, lo que fue apoyado por el dirigente nacional perredista Carlos Navarrete, quien primero intentó lavar la cara de su organización diciendo que exigían que se hiciera justicia sin reparar en personajes ni en militancias partidistas, pero luego salió con el show de la consulta popular.

¿Alguien puede creer en la pertinencia de una elección completa (porque Navarrete exigió el mismo número de mesas electorales que cuando eligieron a Aguirre)? Si este señor se hizo el loco mientras el crimen organizado manejaba un municipio entero y las corporaciones policíacas aledañas. No puede ofrecer condiciones para una consulta en la que le va tanto. Como además el año que entra hay otra elección, precisamente para elegir a un nuevo gobernador, es claro que le están apostando a que les digan que no va la consulta y que Aguirre se queda a pesar de que evidentemente no ha estado capacitado para ejercer el mando en ese estado tan conflictivo.

Y todavía, por si fuera poco, nos informan que el alcalde que huye, José Luis Abarca, sobre quien va recayendo buena parte de las responsabilidades, solicitó un amparo el mismo sábado en que ocurrió la agresión a los normalistas, y lo que es peor: obtuvo la suspensión prov isional. La justicia, no cabe duda, es ciega.