*Los foros de Gerardo Vargas Landeros
*Chuytoño: una investigación limpia
*El sueño del ferrocarril Durango-Mazatlán
FRANCISCO CHIQUETE
El secretario general de gobierno, Gerardo Vargas Landeros, desplegaba toda su elocuencia, buscaba transmitir todo el entusiasmo necesario para que la sociedad participe en los foros de consulta para la reforma del estado. Las maravillas de la participación social desfilaron por los oídos de los periodistas, y especialmente por sus grabadoras y cámaras de video.
Vargas Landeros garantizó la atención de todos los partidos y del propio gobierno a cada propuesta ciudadana, la transparencia en el manejo de esas ideas de la sociedad, la imparcialidad de los coordinadores y relatores de cada una de las mesas, de tal manera que se alcance la posibilidad de un estado más justo y equilibrado.
Sobre todo esto hablaba el número dos del gobierno sinaloense, pero los periodistas estaban en otra cosa. El espíritu de la chapomarcha, de las repercusiones del torpe manejo policíaco y de los malos tratos a los periodistas.
Pero el gremio periodístico es disciplinado y llevó el tema original hasta su culminación, con todo y las dudas sobre la garantía de que los ponentes serán atendidos, de que se respetarán los derechos sobre las propuestas, de que se superará el interés a veces mezquino de los partidos. De todo fue garante el secretario general. Él y el sistema de internet que permite verificar las discusiones de cada semana entre los integrantes de la mesa Compromisos por Sinaloa, o leer cada una de las ponencias que vayan siendo manejadas en las mesas de cada foro. Esa, explicó, será la mejor auditoría y los partidos tendrán que considerar cada planteamiento, pues finalmente contamos con la voluntad de todos para analizar conjuntamente cada cosa que se proponga a favor de nuestro estado,
Los coordinadores de cada mesa, dijo, son propuestas en cuya selección definitiva participan todos. En Mochis hubo mesas excelentes, como la de desarrollo económico, a cargo de Mario Sergio Arredondo Salas; la de equidad de género con Margarita Villaescusa, quien está propuesta para desarrollo social en Mazatlán, lo mismo que Arturo Fajardo para la reforma política.
Al final insistió en que entre más participaciones se tengan, más avances podrá lograr el estado, más allá de la asimilación a las reformas que se están acordando a nivel nacional y que serán punto de partida para crear nuestras propias condiciones legales.
Como quiera, cuando como los toreros, juzgó que la lidia había llegado a su término, mató el tema y aflojó el cuerpo: ahora sí, señores, las dudas que tengan.
Y se vino el remolino de cuestionamientos sobre los disparos en la segunda chapomarcha con la correspondiente protesta de que no hubo una orden así desde el gobierno; las interrogaciones acerca de la investigación que por supuesto, llegará hasta las últimas consecuencias y el rechazo a que existan presiones del gobierno federal para evitar las manifestaciones, la reiteración del respeto irrestricto al derecho de manifestación y expresión de los ciudadanos.
Y e ahí al trago gordo de la agresión a periodistas que por supuesto, tampoco es ordenada ni mucho menos tolerada. Vamos a investigar a fondo cada caso y vamos a proceder conforme a la ley, ofreció. Al final ni manifestantes ni periodistas tienen de qué preocuparse en este tipo de situaciones, que no son parte de la actitud del gobierno, sino circunstancias que se salieron de control, pero que serán no sólo investigadas, expuso otra vez y cada vez que la pregunta iba y volvía, sino también sancionadas en su caso.
LA SINCERIDAD DE
AGUILAR ÍÑIGUEZ
Pero la verdadera fiesta estaba afuera. Como parte del círculo de seguridad del secretario general de gobierno, el director de la Policía Ministerial del Estado, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, el coordinador de seguridad pública del gobierno de Sinaloa, general Moisés Melo García y otros jefes policíacos esperaban el final de la conferencia. Descubiertos por los reporteros, muy pronto estuvieron en el centro de interrogatorios exhaustivos que además no tenían el corset de un tema central, como ocurrió en el salón anterior.
Por supuesto, Chuytoño tuvo que repetir una y otra vez las negativas. No hubo orden de disparar; se está investigando quién fue; no debió llevarse armas, aunque la verdad es que fue un día en que se acumuló el trabajo: había que estar en Mazatlán, concretando el operativo de seguridad del carnaval y no se esperaba que la marcha de Culiacán, que ya había sido aparentemente disgregada por los propios participantes, volviese a aparecer en otro sitio y con otros ímpetus.
No hay, explicó, ninguna consigna contra los periodistas. Lo que pasó con el caso de Guamúchil es que al reportero se le cayó la cámara y cuando fueron a ver qué estaba pasando las cosas se alteraron; en Culiacán no se sabía que la persona a la que se estaba manejando era periodista, si no, se le hubiera tratado con más respeto.
Pero donde opuso más resistencia a los señalamientos o insinuaciones de los reporteros, fue en el caso de la Plazuela Machado. Cuando se le pegunto no no habría alguna irregularidad en el manejo del detenido, porque pasó de una corporación a otra, Chuytoño tuvo uno de los arranque de sinceridad más vehementes.
-Mire, esa es una de las pocas investigaciones limpias que hemos tenido…
La sorpresa de los reporteros ante tan contundente aseveración no lo detuvo. Él tenía los elementos para acreditar esa limpieza, aunque fuese de escasa asiduidad: cuando ocurrieron los hechos, en quince minutos ya había una reacción con presencia y un cordón que nos permitió la captura del responsable, lo detuvo la municipal, aunque ahí estábamos todos, y nos lo pasó; nosotros lo consignamos inmediatamente al juez, no lo entretuvimos ni tardamos nada en hacer la consignación; el muchacho estaba bien tratado y lo presentamos ya con los exámenes hechos y toda la documentación en regla. Los exámenes nos dijeron que este hombre traía en el cuerpo alcohol, cocaína, mariguana y cristal, y además salió positivo en el disparo de arma de fuego. Todo limpiecito.
Todos estuvimos de acuerdo en que sí, era una de las pocas investigaciones limpias que han tenido.
UN ÚLTIMO TEMOR
Ya después del acoso, Chuytoño comentaría una de sus tribulaciones de ese domingo terrible. –No sabíamos que iba a haber manifestación en Culiacán y como les dije, creíamos que ya se había dislocado, pero había muchos rumores de que los manifestantes se iban a venir a Mazatlán, a plantarse en el carnaval, lo que nos complicaba la situación y nos habría distraído el operativo de seguridad que ya teníamos armado para la fiesta.
Bajo esa tensión estaba cuando ahí donde aterriza el helicóptero, a un costado de las instalaciones de la Ministerial, vi llegar un camión de pasajeros, de esos que utilizan el terreno contiguo para bajar a los que vienen en charters. Me entró la duda de si los manifestantes no se nos irían a meter por ahí, y fui al encuentro de la gente.
A la primera que bajó le pregunté con mucha preocupación: ¿de dónde vienen ustedes señora?
Cuando me dijo que de Guadalajara, abrí los brazos y con mucha sinceridad, le dije: “pues bienvenidos”.
NUEVA HERMANDAD
CON UN VIEJO SUEÑO
Ayer se formalizó una hermandad entre las ciudades de Mazatlán y Durango, con el propósito de impulsar proyectos conjuntos que generen mayor desarrollo económico entre ambas ciudades, aprovechando coincidencias y diferencias, para generar una complementareidad.
Se trata de aprovechar no sólo la unidad generada por la nueva carretera a través de la sierra y los impulsos generados por el Corredor Económico del Norte, sino de crear productos conjuntos en el ámbito turístico, por ejemplo.
Entre los muchos proyectos que se manejaron como posibles de realizar o deseables, apareció el viejísimo tema del ferrocarril Durango-Mazatlán, que dejó sobre la sierre huellas de lo que desde siempre ha sido el criterio gubernamental para manejar los recursos.
Un día se anunció la creación en Mazatlán de una refinería, y para disponer de mejor abastecimiento de materiales y otros abastecimientos, se concibió la idea de una línea de trenes que atravesara la Sierra Madre Occidental. A esas alturas se había aletargado ya la construcción de ferrocarriles en México, pero igual se revivió la vieja idea de líneas transversales en un país que sólo se comunicaba de norte a sur.
Pero entre que los mazatlecos dijimos no a la refinería, porque ello acabaría con la promisoria industria pesquera que se desarrollaba entonces, y ahogaría al turismo que era una esperanza lejana, y entre que el gobierno cambió de manos y se acabó la prioridad ferroviaria, el Durango Mazatlán quedó en algunos puentes construidos sobre la sierra, algunos túneles que sólo sirvieron para filmar una película (El túnel siete) y la queja eterna de Mazatlán en el sentido de que le quitaron una buena alternativa.
Nunca sobran las cartitas a Santo Clos, aunque sea en plena cuaresma.