EN LA GRILLA

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*Inundaciones van y vienen, y nada hacemos

*Mientras tanto, sigue la fiebre de los palacios

*Acaban vacaciones de verano, vuelven lo temas

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

En las charlas callejeras, en los hogares y por supuesto en las redes sociales, el comentario generalizado fue sobre los daños que generó la lluvia del domingo por la madrugada y la conclusión: “y eso que no fue ciclón”.

En efecto, se trató apenas de uno de los desprendimientos de la zona de inestabilidad que sigue amenazando a la región, pero con eso fue suficiente para que se volvieran a inundar las colonias que tradicionalmente lo hacen, y también otros asentamientos más recientes que se supone fueron construidos “con todas las de la ley” y que por tanto, no tendrías por qué hacer pasar a sus habitantes los problemas que han estado viviendo.

El problema es que seguimos discutiendo el nivel de los daños actuales, haciendo comparaciones con lo que ocurría en otros tiempos y por supuesto, con la conclusión infaltable de que el cambio climático nos afecta, y la otra que nunca falta: que el gobierno no hace nada por resolver, prevenir o evitar este tipo de problemas.

Al hacer su evaluación de los daños, el alcalde Carlos Felton González hizo una relación muy puntual de daños materiales y humanos. Por desgracia una persona desapareció arrastrada por uno de los arroyos pluviales y hasta anoche no había sido localizada.

Causó polémica la expresión de que “los daños están bajo control”, pero al margen de lo desacertado del comentario, lo que debiéramos analizar en este momento es qué hacer para aminorar los daños, para esperar bajo mejores circunstancias el momento en que llegue a pegarnos de lleno esa tormenta que por fortuna no nos ha pegado en muchos años.

Hoy, cuando todos los funcionarios de altos vuelos o que pretenden serlo, los legisladores, los asesores y los promotores ofrecen ir a la capital a cortar del huerto de los presupuestos, es hora de enfocarse en lo verdaderamente importante y buscar solución a los problemas de fondo que vive la ciudad.

En la reciente presentación del proyecto Parque Central, el promotor principal, Ernesto Coppel Kelly, advertía que la ciudad tiene que seguir resolviendo sus problemas, con el crecimiento basado en la atención de las necesidades, mientras se buscan recursos para asuntos como el del propio Parque.

Hay que atender el consejo. Si por un lado es posible ir a asegurar dinero que el gobierno del país va a destinar a parques de este tipo, especialmente en las áreas turísticas, que se haga, pero sin descuidar el elemento tan importante que es el mejoramiento integral de la ciudad. De nada nos servirá tener un parque bellísimo como el que se propone, si en los alrededores los drenajes brotan como fuentes de malos olores, o si las avenidas pluviales siguen sin resolver en perjuicio de todos, y al final hasta de las fracciones sobrevivientes de la Laguna del Camarón que se buscan integrar al propio parque.

En todo caso será hora de sacrificar proyectos personales, marcas propias para la ciudad, que pueden ser necesarias, pero con una característica: si no se hacen, no pasa nada. Sería el caso del nuevo palacio municipal o “plaza cívica!”, como ha sido bautizado el proyecto, para evitar que la llaneza de la descripción ofenda a una parte de la ciudadanía.

Es hora que todos hagamos algo. Los ciudadanos, como dijo el alcalde, debemos dejar de tirar basura en la calle. Los taponamientos de alcantarillas y rejillas son fundamentales para evitar que el agua se vaya. Tirarla a los cauces y canales es garantía de inundación. Los organismos desconcentrados o mixtos, como el Codesin, tienen mucho qué empujar, aunque por el momento anden buscando métodos de calificación al desempeño, más con base en los famosos isos nueve mil, que en las necesidades reales y concretas de las comunidades.

LA FIEBRE DE LOS PALACIOS

En Ahome, el alcalde Arturo Duarte se siente del otro lado tras recibir el aval para que su proyecto de un nuevo palacio municipal se desarrolle en el terreno que él había planteado y que resultó controversial. Pero más allá de la ubicación, el fondo de la discusión era el lugar que ocupaba un nuevo palacio en la lista de prioridades de la sociedad mochiteca.

Ya avalado, no sólo se sintió exonerado del pecado original, sino que hasta se las dio de magnánimo y propuso “dar vuelta a la página”, es decir, olvidar las discusiones. El asunto se debe analizar hasta el último momento. La autoridad debiera tener capacidad suficiente como para escuchar a quienes se oponen.

No se ha visto hasta ahora una actitud de apertura para entender qué lleva a los opositores del proyecto a pensar de manera distinta. A lo más que han llegado es a pensar que se trata de una actitud política. Ya hemos comentado aquí la actitud de un alcalde –Duarte- que vive seguro de que su municipio no tiene problemas, que todo está bien hecho y marcha a la perfección, sin que haya un solo detalle que le quite el sueño. Con esa visión, se entiende la necedad del palacio municipal. Y si lo dejan, es capaz de irse a ver quién le construye un autódromo, para evitar que los juniors jueguen arrancones en las calles.

En ese empeño, ya anunció que en cuanto regrese de sus vacaciones el Congreso del Estado –hoy, precisamente- solicitará la autorización de un crédito por seis millones de pesos para garantizar la contraprestación a quien gane el contrato de asociación pública privada con que se va a construir el nuevo e imprescindibilísimo nuevo palacio municipal.

Hay una pregunta que por supuesto, resulta ociosa porque cuando se trata de salirse con la suya, los políticos encuentran siempre una salida, pero la pregunta va: ¿Qué no está prohibido que los gobiernos se endeuden para desarrollar proyectos que no sean productivos? ¿qué tiene de productivo un palacio municipal? En realidad es como si se pidiera dinero prestado para meterlo al gasto corriente.

Todavía más: ¿cómo es posible que un alcalde esté planteando que le permitan endeudarse para garantizar el enganche de una deuda todavía mayor?

¿Para eso querían llegar a ser alcaldes? Es obvio que sí: para eso.

REGRESA EL CONGRESO

CON DOS PENDIENTES

Ayer terminó oficialmente el periodo vacacional de verano. Las escuelas de educación básica volverán a estar pletóricas, como pletóricos estuvieron durante el fin de semana los comercios que distribuyen uniformes y lotes de útiles escolares. Ya veremos durante esta semana, los resultados del nuevo sistema de entregas, que eliminó los vales y con ellos, se supone, la influencia de los directores y maestros a favor de algunos proveedores.

El gobernador Mario López Valdez encabeza la ceremonia de inauguración del ciclo lectivo, en Guasave y en cada municipio se realizarán actos similares. La incógnita es cómo van a encontrar las escuelas después de los periodos vacacionales, en un tiempo en que ni la delincuencia ni el vandalismo respetan estos lugares que debieran ser preservados, que de por sí son muchas las carencias y limitaciones que tienen.

Pero lo que más expectativa causa para esta semana es el regreso de los diputados y el aparato directivo y administrativo del Congreso. Por las últimas dos semanas hubo un receso legal en las actividades de ese organismo, y tiene inmediato a su regreso, dos asuntos que resultan de primera importancia para la sociedad sinaloense.

Uno es por supuesto la derogación del Artículo 51 Bis de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, la llamada Ley Mordaza, que todo mundo se comprometió a hacer desaparecer el próximo jueves, cuando se vote el dictamen de la iniciativa que mañana será presentada.

El propio gobernador Mario López Valdez está convencido de que no hay una salida distinta, y tampoco necesidad. Con la aplicación del Código Federal de Procesos Penales es suficiente para preservar la escena del crimen y la dignidad de las víctimas, sin dar paso ni a malos entendidos ni a problemas como los que se vinieron, comentó el viernes pasado.

El presidente del PAS, diputado Héctor Melesio Cuen Ojeda, coincide plenamente con esa salida y no le ve problema a la derogación del 51 bis, aunque en una entrevista previa había hablado de dos reformas a otros artículos, para dejar en claro lo de la escena del crimen y la protección a las víctimas, sin dar lugar a manipulaciones o a confusiones que afecten a la libertad de informar.

Y así el PRI, el PRD y hasta el PT, cuyo representante y dirigente dice que votó sin saber porque llegó apresurado después de una urgencia en el baño. Es decir, prolongó a la votación su acto personal e intransferible.

Esto, que se ve tan claro, no les parece así a los diputados panistas Judith del Rincón y Adolfo Rojo Montoya, quienes insisten en que el derecho a informar debe reglamentarse en el renglón de la nota roja. Después por supuesto, estarían en posibilidad de ampliar el cerco a otras áreas. Por lo visto, ellos son así.

El oro punto pendiente es el de los funcionarios de las administraciones municipales anteriores, quienes son objeto del clamor de la sociedad para que regresen… lo que se llevaron.

Es un tema en que no se puede aflojar ni siquiera un  poco. Que el regreso de los dineros mal habidos tiene que convertirse en un asunto normal, hasta lograr que alguien la piense cuando le ataque la tentación.

DICE ARIAS QUE LAS

BANCAS NO SON SUYAS

En la entrega del viernes pasado, comentamos la aparición de unas bancas que el gobierno municipal autorizó para que exploten la publicidad en la vía pública, sin que el asunto pasara por el cabildo. Dijimos entonces que las bancas eran propiedad del controvertido exfuncionario municipal y estatal Adalberto Arias.

El mismo viernes, Arias se comunicó para aseverar que las bancas no son suyas, que su empresa simplemente se encargó de la rotulación y que generosamente les permitieron dejar ahí el logotipo de su negocio.

Por cierto, el ayuntamiento no ha dado ninguna luz al respecto.