DESDE EL BURLADERO.

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A VER SI ES CIERTO, ESO DE LA CERO TOLERANCIA.
– El manejar llamando por celular es una verdadera plaga como los perros que tienen zurrado todo el centro de la ciudad.
– Palo para este tipo de personas, pero también palo y horca para los alcaldes pusilánimes y cobardes que no quieran aplicar el reglamento.
Alfredo Ramírez.
En el conclave del Estrella de Mar, donde participó la plana mayor del Gobierno del Estado encabezado por el gobernador Mario López Valdez; los alcaldes de los 18 municipios, invitados especiales y uno que otro diputado local y federal, sobretodo el especialista en brincar de partido en partido; se tomaron algunos acuerdos.
De todos, hay uno que llama la atención: “Se comprometen los alcaldes a aplicar el Bando de Policía y Buen Gobierno, sin excepciones ni distingos”, reza el boletín distribuido a los medios.
Pues que, acaso, cuando asumieron el cargo no protestaron cumplir y hacer cumplir la ley?, o acaso, por ser bando no es una norma de carácter obligatorio?.
Resulta extraño que asuman ese compromiso; ya que nos da a entender que los satrapitas municipales actúan como caciques pueblerinos. Es cierto, podrá reclamar más de alguno y nos refrescará la memoria con casos del pasado reciente.
En fín!, el compromiso tiene mucho significado, sobretodo porque aborda dos que tres fenómenos que nos han estado impactando de manera preocupante a toda la sociedad en general.
Primero, esa plaga nefasta que se ha propagado entre la inmensa mayoría de los automovilistas, en el sentido de ir hablando por teléfono celular como si estuvieran cómodamente apoltronados en su casa.
Enorme es la cantidad de accidentes que este tipo de lacras imprudentes han ocasionado.
De aplicar el Bando y sancionar como se debe, las arcas municipales estarían rebosantes de recursos económicos.
Sin embargo, la mayoría de los alcaldes no aplica la mano dura en ese sentido y, otros como, el estacionarse en doble fila, manejar sin cinturón de seguridad, escuchar música a alto volumen como si padecieran de sordera extrema o anduvieran mariguanos; manejar alcoholizados y…muchos detalles más; por la simple y sencilla razón de que, en primer lugar, les generaría el repudio electoral de esa bola de inconscientes que merecen ser encerrados a pan y agua en la más pinchurrienta de las mazmorras.
En segundo lugar, porque no cuentan con el personal suficiente, lo que origina, a su vez, que los pocos encargados de ejercer en los hechos esa autoridad se conviertan en una chusmamafia corrupta que engrosa sus ingresos mediante la mordida, producto de esa inoperatividad, complacencia o complicidad.
Lo cierto es, y Usted lo sabe bien, amable lector; este tipo de lacras automovilistas han propiciado innumerables accidentes, perjuicios económicos y hasta muerte; y como criminales natos, netos y en potencia deberían de ser juzgados.
Sin embargo, nuestro bien amado Gobierno, o los organizadores del Seminario de Funcionarios y Alcaldes, celebrado en la lejanía del Estrella de Mar se quedaron cortos.
Pues, también se hubieran comprometido, de la mano de la autoridad estatal, cada quien acorde a sus funciones, a aplicar la cero tolerancia a esa gavilla de gringos, canadienses y mexicanos imitantes que han invadido las calles de la ciudad paseando perros; debido a su incapacidad para procrear o pasear hijos, que van desparramando bazofia en las calles; también deberían de aplicar la cero tolerancia a aquellos transportistas que llevan pasaje a altas velocidades, jugando carreras y escuchando música a volumen símiles a los de los peores congales; a aquellos prestadores de servicio de transporte que prácticamente asaltan al incauto que les pide una dejada, con la frasecita ahora de moda. ¿le cobran 50 (sesenta, setenta u ochenta, según caso) por traerlo hasta acá?; a aquellos hoteleros que, cual viles aves de rapiña se ensañan con el visitante con el pretexto de la oferta y la demanda o de que es la oportunidad de recuperarse de temporadas malas; y así ad nauseum.
La cero tolerancia debe de ser pareja; incluso para el propio gobierno. Un ejemplo del pasado reciente fue la voracidad criminal y rapiñera de los fiscales y cobradores de piso, que amenazaban con todo y patrulla en pos de la comisión propia y de su jefecita satrapaica; y, del vigente presente, las canalladas que pretendieron y pretenden en Catastro, con sus vuelos aerográficos, ilegales e inconstitucionales.
Insisto, en el caso de los municipios pudieran hacer rebosar las arcas; pero, en el caso de los ciudadanos pudiéramos hacer rebosar las cloacas o las mazmorras.
La cero tolerancia debe de ser amplia, pero pareja.
LA DEL ESTRIBO:- Cordero ahora si hizo honor al apellido. Que gachó ha de haber sentido; aunque puede estar ya acostumbrado: al hecho de que quienes en su momento le jugaron amor eterno, muchisisisimos de ellos no lo cobijaron el mediodía de ayer. HLP…DM