EN LA GRILLA

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Se anota Burgos la interrupción a Vargas

*Peña Nieto: un mensaje para más adelante

*En Los Mochis ni las escuelas se escapan

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Burlado, caricaturizado y ridiculizado, Edgardo Burgos Marentes demostró que no hay enemigo pequeño. Ayer se llevó entre los aspavientos de sus berrinches nada menos que al secretario general de gobierno Gerardo Vargas Landeros, a quien obligó a renunciar a una silla en el Consejo Político Estatal del PRI, incluso desde antes de tomar posesión.

Vargas Landeros anunció que para abonar a la equidad y garantizar la estabilidad de la mesa de diálogo Compromisos por Sinaloa, solicitaría al PRI que le autorice a no participar en el CPE, sin renunciar a la militancia que, sostiene, ha mantenido desde hace muchos años, aclarando que la mencionada mesa “nunca estuvo en peligro”.

La jornada dominical cerró con la mayoriteada que el malovismo le dio a Burgos Marentes, obligándolo a anunciar que buscarían un encuentro con el gobernador para pedirle disculpas y tratar de recomponer la relación del partido con el mandatario sinaloense y con su régimen, al que había golpeado muy fuertemente con motivo de la militancia partidista del propio Gerardo.

Pero la mañana de ayer amaneció con una conferencia de prensa del secretario general de gobierno, convocada desde la noche dominical. En ella, Vargas Landeros dijo que al cabo que ni quería, o que sí quería, pero que es más importante atender los intereses de Sinaloa desde la trinchera de la secretaría general de gobierno.

Así dicho pareciera que hubo necesidad de escoger entre una cosa u otra, pero cualquiera que conoce a Vargas, sabe que no haría nada que pusiese en riesgo su cercanía con el gobernador o si se quiere ver así, su respaldo al gobernador. El caso es que se va del Consejo Político, en lo que constituye un tropezón severo, una exhibida de la que no había necesidad y que empezó con el anuncio, con bombo y platillo, que GVL sería parte del consejo político estatal.

De ningún otro se dijo, a pesar de que los principales cuadros políticos están incorporados a esa instancia. En el PRI revivió el debate sobre las condiciones privilegiadas en que el Malovismo retornó al PRI, como si la huida del 2010 hubiese sido solamente un juego de niños y no un elemento puntual para la derrota electoral del tricolor.

Así como Vargas anunció que no iría al consejo político estatal, el gobernador Mario López Valdez, que días antes había visto el nombramiento con toda naturalidad (casi todos mis funcionarios son miembros de los consejos políticos de sus partidos, dijo) reaccionó públicamente diciendo que esa decisión de Gerardo abona a la imparcialidad en la mesa de diálogo.

Curiosamente Edgardo Burgos dijo que no es suficiente, que no basta con que se haya tomado esa decisión. Por más que llegue a soñarlo, será muy difícil que al menos por este jaloneo, el secretario general de gobierno vaya a ser retirado del cargo o que lo vayan a obligar a decir públicamente que también renuncia a la militancia en el Partido Revolucionario Institucional.

De todos modos, no deja ser curioso que cuestionen la actitud del coordinador de la mesa de diálogo a partir de que lo postulan consejero político del PRI, cuando siempre ha dicho que su militancia está bien definida y que es indeclinable, aún por encima del paréntesis del 2010. ¿No había desde entonces indicios de que podía ser parcial? Pero además ¿no estaban llegando a acuerdos unánimes, independientemente de a qué partido pertenecía cada uno de los participantes?

Una cosa es segura: Vargas Landeros perdió un espacio que había ido preparando cuidadosamente como parte de un proyecto político que podía cuajar en 2015 (aunque mucho había dicho que no le interesaba ser diputado) y que apuntaba finalmente para el 2016, pero también el PAN perdió una oportunidad de oro para recuperar una característica que se le fue con el acuerdo del 2010 y sobre todo con la victoria electoral de ese año: la independencia.

UN MENSAJE DE TRIUNFO

Y UNA EXPECTATIVA LENTA

El presidente Enrique Peña Nieto entregó ayer su segundo informe de gobierno y dirige hoy un mensaje a la nación con ese mismo motivo. El documento entregado tiene una tendencia triunfalista, basada en los acuerdos alcanzados para hacer las reformas estructurales que siempre se reputaron indispensables para sacar al país del atolladero económico en que se bate desde los años setentas, y que se ha agudizado en los últimos tres lustros.

Llega el presidente con una pésima calificación en las encuestas. No es causal. La gente está desencantada porque a pesar de la experiencia que presumían los priístas en el manejo de la economía, no ha habido una mejora real. Por el contrario, los planes gubernamentales han sido retachados una y otra vez por la realidad, que desmiente las proyecciones de crecimiento.

Seguramente que muchos de los empresarios que han estado renuentes al régimen a causa de la reforma fiscal, se reconciliarán ante las perspectivas que les abren las reformas estructurales, sobre todo la energética. Teniendo dinero, siempre tendrán la oportunidad de engancharse con alguna cadena productiva. Al menos ese es el plan gubernamental, que haya inversionistas locales que participen con los extranjeros que vengan por el petróleo.

El problema es que mientras esto ocurre, las condiciones de la economía popular, la real, se dificultan ostensiblemente y los beneficios van a tardar todavía un buen rato.

El mensaje de hoy seguramente irá enfocado a infundir confianza en  el futuro esplendoroso que espera a la nación, según los dibujos previos que nos han hecho. El presidente va a reiterar los beneficios que un día llegarán y por lo pronto esbozará las medidas con que pretenderán hacer realidad los supuestos de las reformas.

El problema es que la realidad es terca. Cuando se hizo la reforma laboral, el exsecretario de Trabajo y hoy Senador, Javier Lozano Alarcón, dijo que de manera inmediata, sin más acciones que la pura vigencia de la ley, se crearían más de 250 mil nuevos empleos. No hubo tal y ni siquiera mucho menos.

La reforma en Telecomunicaciones iba también a generar resultados inmediatos, pero todavía no se ha implementado. Todo lo que hemos visto es el mismo juego e siempre, con Telcer desprendiéndose de activos poco valiosos para en los papeles, aparecer más pequeña y dejar de ser “agente dominante”; las demás telefónicas sumándose y restándose entre ellas y el internet igual de malo que siempre. De los nuevos canales, ni señas, mucho menos de los nuevos empleos.

De eso se tratará seguramente el mensaje: no hay nada ahorita, pero va a haber. Para eso fueron los esfuerzos de las reformas. Y el aplauso en el auditorio ahí presente será unánime.

EL CRITERIO CON

QUE SE GOBIERNA

Si es discutible que un domicilio familiar sea dejado sin servicio de agua potable por falta de pago, imagínese usted una escuela, o peor aún, un conjunto de escuelas. Pues eso es lo que ocurrió ayer en Los Mochis. Al señor gerente de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Ahome –JAPAMA- le pareció que era un buen escarmiento cortarle el agua a la UAS, para que aprenda que todo mundo debe pagar el servicio.

Jaime Alberto Félix Reza entiende así la eficiencia que prometió en enero anterior, cuando rindió protesta. Por supuesto, difícilmente puede haber tomado una medida de ese tamaño sin consultar o al menos avisar a su jefe el alcalde.

La respuesta de la UAS fue inmediata: se suspendieron las clases porque obviamente no puedes concentrar a veintisiete mil alumnos más maestros y trabajadores, en un lugar donde no hay servicio de agua, sin que se corra el riesgo de una enfermedad.

La UAS, por supuesto, está obligada a pagar los servicios de que dispone y es su obligación ponerse al corriente o por lo menos llegar a establecer un convenio, pero suspender el servicio a una zona escolar es un acto de salvajismo que no se aminora con haber reanudado el servicio ayer mismo por la tarde, después de las gestiones hechas en ese sentido por el rector Juan Eulogio Guerra Liera.

Ese es el problema de los gobiernos gerenciales, que trasplantan empresarios a las oficinas públicas como si una y otra labor fuesen idénticas, además de la natural tendencia contra todo lo que tenga tufo a popular. Porque seguro ni el alcalde Arturo Duarte ni el gerente Félix Reza habrían suspendido el servicio al Tec de Monterrey, de haberse dado el caso.