EL PACTO POR SINALOA I

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RECOVERSIÓN DE LA ECONOMÍA

ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ

Hace por lo menos dos semanas que César Velázquez, director de la revista Politeia, publicó en el debate un trío de artículos  que contenían una convocatoria que a muchos de nosotros nos ha rondado en la cabeza: nos llama a los sinaloenses a que conformemos un acuerdo para la modernización Sinaloa. Creo que es una excelente iniciativa, y su puesta en operación podría coincidir con la llegada de los nuevos  presidentes municipales y los no menos nuevos legisladores.

En una serie de tres artículos expondré qué situación guarda la economía, el entramado político y el sistema de justicia. Estos brevísimos artículos serán descriptivos: se expondrán simplemente los problemas que los sinaloenses tenemos en los ámbitos enunciados, haciendo uso de los datos que tengo a disposición que datan fundamentalmente del último censo y de las reflexiones de algunos escritores y periodistas  que se han ocupado de ellos.  Vayamos ahora a los asuntos económicos.

 

SINALOA GRAVITA FUNDAMENTALEMENTE EN UNA ECONOMÍA DEL SIGLO XIX.

La economía sinaloense es una de las de menor dinámica productiva posee en el contexto nacional. Desde la apertura comercial en 1994 hasta 2008, el Producto Interno Bruto (PIB) ha registrado una tasa de crecimiento promedio de 2.2%, inferior al promedio nacional, que es del 3 por ciento. Su crecimiento ha sido por debajo de su trayectoria de largo plazo, signo que advierte de insuficiencias estructurales e institucionales en la promoción del desarrollo estatal. (Fuente: PED Sinaloa 2011/2016. P. 167)

Entre las entidades del norte de México la economía sinaloense es la de más lento dinamismo. El crecimiento promedio de esta región es de 4%, casi el doble del PIB sinaloense. La explicación del lento crecimiento económico se encuentra en la rigidez de la estructura productiva sinaloense, concentrada fundamentalmente en actividades del sector primario y con serías limitaciones para  generar de valor agregado y un sector secundario apenas incipiente y con limitadas capacidades de innovación.

Desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1995, la estructura productiva estatal no se ha modificado de manera significativa. Las actividades primarias continúan representando 21% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal, en tanto las de la industria manufacturera sólo genera un porcentaje del 7.3%. La participación de la industria local en la nacional es de 1.1%, muy por debajo del promedio nacional, que es de 3.1 por ciento. Ello ubica a Sinaloa en el lugar 25 entre el total de las entidades federativas.

 

REPERCUSIONES DE LA ECONOMÍA EN LA GENERACIÓN DE EMPLEOS.

Durante la última década se han generado solamente 7,451 empleos como promedio anual. El 90% del empleo formal de la entidad se concentra en cuatro municipios: Culiacán, Mazatlán, Ahome y Guasave. La crisis económica reciente generó un déficit en materia de empleo en la entidad, justamente por ello en los años 2008 y 2009 se reportó una generación anual neta de 4,544 nuevos empleos. Es en 2009 cuando se registran negativos menores en la creación de nuevos empleos: la Población Económicamente Activa estatal tuvo un aumento de 6,463 puestos de trabajo, cifra que permite cuantificar, a pesar del aumento, el rezago en puestos de trabajo que se acumulan año tras año.

A esta enorme deficiencia, se adjunta que gran parte de la población ocupada no percibe ingresos que permitan estimular el mercado interno de manera significativa. El ingreso del 62% de la población ocupada, que totaliza 1’134,439 personas, se inscribe en un rango de uno a tres salarios mínimos o no recibe ingresos por su trabajo, como es el caso de las empresas familiares. Sólo 14% percibe más de cinco salarios. El salario medio de cotización en el IMSS en 2009 fue de 164.60 pesos, muy por debajo del promedio nacional, que es de 229.60 pesos diarios. Ello es un indicador de la debilidad del mercado interno. En 2010, en el sector comercio labora 23% de los sinaloenses y en las actividades primarias trabaja 18 por ciento.

Además la población de que trabaja en condiciones críticas,  el sector informal de la economía se expande, en un contexto en que también aumenta la migración laboral hacia otros estados y a los Estados Unidos, aunque en los últimos años este flujos se ha retraído  por la crisis que experimenta aquel país y por las mayores restricciones judiciales que se han generado en la frontera norteamericana contra la migración ilegal, circunstancia que han afectado de manera significativa la válvula de escape que despresurizaba  las tensiones de un mercado de trabajo constantemente deprimido. Veamos en este contexto algunos datos sobre la fuerza laboral sinaloenses, según los datos de INEGI, 2010.

 

LA FUERZA LABORAL EN SINALOA.

En el lapso que del 2011 al 2016 se estima que la habrá una demanda laboral de  11,425 personas en promedio anual. Ello demandará un esfuerzo mayor en materia de creación de nuevos puestos de trabajo. La mayor presión provendrá del grupo de población ubicada entre 30 y 54 años. Hoy el 57% de los trabajadores registrados en el Instituto Mexicano Seguro Social (IMSS) se sitúa en aquellos rangos de edad. (Fuente: PED Sinaloa 2011-2016, 168)

En los dos primeros trimestres de 2010 el promedio de desempleados en la entidad ascendió a 50 mil personas, lo cual representa una tasa de 4.2 por ciento. El desempleo registra una tendencia creciente. A partir de 2007 aumentó sistemáticamente, lo cual es un indicio fehaciente de las presiones que sobre el mercado de trabajo están ejerciendo mayor número de sinaloenses.

El problema del desempleo se concentra fundamentalmente en la población con educación media superior y superior, pues cuatro de cada 10 personas tienen cubiertos estos grados de escolaridad; precisamente porque la económica del Estado es de baja composición orgánica, con el ingrediente de que su estructura de gestión es fundamentalmente tradicional, circunstancia que revela la calidad de nuestra economía pues la fuerza laboral no requiere conocimientos complejos por estar sujeta a las actividades primarias, con el agravante de que ahora están expuestas a las intemperancias del cambio climático que ha roto los ciclos que, más allá de sus relativos vaivenes, otrora se cumplían con la ayuda del santo patrón, que no pocas veces era “Nuestro Señor San Isidro”.

 

LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA

Dicho en síntesis: en la economía de Sinaloa predominan actividades productivas con escasa incorporación de valor agregado; aunque como verá más adelante: existen perspectivas de  cambio estructural en el mediano y largo plazos. Hoy por hoy todavía nuestra economía no es atractiva para los flujos de inversión privada,  tanto nacional como extranjera.

En efecto, otra de las principales debilidades de la economía sinaloense reside en su limitada capacidad para atraer inversiones. En el periodo 1994-2009 la Inversión Extranjera Directa (IED) alcanzó en la entidad, después de su máximo histórico de 94.1 millones de dólares. En los años subsiguientes registraron inversiones por 39.5 millones de dólares en promedio. Justamente por ello la participación porcentual de Sinaloa en captación de  inversión extranjera  es de sólo 0.2 por ciento de la inversión total en el país.

En el noroeste del país, Sinaloa es la entidad con menor capacidad de atracción de inversiones. En el periodo 2003-2009, la IED acumulada asciende a 252 millones de dólares, que representa 2.2% del total regional, que fue de 11,522 millones de dólares.

 

COLOFÓN

Hasta ahora la localización geoeconómica de Sinaloa no n le ha sido es favorable. Se halla lejos de la dinámica frontera norte, como de los principales centros de consumo del país. Su opción, en consecuencia, es satisfacer las nuevas exigencias provenientes de empresas mundiales que operan plataformas logísticas multimodales. Al contar Sinaloa con moderna infraestructura portuaria, carretera, ferroviaria, aeroportuaria y de servicios, logrará las condiciones para incorporarse a una dinámica económica global, pues logrará una nueva demanda de servicios que buscan eficientar tiempos, calidad y costos totales en la ubicación de productos.

En el nuevo modelo de crecimiento nacional surgido a partir del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN),  que se han acentuado por las tendencias económicas globales, nos que nos obliga a revisar de manera inteligente todo lo que sea necesario para crecer a través de la concreción de políticas públicas que se exigen en el siglo XXI. (Fuente: PED-Sinaloa, 2011/2016, 174)  Pero para todo ello y demás asuntos de la economía se requiere un acuerdo que nos permita trazarnos una ruta para Sinaloa que la conduzca a su plena modernización. Para la deriva que vivimos no necesitamos un pacto, simplemente basta culpar a los “otros” o a “ellos” de nuestras proverbiales contrahechuras.