EN LA GRILLA

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*Primeras concesiones en al reforma fiscal

*No pasa nada ni cuando nos arrasa el agua

*La mala situación de otros afecta a Mazatlán

FRANCISCO CHIQUETE

Ni tú ni yo, harbano, pareció decir el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cuando anunció que no serán gravadas con el IVA las viviendas de tipo popular, como pretendía el proyecto original de la reforma fiscal presentado por el gobierno de la República ante el Congreso y sobre todo, ante los partidos políticos.

Muchos consideraron desde el principio que la aplicación del impuesto al valor agregado en colegiaturas, viviendas y créditos hipotecarios era sólo un elemento para negociar, de modo que el resto de los conceptos pasara más o menos igual, y esta primera medida anunciada oficialmente parece darles la razón, aunque sólo de manera parcial.

En este nivel, apenas inicial del debate sobre la reforma, no es posible definir si esa oferta de Videgaray es un primer paso para seguir negociando, o un límite para las demandas. –Ya les dimos las viviendas de tipo popular, no insisten con las de mayor costo, podría ser la decisión en ese sentido,. Dependerá seguramente de la presión que puedan ejercer no ya las clases medias a las que impacta esta decisión, sino los empresarios, tanto del ramo financiero como los de la construcción, quienes inmediatamente pusieron el grito en el cielo por este anuncio del gobierno federal.

Insistimos: es demasiado pronto para saber hasta dónde llegarán las concesiones del gobierno de Enrique Peña Nieto a quienes protestan aprovechando su influencia en los medios e instigan protestas de la clase media en las redes sociales, que han estado sumamente activas en ese renglón, a partir de la aparición de la iniciativa.

Ya antes los diputados priístas habían anunciado, como concesión obtenida por ellos, que tampoco aplicaría el IVA a las colegiaturas, que fue el punto más repudiado, sobre todo por el Partido Acción Nacional, que vio en este punto una gran oportunidad para hacerse de una base social importante, tras las mermas que le han generado los malos gobiernos que encabezó, la derrota electoral del año pasado y el descrédito de los pleitos internos.

Aunque usted no lo crea, la posible aplicación del impuesto al consumo en colegiaturas privadas movió también las opiniones en el PRD y hasta en Morena, que han sido organizaciones que siempre han insistido en la importancia de respaldar a la educación pública, y que hasta han criticado la presunta privatización de los servicios educativos a través de la reforma de esa especialidad que terminó de ser aprobada en el Congreso a principios de este agonizante mes de septiembre,

Lo que no parece que vaya a “transitar”, como dicen ahora los políticos, es la increíble y caricaturesca demanda que abunda en las redes sociales para defender una exigencia de carácter social y hasta de corte popular y humanista, según dicen quienes la enarbolan: la exigtencia de dejar también fuera del IVA el pago por alimento para mascotas.

Estos tres rubros han sido planteados incansablemente por quienes hasta antes de la iniciativa peñanietista demandaban hasta el hartazgo que se acabaran los hoyos negros en el IVA, que todo mundo pagara porque sólo mediante esa medida fiscal sería posible modernizar a la hacienda pública mexicana, dotar al estado de recursos para atender a la población, y generar una justicia impositiva. Por supuesto, estos varones de la redención fiscal hablaban de la aplicación del IVA a los alimentos y medicinas, ´pero no más, Hasta ahí llegaba su universo.

Ya les comentamos aquí el lamento por la afectación a la sociedad mexicana, cuando llegaron a la conclusión de que la propuesta infernal afectaba sobre todo a los padres de familia que tuvieran hijos en escuelas privadas, tuvieran mascotas, especialmente perros de gran alzada, y ganaran ¡cuarenta y tres mil pesos mensuales! Pobrecitos, apenas les iba a quedar gasolina para su Lincoln.

SIEMPRE HEMOS SIDO

UN PAÍS PRÓSPERO Y FELIZ

Durante su visita a Culiacán, el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Enrique Martínez y Martínez, trató de levantar el ánimo a los sinaloenses y de paso a los mexicanos en general, hablan do de un verdadero milagro de carácter económico y financiero.

A pesar de las disminuciones en la producción que nos está provocando el paso de los huracanes Ingrid y Manuel por diversos estados de la República, dijo, no habrá aumentos en los precios de los alimentos. Estaremos vigilantes para que esto no sea motivo ni pretextos de alzas, y para ello aplicaremos un programa conjunto con la Profeco.

Como propósito, es muy bueno. Ya sea por escasez o por especulación, en situaciones como ésta el primer efecto colateral es  precisamente el alza de precios, con el que ganan muchos que salen a pescar a río revuelto. Es, además, una de las leyes de la teoría económica: a menor existencia, mayor precio.

Pero resulta que ya en la propia administración pública federal empezaron las justificaciones. El secretario de Economía aseveró que si bien en efecto se están registrando alzas en los alimentos, éstas serán de carácter temporal.

La posición de Martínez y Martínez me recordó una vieja vivencia.

En 1979, trabajando como reportero para los noticieros de Canal 11, tuve la oportunidad de cubrir la fuente presidencial. Y ahí anduve de estado en estado, en la comitiva de José López Portillo, atestiguando y reseñando actos de diversa índole, entre los que no podía faltar por cada entidad, uno de carácter agropecuario.

En Zacatecas había entrega de seguros agrícolas para campesinos afectados por la sequía; en Tabasco eran para las víctimas de las inundaciones. En Chihuahua los que perdieron sus cosechas a causa de las heladas y en Chiapas, por citar unos cuantos, la presencia de plagas. El propio presidente dijo a la tercera o cuarta oportunidad que lamentaba mucho tener que estar entregando cheques de indemnizaciones y aseguranzas, y no estímulos por altos rendimientos,

A pesar de eso, el secretario de Agricultura, el gobernador anfitrión y el líder campesino en turno, coincidían en cantar las glorias de un campo productor de alimentos que semana tras semana, gira tras gira, superaba ampliamente los logros anunciados en la visita anterior.

Siempre me pregunté cómo lograban aquella mágica conjugación de tragedias agropecuarias (porque las indemnizaciones también incluían a ganaderos y hasta apicultores) con elevadísimos niveles de producción campesina. Por supuesto que no había tal. Todo era un torneo para ver quién quedaba mejor con el presidente y éste se hacía de la vista gorda porque tampoco era cosa de andar diciendo que su régimen era un fracaso en lo que se proclamaba como la esencia de la nación, sobre todo en aquellos tiempos en que era cuestión de honor producir los alimentos que la nación ingería, aunque sotto voce se importara hasta nuestro autóctono maíz. Ya con Miguel de la Madrid se perdería la pena y hasta se presumiría la capacidad para traer, más barato, el maíz amarillo africano y el blanco argentino. Y así hasta la fecha.

EL OTRO DAÑO

Escamada por las noticias que corren acerca de la suerte de Acapulco, mucha gente ha decidido cancelar sus vacaciones, viajes de fin de semana o participación en Congresos incluso en Mazatlán, donde no pasó nada con Manuel, aunque el ayuntamiento insista en que le den dinero del Fonden por haber roto el pavimento de las calles y los tubos del drenaje.

Sólo uno de los hoteles locales lamentó la cancelación de más de cien habitaciones de dos grupos que por separado habían anunciado sus visitas, Uno venía de Sonora y el otro de Durango. Y así en varias empresas se han tenido experiencias de ese tipo.

El propio secretario de Turismo, Franck Córdova Celaya, dice que en su dependencia se han recibido cientos de llamadas de personas que quieren saber cómo está Mazatlán, si no quedó muy dañado con el huracán, si ya están funcionando los hoteles, si en caso de decidirse a venir no corren el riesgo de quedarse, si el aeropuerto ya está normalizado, aunque nunca haya suspendido actividades.

Esto hace necesaria una campaña promocional para decirle a la ente que estamos bien, que no nos pasó nada, pero eso muchas veces es contraproducente, pues alerta en sentido contrario a personas que ni enteradas estaban de que pudimos haber estado mal.

A nosotros sí que nos llovió, y ahora nos llovizna.