EL CORONAVIRUS SE HA VUELTO VIRULENTO EN MÉXICO.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ

Vale más tarde que nunca: Las autoridades federales y estatales se han puesto las “pilas” y están enfrentando la pandemia que ya empieza azotar en nuestro país, son sin limitaciones como permitir la afluencia de 80 mil personas al festival ‘Vive México’ en la ciudad en la CDMX y otros espectáculos, y además con “deficiencias” en el cuidado de fronteras, aeropuertos y cruceros.

Dicho de otro modo: Hasta ahora existe una revisión aleatoria de pasajeros en vuelos y cruceros internacionales, pero no se han emitido restricciones de ingreso a puertos y aeropuertos; tampoco se han realizado pruebas masivas en la población para detectar posibles casos (BBC/Nicolas Nájar/ 13 de marzo 2020).

Esta falta de prevención provocado una multitud de críticas, aunque las autoridades aseguran que sus decisiones ante la pandemia de Coronavirus, pues según el subsecretario de Salud y responsable nacional contra el COVID 19, Hugo López-Gatell, su estrategia es parte del aprendizaje de México al enfrentar la pandemia de gripe AH1N1 hace 11 años. Fue una de las experiencias más educativas, lecciones muy útiles, afirma el experto a BBC Mundo.

Vale decir de pasada que este funcionario fue relegado de sus funciones por el presidente Calderón por que no estuvieron de acuerdo en los ritmos y en la medidas que debieron tomar aquel año.

EL TIEMPO NOS DIRÁ SI LÓPEZ-GATELL TUVO RAZÓN O SI SE EQUIVOCÓ.

Lo que sí no podemos dejar de criticar es el cúmulo de abrazos y besos que reparte el presidente en sus permanentes giras por el país; sobre todo cuando se ha “ordenado”, desde la Secretaría de Salud Pública, que debemos tener una sana distancia -por lo menos a metro y medio- para evitar el contagio, que puede serle mortal por llevar a cuestas poco más de sesenta años. Pero López-Gatell, que comanda la estrategia contra el virus, como dice una cosa dice otra; así como recomienda la sana distancia, se dobla ante la impertinencia cariñosa de ALMO. Leamos su genuflexión discursiva:

1.- El señor Presidente tiene dos connotaciones. La primera es que es una persona, y como persona hay que respetarla igual que a todos, y todos sus derechos de privacidad. Nadie tiene por qué estar acosando al señor licenciado Andrés Manuel López Obrador como persona, esa es su privacidad, ni para prevenirlo que puede infectarse o infectar a los demás.

2.- Además Él goza afortunadamente de buena salud y, aunque pasa de los 60 años, no quiere decir que es una persona de especial riesgo. Les voy a decir una cosa muy pragmática: casi sería mejor que padeciera coronavirus, porque lo más probable es que él en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente y va a quedar inmune…

LA MORAL ES MÁS FUERTE QUE LA BIOLOGÍA

Quizá López Obrador parafraseó en su mente una vieja y hermosa canción: ‘Ay, amor ya no me quieras tanto…’, por eso de que sería mejor que padeciera el coronavirus… Pero por quedar “bien” con el presidente hasta rayar en la lambisconería, le atribuyó poderes sobrenaturales, aunque usted no lo crea. Dijo Gatell ante una pregunta de un reportero: –Si llegara a ser portador porque va a las zonas de alta marginación, ¿podría contagiar?

El doctor se desató: “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros. El Presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tiene usted o que tengo yo, y usted también hace recorridos, giras y está en la sociedad. El Presidente no es una fuerza de contagio. No tiene por qué ser la persona que contagie a las masas o al revés…

Esta charada queda bien de López Gatell, me recuerda a aquellos tiempos presidencialismo priista. El presidente le preguntó a su secretario particular que si que hora era? El secre le contestó: ‘La que usted guste, señor presidente’. Y pensar que todos los presidentes han sufrido estas vergüenzas e ir subiendo escalón por escalón hasta que por azar llegan hasta donde llegaron.