EN LA GRILLA

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*Sorprende la segunda marcha a favor del Chapo

*La dupla Malova-Felton posó la prueba del estadio

*Cumpleaños de políticos, reales pruebas de futuro

FRANCISCO CHIQUETE

Una segunda marcha a favor del Chapo Guzmán en las ciudades de Culiacán y Guamúchil vino a poner en evidencia que el problema de la narcocultura está más acentuado que lo que cualquiera hubiese calculado. De todos modos lo sorpresivo aquí es la actitud del gobierno, que reaccionó tratando de impedir las marchas o de disuadirlas.

Las versiones varían de cinco a cien detenidos durante la manifestación de Culiacán, donde entre otras cosas hubo cierres de calles para que los manifestantes no fuesen a su meca, que es la capilla e Malverde, y otros incidentes entre los que se cuentan roces de agentes policíacos con periodistas, como si éstos fuesen los responsables del problema que les mandaron a vigilar.

Ya la parte positiva de la sociedad probó las dificultades de movilizar a la gente. La marcha del sábado, por la dignidad de Sinaloa, no tuvo éxito. Fue muy poca la asistencia y todavía menor el impacto que se consiguió con esta acción. Por el contrario, en las comparaciones salieron ganando los familiares y amigos de Guzmán Loera, como fueron clasificados los organizadores iniciales.

Éstos se dieron el lujo de improvisar una segunda marcha con los mismos resultados de asistencia, lo que les permite demostrar que aún frente a la indisposición u oposición gubnernamental, que incluye la amenaza de investigación a los asistentes, los interesados volvieron a salir y a manifestarse aún en condiciones adversas.

Lo que hace el gobierno es desgastarse frente a la necesidad de reafirmar su autoridad. Si despliega sus elementos de disuasión y no consigue replegar a quienes saben que defienden una causa innoble, termina por alentar más a los manifestantes.

Por lo demás, está visto que su universo es el mismo; que quizá haya un porcentaje adicional que piense como los que sí asisten, pero no se atreven a expresarlo públicamente. Aún así, se trata de una cantidad muy menor que no puede ser comparada con los muchos sinaloenses que aspiramos a que el estado vuelva a la tranquilidad, a la convivencia sana y segura.

Podría decirse que el estado, o quienes en estos momentos están al frente de él, fue sorprendido por un fenómeno emergente, pero la realidad es que se trata de un problema que lleva mucho tiempo gestándose y que los sucesivos regímenes estatales han tolerado o fomentado, según el momento que a cada gobernante le haya tocado.

La famosa capilla de Malverde, que ayer fue vedada a los manifestantes, es una muestra palpable de esta situación. Quienes no la conozcan, se impactarán en serio cuando vean su interior plagado de mensajes enmarcados para agradecer la posibilidad de hacer un viaje –con “mercancía” por supuesto- y otras situaciones que son verdaderos asuntos policíacos envueltos en un fervor pseudo religioso.

Cuando Alfonso Genaro Calderón construyó la unidad de gobierno, se vio afectado el sitio originalmente en que la tradición decía que el cadáver de Malverde fue cubierto por piedras de la gente del pueblo, que así burló el ordenamiento oficial de no darle sepultura. Para evitar un enojo de la “feligresía” Calderón reconstruyó la capilla y regularizó el nuevo terreno. Los demás gobernantes toleraron la existencia de ese credo, que con Toledo alcanzó sus momentos de mayor  expansión y alguno hasta ofició de ideólogo para dar imagen al “santo”.

Personaje de novelas negras, de artículos de chacoteo, de cuentos, Malverde se ha significado como el icono de una tendencia que abarcaba cada vez más espacios, casi tantos como los que ocuparon luego los buchones, “los viejones”, y así, hasta llegar a estos momentos en que se les llegó a considerar como escudo protector.

Después de un proceso como éste, en que las condiciones económicas y sociales sirven como refuerzo para esa tendencia, pretender detener las marchas con patrullas pareciera una estrategia equivalente a la de apagar el incendio con gasolina.

PASARON LA PRUEBA

DEL TEODORO MARISCAL

El sábado por la noche, el gobernador Mario López Valdez y el alcalde Carlos Felton subieron al escenario del estadio Teodoro Mariscal para coronar a la reina del carnaval, Lorena I, en una ceremonia que desde hace varios años reúne a las autoridades locales y estatales, y las expone ante uno de los más duros sinodales que pueda haber en esta ciudad.

El año pasado, antes de la derrota electoral, Malova y Alejandro Higuera fueron objeto de silbatinas y abucheos importantes, No de todos los asistentes, pero sí de una parte notoria. A la luz de los acontecimientos posteriores la derrota electoral y el cierre tan difícil de su gobierno, es dable pensar que la música de viento era para Higuera.

Porque imagínese usted, que Felton haya salido tan bien librado, cuando todavía no logra brincar el obstáculo del predial, implica que su antecesor traía ya una carga muy fuerte sobre sus espaldas, sobre todo cuando el Teodoro Mariscal precisamente fue escenario de grandes triunfos para el político de La Noria, quien en ese escenario vio caer a muchos de sus rivales y enemigos políticos.

Felton de todos modos tiene que ir aprendiendo la mecánica de esas expresiones de la sociedad, pues si en estos momentos las cosas están bien, después de algunos acontecimientos el resultado puede variar. Por lo pronto queda demostrado que la luna de miel está vigente.

CUMPLEAÑOS CON

VISTAS AL FUTURO

Aarón Irízar es un hombre tranquilo, ajeno a las expansiones y sobre todo a los festejos rumbosos, aunque cuando es necesario acudir a los que otros ofrecen, lo hace. Ahí estuvo el caso de Daniel Amador, quien mantiene el tren conmemorativo de otros tiempos y por supuesto, muestra el músculo político con cualquier pretexto.

Irízar no convocó multitudes, pero sí reunió a cuadros de todo el estado y de todas las corrientes políticas, atrayendo la atención de todo el mundillo político sinaloense. Ese festejo fue uno de los pocos acontecimientos que sobrepasó el muro generado con las reacciones postchapo, que han avasallado a casi cualquier otro tema.

Es demasiado pronto para especular sobre la importancia de estos encuentros, pero de que hacen ruido, lo hacen.