DESDE EL BURLADERO.

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PORFIRIO CADENA Y EL SANTA CLOS PEÑA NIETO.
– La esperanza por los justicieros, en un mundo bizarro.
– ¡Vengo a pedirle que mate un compadre!.
– ¡Vengo a que me autorice agua pa’ la siembra!.
Alfredo Ramírez O.
Escrita por Rosendo Ocaña en los años cincuentas. Narrada, en muchas de las series, por Enrique Avilas, la historia de Porfirio Cadena, “El Ojo de Vidrio”, era la de un forajido que se hacía justicia por su propia mano y…también impartía justicia por aquellos que nunca la habían recibido de parte de la “autoridá”.
Durante muchos pero muchos años, se transmitió en una gran cantidad de radiodifusoras, sobretodo de la zona norte y noroeste del país, con un éxito que rallaba en la locura impresionante.
Porfirio Cadena, era un bandido de la sierra que se hacía justicia por su propia mano; ayudaba a los pobres, impartía venganza con horca y cuchillo y tenía un chaleco de mallas donde no le entraban las balas.
Tenía un compinche que se llamaba Chinto de la Rosa y Flores, lilo bragado pero muy joto, que rompía con los esquemas de la sociedad de aquellos años.
Porfirio, El Pilo como le decía el Chinto, era exageradamente enamorado, y casi todas sus parejas se apellidaban García. Su orgullo era su hijo Alejandro que estudio y se graduó de “arquiteuto”, pero que nunca ejerció por andar cuidando al padre.
A Alejandro lo interpretaba un locutor que terminó sus días como agente de la policía de Tránsito.
Eso si, El Ojo de Vidrio no perdonaba a las “viejas traidoras”.
El locutor de Monterrey, que hacía la voz de Porfirio Cadena, era un comentarista y cronista de beisbol muy famoso, a quien el Alzheimer me bloquea el recuerdo del nombre.
En Mazatlán, Porfirio Cadena arrastraba multitudes de radioescuchas desde las ondas de la XERJ “La Ranchera de Mazatlán”, estación de don Oscar Pérez Escoboza, que en gloria esté.
Pues bien, hace un mundo de años, se les ocurrió traer al personaje a esta ciudad, sin esperar la magnitud de tal acontecimiento. Uno de los detalles que mas quedaron grabados, fue el hecho de una persona, adulto mayor, a quien trajeron sus hijos cargando en un catre desde una comunidad serrana de El Rosario.
Cuando llegaron a las instalaciones donde se iba a presentar el paladín, uno de los locutores le preguntó, palabras más palabras menos: ¿Qué viene a hacer por aquí, padre?. Vengo a ver a Porfirio Cadena, respondió.
Y ¿Para qué?.
Para que me mate a un Compadre. El es mi última esperanza!.
Bueno pues así nos imaginamos a Enrique Peña Nieto; quien aparte de desquiciar los sitios por donde se para. Genera la admiración de los hombres y las pasiones de las mujeres.
Y como el Porfirio, tal parece que es la ¡Ultima esperanza!. Todos llegan a buscarlo para pedirle algo.
“Quiero pedirle apoyo con agua, porque los malvados hados del destino no nos han bendecido”, “Quiero pedirle que mate la miseria de la Máxima dándonos mayor presupuesto”, “Ayúdame sacrosanto paladín para transformar Mazatlán y que se llenen los hoteles”, “Excelso señor, derrama tu gracia con un cargo para mi o mi hijo, que el tren de vida se está agotando”.
“Ay zandunga mamá por Dios, que nos arregle los terrenos que invadimos en la marisma”, “Paladín Celestial lléname de tu gracia con una fotografía para subirla al feis”; y así ad nauseum.
Como paladín, como Santa Clos… Y luego la decepción… El compadre de seguro siguió viviendo y las peticiones a San Copetón de la Glostora seguirán esperando.
LA DEL ESTRIBO:- ¿Por qué no asistió el Camaleónico?, Acaso supo que iban a piropear a David López?. HLP..DM