Las cuentas de Cuén
Pasarela opositora
Ajenidad presidencial
¿Quién gana con la incorporación del PAS al frente opositor? Héctor Melesio Cuén, por supuesto.
Hasta antes de esa suma, el mandamás de la UAS aparecía arrinconado. Beligerante, pero arrinconado. Hoy cuenta con un respaldo político con capacidad para hacerle eco a nivel nacional que seguramente no incidirá en el procedimiento judicial que se sigue contra connotados personajes de la Universidad Autónoma de Sinaloa, pero si la cruzada electoral es exitosa, puede forzar una salida hasta ahora inimaginable.

¿Qué ofrece Cuén a cambio? La relatoría que hizo ante los dirigentes de los tres partidos políticos es impresionante. El presidente del Partido Sinaloense describió a su organización como un conglomerado integrado por 160 mil militantes, lo que según sus propias palabras, lo convierte en el partido local más exitoso de toda la República.
Entre las muchas cosas que circulan entre las redes sociales, aparece una cifra muy ilustrativa: el PAN, principal partido opositor en todo el país, tiene registrados catorce mil militantes en la Ciudad de México.
El problema con las cifras de Cuén es que pueden ser formalmente ciertas, pero muy poco rendidoras. Al romper la alianza que tuvieron Morena y el PAS, el gobernador Rubén Rocha Moya lamentó el acuerdo porque no le produjo los votos esperados. Hubiéramos ganado sin ellos, dijo.
Rocha Moya, en efecto, obtuvo 624 mil 225 votos, contra 358 mil 314 del frente opositor que lanzó a Mario Zamora, una diferencia de 265 mil 912 votos, de los cuales, apenas unos 90 mil fueron atribuidos oficialmente al PAS.
Con esas cifras, uno encuentra que apenas un poco más de la mitad de los militantes oficiales (160 mil), votan por su partido, de suerte que el Frente Opositor tiene como primera tarea convencer a 70 mil militantes del PAS que hace dos años no votaron o no lo hicieron por sus propios candidatos.

En cambio debe recordarse que la campaña electoral de Rocha Moya tuvo forma gracias a la capacidad organizativa del propio PAS, cuyos militantes armaban templetes, organizaban mítines y hasta rellenaban la sillería. En un acto realizado en El Venadillo, ejido conurbado de Mazatlán, a Rocha aún candidato le brincó que hubiese tantas caras conocidas y preguntó cuántos eran avecindados del sitio en que se reunían. Fueron unos cuantos, los demás eran parte del “público portátil”.
Por supuesto, toda suma es importante. Del lado de Morena, se ha hecho un barrido intensivo para acarrear a la causa oficialista a militantes de los demás partidos. Sumar a la oposición a un partido local que en la elección anterior estuvo con Morena da idea de que los movimientos se dan en todos sentidos.
Lo que falta ver en este caso es si los elementos positivos de esta incorporación, son mayores que los negativos que arrastran el PAS y su dirigente Héctor Melesio Cuén Ojeda.
LOS QUE SE
LEVANTARON
Conforme se acerca el momento de destapar candidatos a presidencias municipales y diputaciones locales, los aspirantes hacen más aspavientos, a veces sin checar la viabilidad de sus aspiraciones, no sólo por cuestiones de influencia electoral, sino por los acuerdos interpartidos.
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El caso más notorio es el del ex alcalde Jorge Abel López Sánchez, quien finalmente rompió el silencio y levantó la mano, exigiendo además una serie de condiciones para la realización del proceso. Una persona tan enterada como el exalcalde, ex senador, exdiputado federal, exdiputado local y exdirigente del PRI, entre otras cosas, no toma en cuenta que en las negociaciones del frente, el PRI se atribuyó la primera posición en la fórmula senatorial por Sinaloa, mientras el PAN se enfocó a garantizarse la candidatura a alcalde de Mazatlán.
Por cierto lo hace sin tener un candidato propio, lo que abre la puerta a un externo que hace apenas unas semanas pujaba por ser postulado en Morena, Guillermo Romero. Martín Pérez, militante panista, se ve desplazado y prácticamente sin posibilidades.
Esto del frente es tan amplio, que aunque usted no lo crea, hay un aspirante con antecedentes destacados, como es el caso de Aarón Flores Estrada, quien fue candidato y alcalde perredista en El Rosario, cuya administración terminó con el triste récord de convertirlo en el primer presidente municipal que en Sinaloa recibió del Congreso Local un pliego resarcitorio para que devolviese 90 mil pesos cuyo uso no fue justificado a la hora de revisar su cuenta pública. Por supuesto que no fue a devolver nada y por supuesto que tampoco le pasó nada.











